POLONIA: Wojciech Szczesny; Lukasz Piszczek (Bartosz Bereszyński, 83’), Thiago Cionek, Michal Pazdan y Maciej Rybus; Jakub Błaszczykowski (Jan Bednarek, 46’),Grzegorz Krychowiak, Piotr Zieliński y Kamil Grosicki; Arkadiusz Milik (Dawid Kownacki, 73’) y Robert Lewandowski.
SENEGAL: Khadim N’Diaye; Moussa Wagué, Salif Sané, Kalidou Koulibaly y Youssouf Sabaly; Ismaïla Sarr, Idrissa Gana Gueye, Alfred N’Diaye (Cheikhou Kouyaté, 87’) y Sadio Mané; Mame Biram Diouf (Cheikh N’Doye, 62’) y M’Baye Niang (Moussa Konaté, 75’).
Habitualmente, aunque haya talento defensivo y ofensivo en sus plantillas, las selecciones africanas terminan transmitiendo la sensación de poca competitividad porque les falta orden. En general, en África el fútbol sigue estando muy poco relacionado con la reflexión en todos los sentidos del juego, especialmente en los países en que la distancia geográfica con Europa es mayor. Pero la actuación completada por la Senegal del joven entrenador Aliou Cissé en su debut mundialista en Rusia contra Polonia ha sido muy distinta. Los senegaleses demostraron, durante los 90 minutos además, muchísimo orden sin el balón mientras esperaban las oportunidades para armar transiciones ofensivas a través de la endiablada velocidad de sus jugadores de ataque. Del primero al último minuto los Leones de Teranga tuvieron la paciencia para aguantar su momento y finalmente el delantero M’Baye Niang puso la guinda al plan de su seleccionador.
“Senegal hizo que todo el partido tuviera las mismas bases tácticas; Polonia ha sido incapaz de reaccionar después de sufrir los goles, tanto que el 1-2 de Grzegorz Krychowiakya en los minutos finales llegó a balón parado”
Con Senegal esperando en una altura media en fase defensiva, la posesión del balón siempre perteneció a los comandados por el experimentado Adam Nawalka, que ofrecieron muchísimo peso asociativo al interior Piotr Zieliński en la gestión de sus ataques y siempre buscaron profundizar por fuera con la presencia de extremos puros como Jakub Blaszczykowski y Kamil Grosicki mientras los laterales Lukasz Piszczek y Maciej Rybus ganaban altura. El tema fue que los senegaleses supieron aguantar. Al contrario de lo que es común en África, esta vez una de sus selecciones representantes priorizó la defensa del espacio al robo, con el cuadrado conformado por los centrales Salif Sané y Kalidou Koulibaly además de los mediocentros Idrissa Gana Gueye y Alfred N’Diaye tapando los pasillos interiores e imposibilitando las recepciones de los delanteros Arkadiusz Milik y Robert Lewandowski en esta zona. Al final, a Polonia le costó muchísimo atacar.
Por otro lado, tampoco es que Senegal lo haya hecho en muchísimas ocasiones, en especial debido a la respuesta del central Michal Pazdan y del mediocentro Grzegorz Krychowiak después de que los polacos perdieran el balón. Tanto que el extremo izquierdo Sadio Mané estuvo lejos de generar un impacto acorde a las expectativas en el partido. El caso fue que, a partir de su orden, los senegaleses no sufrieron y siempre estuvieron cerca de conectar una transición que amenazara. En esto fue muy destacable la participación de Niang en el rol de delantero móvil con la misión de conducir el balón mientras aguantaba la llegada de compañeros desde segunda línea, cosa que se pudo ver muy bien en la jugada del 0-1. Además, la gran actuación de M’Baye fue premiada con el gol en un regalo compartido por Krychowiak, el joven central Jan Bednarek y el portero Wojciech Szczesny.
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