El hoy artillero americanista cometió una imprudencia al emitir un comentario que puede molestar internamente. Sin embargo, sus declaraciones ostentan un grado de certeza tan elevado que ni siquiera tuvieron la repercusión habitual. Las Águilas, en la fría lectura de la realidad, han dejado de significar orgullo, presunción y protagonismo. Hoy, cualquiera puede poner en tela de juicio la calidad del equipo sin que existan argumentos para opinar lo contrario.

El panorama no es alentador para el comando azulcrema. Mientras el rival da de qué hablar en un final de Copa Libertadores, las Águilas batallan en un torneo en el que tienen posibilidades de triunfo, pero sin que ello implique esa revolución tan necesaria para un equipo urgido de una estrategia organizacional agresiva, precisa y con la inequívoca misión de reposicionar al América. No sólo en la obtención de resultados positivos, sino también en los efectos que se generen cuando llega a caer, pues este último rubro puede resultar más efectivo para medir cuál es la percepción hacia un equipo en un entorno determinado.
Para Vuoso, las Águilas están desangeladas… tiene razón; para los aficionados, el estilo de Manuel Lapuente, con todo lo buen técnico que es, apostar por un estratega de este tipo es ofrecer una fórmula gastada; para los rivales, América no es lo de antes.
No todos están equivocados. El americanismo y el propio futbol mexicano anhelan que las Águilas levanten el vuelo en todos los rubros. De lo contrario, hasta compararlo con el Guadalajara empezará a ser aburrido.
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