DINAMARCA: Schmeichel; Dalsgaard, Kjaer, Jorgensen, Stryger Larsen ; Christensen, Delaney (Lerager 92′), Eriksen; Braithwaite, Cornelius (Dolberg 75′), Pione Sisto (Fischer 60′).
FRANCIA: Mandanda; Sidibe, Varane, Kimpembe, Lucas Hernandez (Mendy 50′); Kante, N’Zonzi; Dembele (Mbappé 78′), Griezmann (Fekir 68′), Lemar; y Giroud
Llegó el primer 0-0 de este Mundial, un empate pronosticable entre franceses y daneses debido a que, para ambos, sumar un punto les aseguraba cumplir con el primer objetivo marcado: Francia aseguraría el primer puesto y Dinamarca avanzaría después de dos actuaciones poco convincentes ante Perú y Australia. Seguramente este partido fue el más pálido de toda la fase de grupos. Y las alineaciones lo confirmaban desde el principio. Didier Deschamps, técnico del conjunto francés, puso a siete suplentes para dar descanso a hombres clave como Umtiti, Pogba o Mbappé, quien entró de cambio en el segundo tiempo.
Por su parte, el estratega noruego del seleccionado danés, Age Hareide, puso a Andreas Christensen como mediocentro para cuidar la zona por donde se mueve Antoine Griezmann. La intención de Dinamarca era clara, y aún sabiendo que Australia estaba perdiendo contra Perú no buscaron la portería defendida por Mandanda. El empate les valía. El juego prácticamente se limitó a activar en el juego directo a Cornelius, quien estuvo muy solo en punta porque había muchos metros de distancia con Eriksen, más centrocampista que mediapunta hoy, y con el extremo Pione Sisto, que no pudo correr a campo abierto.
En un partido de cero riesgos y poquísimas ocasiones, Francia gana un grupo que ha dejado sensaciones extrañas porque quizá el que mejor jugó, Perú, ha terminado eliminado incluso antes de jugarse la tercera jornada. Si el equipo galo quiere trascender en este Mundial deberá mejorar colectivamente, por más que tenga individualidades de absoluta élite. Le toca a Deschamps dar el golpe de autoridad.
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