IRÁN: Alireza Beiranvand; Ramin Rezaeian, Morteza Pouraliganji, Rouzbeh Cheshmi y Ehsan Hajsafi; Masoud Shojaei (Mehdi Taremi, 68′), Omid Ebrahimi (Majid Hosseini, 80′) y Vahid Amiri; Alireza Jahanbakhsh (Saman Ghoddos, 85′), Sardar Azmoun y Karim Ansarifard.
MARRUECOS: Munir Mohamedi; Nordin Amrabat (Sofyan Amrabat, 76′), Medhi Benatia, Romain Saïss y Achraf Hakimi; Younès Belhanda, Karim El Ahmadi y Mbark Boussoufa; Hakim Ziyech, Ayoub El Kaabi (Aziz Bouhaddouz, 77′) y Amine Harit (Manuel da Costa, 82′).
Después de 20 años, Irán ha vuelto a ganar un partido enuna fase final de una Copa del Mundo en lo que ha sido su segunda victoria en la historia de los Mundiales. Para alcanzar tal logro, el Team Melli ha demostrado todo lo que viene caracterizando el ciclo bajo el mando del entrenador portugués Carlos Queiroz, uno de los más exitosos en todo el planeta: una selección tremendamente pragmática con una capacidad de competir envidiable y que no necesita mucho ofensivamente para marcar el gol que vale su triunfo (si el partido va 0-0, siempre tendrán su oportunidad). Fue a través de esto que el conjunto asiático logró recomponerse después de un arranque portentoso por parte Marruecos, alcanzó la anotación de su victoria ya en el tiempo de descuento sin rematar durante toda la segunda mitad y mantuvo viva sus esperanzas de dar la sorpresa en el grupo más difícil en Rusia (a los marroquíes se ha puesto casi imposible el sueño de estar en los octavos de final).
“Las conducciones del joven mediapunta Amine Harit lograron girar las líneas de Irán en la fase inicial del partido”
Como dicho, los minutos iniciales por parte de los comandados del francés Hervé Renard fueron muy interesantes y seguramente representaron el mejor tramo de juego de una selección en lo que va del Mundial. Ni siquiera la anfitriona Rusia logró tanto ritmo ofensivo a pesar del 5-0 en su debut contra la débil Arabia Saudita. Para esto, tres factores fueron claves: la presencia interior de extremos de mucha calidad como Hakim Ziyech y Amine Harit, la profundidad de los laterales Nordin Amrabat y Achraf Hakimi (en especial el primero) y la búsqueda por acelerar cada intento ofensivo (especialmente a partir de cambios de orientación). Durante 20 minutos, Irán estuvo desbordada como no se ha visto en todo el ciclo mundialista y, de verdad, en esta fase el gol marroquí no llegó por un auténtico milagro y quizá también porque al equipo africano le falte la figura de un delantero centro de garantías. Pero el tema es que los de Queiroz lograron recomponerse con el transcurrir del tiempo.
“El tremendo recorrido del interior Vahid Amiri tambiénfue clave para entender la reacción de Irán en el partido”
Finalmente siendo capaces de cortar el ritmo del partido y del rival a través de muchas paralizaciones y principalmente gracias a las salidas ofensivas ofrecidas por el delantero Sardar Azmoun, que dejó claro porque es el jugador estrella de esta selección, el restante del primer tiempo fue disputado como deseaba Irán, con la gran ocasión para el mismo Azmoun al borde del descanso representando muy bien lo que estaba pasando en el terreno de juego. Además, las cosas no cambiaron demasiado en la segunda mitad: Marruecos siguió sin encontrar el ritmo del arranque al mismo tiempo en que su constante búsqueda por acelerar las jugadas se volvió en su contra mientras los iraníes seguían cómodos defensivamente sin el balón. Por otro lado, hay que decir que el Team Melli dejó de sumar salidas ofensivas después del paso por los vestuarios, tanto que acabó encontrando el gol de su triunfo debido al remate a propia puerta del delantero Aziz Bouhaddouz en un tiro libre lateral.
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