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miércoles, 4 de agosto de 2010

Chivas y la conquista de América

La suerte es de quien la trabaja. Las Chivas se están convirtiendo en una muestra inequívoca de lo que puede conseguirse a partir de una planeación estratégica clara y con objetivos bien definidos. El Rebaño a últimas fechas ha cosechado frutos en las áreas fuertes de Jorge Vergara. En materia administrativa, a través de la inauguración del estadio OMINILIFE, y en la de mercadotecnia, donde se imponen por apabullante goleada a sus acérrimos rivales. En lo deportivo, talón de Aquiles del propietario rojiblanco desde el inicio de su gestión, los resultados han sobrepasado incluso las propias expectativas a partir de una apuesta clara por los jóvenes y por el privilegio de lo colectivo sobre lo individual.
El acceso de los dirigidos por José Luis Real a la batalla final por el título de la máxima justa continental a nivel de clubes resulta inesperado, mas no por ello inmerecido. Para muchos, entre los cuales me incluyo, el cuadro rojiblanco lucía más débil para esta edición de Libertadores que en la anterior. Fiel al sello característico de su administración, Vergara decidió no fortalecer las líneas de su equipo, dio continuidad a un estratega joven y que aparecía como pronta víctima de los caprichos de la pareja presidencial. Así, la decisión de colocar a José Luis Real como timonel, medida aparentemente tomada sobre la hora y sin meditación alguna, terminó convirtiéndose en un factor clave para el éxito actual de las Chivas.
Vergara, como muchos otros, hace cosas bien y cosas mal. Lo que marca la diferencia de este sobre otros es que siempre trabaja pensando en un objetivo final. Aunque muchas veces se le califica de hablador, ordena y ejecuta visualizando lo que pretende hacia el futuro. Acertar o errar es parte del proceso. Su grado de involucramiento con el equipo ha resultado más un punto a favor que en contra. Ningún otro propietario puede presumir de un grado de inmersión tan alto con sus respectivos equipos.
La victoria sobre la cancha es parte del juego. Sigo considerando que Vergara no trabaja del todo bien en materia deportiva, pero se ha encargado de provocar acontecimientos externos que se complementan a la perfección con los resultados obtenidos por los actores del rectángulo verde. La inauguración del estadio OMNILIFE no mantendría tal impacto mediático si no se le hubiera sumado el triunfo ante la Universidad de Chile; el pasaporte a la final de la Libertadores se vería como un extraordinario logro, pero con menor impacto a nivel institución, si no se hubiera edificado la nueva casa rojiblanca.
El ideal de la industria del futbol es conseguir que se hable en todo momento de un equipo. Chivas lo está logrando a través de un círculo virtuoso en el que siempre existe un elemento nuevo en torno al Rebaño Sagrado. En pocos años, los rojiblancos han perdido la opacidad en que incurrieron a lo largo de la década de los noventas. Alcanzar la Copa Libertadores significaría no sólo la conquista del continente, sino también un golpe letal para el América, equipo que ha preferido sumergirse en el pasado para presumir grandeza que edificar las bases de una resurrección semejante a la iniciada por la entidad jalisciense.

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