BRASIL: Alisson; Fágner, Thiago Silva, João Miranda, Marcelo (Filipe Luis 10′); Paulinho (Fernandinho 66′) , Casemiro, Philippe Coutinho (Renato Augusto 80′); Willian, Gabriel Jesus, Neymar.
SERBIA: Stojkovic; Rukavina, Milenkovic, Veljkovic, Kolarov; Nemanja Matic, Milinkovic-Savic, Tadic, Ljajic (Zivkovic 75′), Kostic (Radonjic, 82’); Mitrovic (Jovic 89′).
Tras dos jornadas dejando sensaciones bastante lejos de las esperadas, Brasil enfrentó a una Serbia obligada a dar la sorpresa en la última fecha. Sabemos que los contextos siempre condicionan los planteamientos tácticos pero en torneos cortos, como son los mundiales, este factor está aún más marcado. A Serbia le tocó definir su pase a octavos en el último partido de la fase de grupos contra el rival más fuerte, y al que estaba obligado a ganar para no depender de un milagro de Costa Rica contra Suiza. Serbia enfrentó a la pentacampeona del mundo sin poder ser ellos mismos. La alineación avisaba que veríamos la versión más agresiva de los balcánicos, con Milinkovic-Savic al lado de Matic y tres mediapuntas detrás de Mitrovic. Era una alineación de videojuego y poco realista. En cualquier otro escenario, Milinkovic-Savic hubiese sido el mediapunta que acompañara a Mitrovic para descargar en largo.
En los primeros minutos Serbia quiso apretar arriba pero poco a poco adquirió cautela. El problema es que el plan era incompleto: poco efectivo al ejercer una presión alta y no muy sólido al momento de replegar. Por otra parte, hay que señalar que a la zaga serbia se le notaba nerviosa y Brasil empezó a ganar la espalda de los jóvenes Milenkovic y Veljkovic. Primero avisaron Neymar y Gabriel Jesús y al 36′ Coutinho dio el primer golpe. El interior izquierdo del Barcelona filtró un pase perfecto a la espalda de Veljkovic que el todocampista Paulinho definió con clase por arriba del arquero Stojkovic tras un gran movimiento de ruptura. Brasil seguía sin mostrar su mejor versión pero el escenario le favorecía, por más que a los diez minutos se fuera lesionado Marcelo e ingresara Filipe Luis.
En el segundo tiempo tuvo un buen momento Serbia, cuando los laterales (Kolarov y Rukavina) se sumaban al ataque para acompañar a los extremos (Kostic y Tadic), creaban superioridad en la banda y luego buscaban a Mitrovic en el área brasileña. Fue un lapso de cinco minutos en el que los dirigidos por el joven Mladen Krstajić no empataron de milagro. El problema estuvo en que ese ritmo alto no duró mucho y en un tiro de esquina Thiago Silva puso el 2-0 definitivo al 68′. Brasil ganó y no terminó sufriendo pero su mejoría está basada más en el contexto del partido que en su propio funcionamiento. Serbia, a su modo, se jugó un “todo o nada” que terminó en derrota.
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