PANAMÁ: Jaime Penedo; Adolfo Machado, Román Torres (Luis Tejada, 56’), Fidel Escobar y Luis Ovalle; Aníbal Godoy, Gabriel Gómez y Ricardo Ávila (Abdiel Arroyo, 81’); José Luis Rodríguez, Gabriel Torres (Harold Cummings, 46’) y Édgar Bárcenas.
TÚNEZ: Aymen Mathlouthi; Hamdi Nagguez, Rami Bedoui, Yassine Meriah y Oussama Haddadi; Ghailene Chaalali, Ellyes Skhiri y Ferjani Sassi (Anice Badri, 46’); Fakhreddine Ben Youssef, Wahbi Khazri (Bassem Srarfi, 89’) y Naïm Sliti (Ahmed Khalil, 77’).
Después de sus más que esperadas derrotas ante Bélgica e Inglaterra en uno de los grupos más desiguales del torneo, tanto Panamá como Túnez dispusieron de una última oportunidad para despedirse del Mundial de Rusia con honor. Al final, los tunecinos fueron los que acabaron imponiéndose en el cierre de la fase de grupos, además demostrando una clara superioridad sobre los panameños. En este sentido, aunque en términos de resultados no cabía esperar algo muy diferente, la imagen transmitida por la selección dirigida por el colombiano Hernán Darío Bolillo Gómez estuvo por debajo de lo esperado en sus tres partidos. Los Canaleros, incluido la figura de su entrenador, han sido un equipo con poca solidez defensiva, casi ninguna idea ofensiva y mucha rigidez táctica (casi siempre en 4-1-4-1 con un bloque medio sin el balón cuando en Concacaf están habituados a jugar en 4-4-2 con fases de presión adelantada) a lo largo de toda su participación en Rusia.
En el caso de Túnez, después de competir relativamente bien en su debut contra los ingleses cayendo derrotada ya en el descuento de la segunda mitad, las sensaciones fueron mejores. Saltando al terreno de juego con la predisposición de dominar la posesión del balón contra un adversario que no iba a presionar sus primeros pases, el conjunto entrenado por Nabil Maâloul demostró tener mecanismos a la hora de atacar. En especial dos fueron vistos con continuidad contra los panameños. El primero, aprovechando que el rival no apretaba los primeros pasadores al mismo tiempo en que adelantaba su línea defensiva, estuvo en una clara intención de que el interior Ferjani Sassi buscase pases largos para los movimientos de ruptura del delantero Wahbi Khazri. Ya el segundo movimiento trataba de llevar el balón a los costados, especialmente el izquierdo con el lateral Oussama Haddadi, intentando aprovechar los ataques a zonas de remate del extremo derecho Fakhreddine Ben Youssef.
“En esta ocasión ni siquiera el extremo izquierdo Édgar Bárcenas fue capaz de generar cosas en los desacertados intentos ofensivos de Panamá”
Esto hizo que los tunecinos fueran superiores a lo largo de los 90 minutos por más que un remate desviado por parte del joven extremo derecho José Luis Rodríguez en la que ni siquiera ha sido una jugada ofensiva bien trabajada por los panameños pusiera al conjunto centroamericano en ventaja en el marcador. El caso fue que, por una simple cuestión de jugar mejor al fútbol liderada por una brutal versión de Khazri, Túnez logró la remontada después del medio tiempo, primero con el mediapunta Naïm Sliti generando el juego interior que su selección echo de menos a lo largo del Mundial en la acción que terminó con asistencia de Wahbi para el gol de Ben Youssef y luego con el mismo Khazri aprovechando una buena combinación entre Haddadi y el interior Anice Badri. Con el 1-2, Panamá intentó reaccionar en los minutos finales, pero siempre con más ganas que fútbol. El honor fue tunecino.