COREA DEL SUR: Cho Hyun-Woo; Lee Yong, Jang Hyun-Soo, Kim Young-Gwon, Kim Min-Woo (Hong Chul, 84´); Moon Seon-Min (Jung Woo-Young, 77´), Ju Se-Jong (Lee Seung-Woo, 64´), Ki Sung-Yeung, Hwang Hee-Chan; Lee-Jae-Sung, Son Heung-Min.
MÉXICO: Guillermo Ochoa; Edson Álvarez, Carlos Salcedo, Héctor Moreno, Jesús Gallardo; Miguel Layún, Héctor Herrera, Andrés Guardado (Rafael Márquez, 68´), Hirving Lozano (Jesús Corona, 71´); Carlos Vela (Giovani dos Santos, 77´), Javier Hernández.
Después de conseguir la hazaña contra Alemania que aclaró el camino en Rusia, a México le tocó afrontar un escenario totalmente distinto, que es justamente el más complicado en el Mundial: jugar contra un rival que regala la pelota. La historia reciente de la Selección Mexicana se ha caracterizado por partidos memorables frente a las potencias y tortuosos frente a contrincantes menores. Y eso se debe a una sencilla razón: el uso de la pelota. Todo fluye cuando no existe el compromiso de mantener el balón. El peor contexto para México en la alta competencia es cuando tiene más metros para correr hacia atrás que hacia adelante.
Juan Carlos Osorio cerró la única puerta que le dejó abierta a Alemania el domingo pasado, por lo que envió a la banca a Hugo Ayala para darle la titularidad a Edson Álvarez como lateral derecho y recorrer a Carlos Salcedo (su Mundial ha sido imponente) a la defensa central. Por el otro lado, Corea dejó de confiar todo su ataque en la estatura de Kim Shin-Wook, quien hubiera sido un obstáculo en el plan contragolpeador; apostaron por la velocidad y consiguieron que en los primeros 20 minutos México viviera una pesadilla que trajo de nuevo a la mente los traumas que le han perseguido desde 1994.
Dado que el ataque posicional mexicano, el cual llegó a su cénit en noviembre de 2016 en Columbus ante Estados Unidos, no ha podido resolver los problemas estructurales que producen su atasco, Carlos Vela dejó su posición de mediapunta por detrás de Javier Hernández para colocarse como interior izquierdo y mejorar la circulación del balón. Carlos e Hirving Lozano, ahora en estático, volvieron a representar el mayor peligro a sus adversarios, solo que ante un repliegue hay más jugadores que enfrentar y en esta ocasión ellos estaban muy visibles y, sobre todo, muy alejados del gol.
Angola en 2006 y Sudáfrica en 2010. Se estaba repitiendo la historia hasta que Corea del Sur regaló el 1-0 por la vía penal, lo que paulatinamente liberó a México de la pelota, pero no de su otro principal problema: la falta de tensión. Concacaf no permite que compita a menudo en juegos de alto voltaje, bajo presión máxima y constante: el pase equivocado de Rafael Márquez lo representa a la perfección. Si no se quiere repetir la historia es necesario pisar el freno, disminuir el éxtasis y saber administrar la pelota. Suiza y Serbia ya están tomando nota por si se topan a México en octavos.
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