IRÁN: Alireza Beiranvand; Ramin Rezaeian, Morteza Pouraliganji, Majid Hosseini y Ehsan Hajsafi (Milad Mohammadi, 56’); Omid Ebrahimi, Saeid Ezatolahi(Karim Ansarifard, 76’) y Vahid Amiri; Alireza Jahanbakhsh (Saman Ghoddos, 70’), Sardar Azmoun y Mehdi Taremi.
PORTUGAL: Rui Patrício; Cédric Soares, Pepe, José Fonte y Raphaël Guerreiro; Ricardo Quaresma (Bernardo Silva, 70’), Adrien Silva, William Carvalho y João Mário (João Moutinho, 84’); André Silva (Gonçalo Guedes, 90’+6) y Cristiano Ronaldo.
Un balón en la frontal del área chica sin marca y contra portero rival. Pero el extremo Mehdi Taremi lo falló como también lo hizo en una ocasión clarísima para poner el 1-1 contra España en la segunda jornada. Era la oportunidad que necesitaba Irán para hacer historia. Para mandar Portugal y Cristiano Ronaldo a casa. Para ganar el grupo de la muerte en el Mundial de Rusia. Pero Taremi falló. Si el veterano entrenador portugués Carlos Queiroz habla frecuentemente que los iraníes tienen solamente la opción de ganar o aprender, Taremi tendrá cuatro años para entender lo que ha pasado en la jugada de su vida. Mientras tanto, aunque sea uno de los proyectos más asentados del fútbol de selecciones, también hay que decir que el Team Melli todavía no estaba preparado para lograr tal hazaña. En el día clave, el equipo de Queiroz jugó su peor partido en la fase de grupos de la Copa del Mundo de Rusia.
Además, desde el primer minuto se notó el nerviosismo y la tensión de Irán, que en el tramo inicial cometió concesiones defensivas que no está acostumbrado. Esto fue lo único que acercó a otra pobre versión de Portugal al gol durante toda la noche. Después de terminar sufriendo muchísimo contra Marruecos, la verdad es que los comandados por el experimentado Fernando Santos nuevamente volvieron a completar una actuación repleta de dudas. Sin argumentos ofensivos para generar ocasiones contra un rival replegado más allá de los pocos intentos de un Cristiano Ronaldo que desde hace tiempo no está para acciones individuales milagrosas, los portugueses también estuvieron poco contundentes sin el balón. Sin ir más lejos, cuando los iraníes se calmaron, la sensación fue que dos decisiones y pases correctos les generaba una transición ofensiva en clara superioridad para los asiáticos. Pero esto sucedió poco.
“El portero Alireza Beiranvand ha sido la imagen de Irán en el partido: nervioso y capaz de lo peor, pero con el mérito de mantenerse vivo (en este caso parando un penalti)”
Al final, a lo largo de los 90 minutos el conjunto asiático sumó muchísimas decisiones equivocadas y no supo reaccionar bien a la genialidad del veterano extremo derecho Ricardo Quaresma que generó el 0-1 ya al borde del descanso, situación que se ha visto con claridad en la acción del penalti sobre Cristiano que el proprio delantero del Real Madrid no logró transformar en el gol que sería definitivo para las aspiraciones rivales. A todo esto, durante un tramo muy largo, Irán estuvo más pendiente del árbitro que de buscar soluciones futbolísticas necesitando dos goles. El tema es que Portugal nunca pudo cerrar el partido (no volvió a generar ocasiones para marcar mientras su defensa, a excepción de una buena versión del interminable central Pepe, dejó dudas). Fue en este escenario, demostrando más voluntad que ideas, que Irán alcanzó el empate ya en el descuento y tuvo su opción para hacer historia.
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