Que se presenten problemas es parte de la vida; que tú mismo te encargues de provocarlos a partir de actos inoportunos e innecesarios equivale a un proceso de autodestrucción, a un suicidio profesional. El primer mal paso de Nery Castillo en su intento por resurgir ha sido dado. Declarar que no le interesa vestir la camiseta de la Selección Mexicana y arremeter, una vez más, contra la prensa mexicana contaminan un entorno que por fin empezaba a tranquiilizarse después de los exabruptos en que había incurrido el ahora jugador del Chicago Fire.
Quien fuera uno de los grandes elementos mediáticos durante la era de Hugo Sánchez al frente de la oncena tricolor tuvo tiempo de sobra para entender que el futbolista debe hablar en la cancha y ahorrarse, en la medida de lo posible, aquellos obstáculos externos que complican el proceso de crecimiento en su trayectoria profesional. Años después, con una carrera venida a menos y urgida de encontrar espacios dentro y fuera del terreno de juego para recuperar protagonismo, no puede calificarse más que de lamentable la actitud asumida por Nery Castillo, quien continúa viviendo bajo la misma nube de soberbia que lo mantuvo oculto a lo largo de su más reciente etapa en el balompié europeo.
Dicen que el auténtico fracaso no está en caer, sino en ser incapaz de levantarse. Castillo tendrá que mostrar su hasta hoy desconocida inteligencia si es que quiere mantenerse en la MLS. La industria del deporte en Estados Unidos no suele permitir que se atente contra sus intereses. Nery lo hizo desde el instante mismo de su llegada, y con el antecedente de viejos escándalos. Dio a entender que la Selección no le importa y que no desea volver a un país que, según él, se ha encargado de criticarlo. ¿Cómo no cuestionar a un futbolista soberbio y que no ha hecho absolutamentr nada en la cancha desde aquella Copa América?, esa es la pregunta que le haría.
Intentando pensar bien, pensemos que la diarrea lingüística de Nery le impide decir lo que realmente piensa. En muchas ocasiones, la forma es fondo. Si en vez de decir lo que dijo, hubiera declarado que por el momento desea concentrarse en Chicago y que más adelante espera alcanzar un llamado a la Selección Mexicana, todo habría sido distinto, pero Castillo no sabe lo que hace.
Eso tiene que ver con lo mal relatado que está el fútbol, y este es el mejor sitio para decirlo porque están presentes todos aquellos que nos sirven en bandeja el gran relato del fútbol.
jueves, 29 de julio de 2010
miércoles, 28 de julio de 2010
5 puntos del conflicto Monterrey-Televisa
Las muestras de inconformidad son cada vez más frecuentes. Atlante ya intentó zafarse del duopolio, aunque terminó fracasando por presiones gubernamentales. Fox Sports transmitió por Fox+ algunos partidos de Chivas como presión para que Sky incluyera dicha señal. Ahora los Rayados pretenden ejercer presión a partir de una transmisión inédita desde su sitio web. Tarde o temprano, aunque lamentablemente todavía falta mucho, tendrá que acabarse el dominio absoluto de las dos televisoras.
-El de Rayados es uno de los contados casos en que no hace falta la transmisión en televisión abierta. Tiene llenos en su estadio y una afición que ya de por sí estaba acostumbrada a pagar, cuando menos aquella que radica en Nuevo León, una gran mayoría.
-La decisión de transmitir su partido vía Internet puede significar un nuevo negocio que desde hace tiempo debieron analizar los equipos. Si se dan cuenta de la plataforma que puede significar, podría sentar un precedente para que el futbol mexicano empiece a negociar por separado los derechos de transmisión vía Internet. Pachuca ya ha hecho intentos en este sentido, aunque fuera de México.
-¿Les gustaría que los Rayados se fueran a la televisión de paga? A mí, sí. Siempre será bienvenida la pluralidad y el que existan opciones distintas, sobre todo cuando quien tiene los derechos de televisión no da el soporte que mereces como institución.
-Una pregunta: ¿en qué terminará este culebrón? Me gustaría que con un divorcio permanente, pero considero que tarde o temprano todo se normalizará.
-El de Rayados es uno de los contados casos en que no hace falta la transmisión en televisión abierta. Tiene llenos en su estadio y una afición que ya de por sí estaba acostumbrada a pagar, cuando menos aquella que radica en Nuevo León, una gran mayoría.
-La decisión de transmitir su partido vía Internet puede significar un nuevo negocio que desde hace tiempo debieron analizar los equipos. Si se dan cuenta de la plataforma que puede significar, podría sentar un precedente para que el futbol mexicano empiece a negociar por separado los derechos de transmisión vía Internet. Pachuca ya ha hecho intentos en este sentido, aunque fuera de México.
-¿Les gustaría que los Rayados se fueran a la televisión de paga? A mí, sí. Siempre será bienvenida la pluralidad y el que existan opciones distintas, sobre todo cuando quien tiene los derechos de televisión no da el soporte que mereces como institución.
-Una pregunta: ¿en qué terminará este culebrón? Me gustaría que con un divorcio permanente, pero considero que tarde o temprano todo se normalizará.
La inconclusa fiesta de las Chivas
La estrategia funcionó a medias. Cuando Jorge Vergara decidió que sus Chivas jugarían la semifinal de Copa Libertadores en el estadio Azteca, lo hizo pensando en que la buena entrada en las tribunas iría acompañada de un resultado que lo dejara a las puertas de clasificar a la batalla final por el título de la máxima justa continental a nivel de clubes. La velada de ayer terminó por convertirse en una fiesta frustrada, en un intento audaz, pero con un desenlace plagado de incertidumbre.
Sobre el Coloso de Santa Úrsula, pudo observarse el claro ejemplo de la irregularidad del futbol mexicano. Si a la típica inconsistencia de nuestro balompié le añadimos el paro futbolístico de los últimos meses, es factible encontrarnos con una escuadra como la del Rebaño, fuera de ritmo y con más esfuerzo individual que auténtico talento para vencer la meta enemiga de un rival que cumplió con su cometido y que hoy se siente con amplias posibilidades de acceder al duelo definitivo de la Copa Libertadores.
El cuadro que se va pintando en torno al comando rojiblanco se asemeja, aunque las comparaciones resulten odiosas, a lo ocurrido con las Águilas justo después de la Copa del Mundo Japón-Corea 2002. En aquel entonces, los emplumados parecían tener todas las armas necesarias para eliminar sin mayor contratiempo al Sao Caetano de Brasil. Los pronósticos a favor se derrumbaron en un dos por tres y la oncena azulcrema se fue a casa con una humillación que echó por la borda la que hasta ese entonces había sido una destacada actuación.
En Libertadores, a la hora de la verdad y cuando la preparación dista mucho de ser la adecuada por cuestiones de tiempo y movimientos en la plantilla, hace falta recurrir a la inteligencia y aplicación para obtener la victoria. Sobre el rectángulo verde, los dirigidos por José Luis Real se mostraron inexpertos e incapaces de darle la vuelta a un rival mañoso, habituado a ganar tiempo a la menor provocación y que ratificó el hecho de que a los equipos sudamericanos cada vez les impacta menos el hecho de visitar territorio nacional.
La serie no está definida. Chivas continúa en condiciones de colocarse como uno de los dos mejores del continente, pero dejó escapar la ocasión propicia para gritarle al mundo que nuestro balompié está listo para hacer algo más que llevar gente a la tribuna. El Rebaño ratificó su poder de convocatoria, pero también, como muchos otros casos en el fútbol mexicano, desilusionó a los suyos con un cotejo en el que el espectáculo no compensó el esfuerzo económico realizado por su parcialidad.
El paso es necesario. Nuestro futbol, en lo general, y las Chivas, en lo particular, tienen que aprender a ganar los partidos en los que es obligado hacerlo. Al Rebaño difícilmente volverá a presentársele un momento tan claro para burlarse de su rival histórico. En casa de las Águilas, con una entrada superior a la que acostumbran los emplumados a últimas fechas, en una semifinal de Copa Libertadores y en vísperas del enfrentamiento ante el Manchester United, tenía que ganar para rubricar la obra, para arrastar el orgullo del enemigo y entonces sí conquistar por completo el Estadio Azteca.
Sobre el Coloso de Santa Úrsula, pudo observarse el claro ejemplo de la irregularidad del futbol mexicano. Si a la típica inconsistencia de nuestro balompié le añadimos el paro futbolístico de los últimos meses, es factible encontrarnos con una escuadra como la del Rebaño, fuera de ritmo y con más esfuerzo individual que auténtico talento para vencer la meta enemiga de un rival que cumplió con su cometido y que hoy se siente con amplias posibilidades de acceder al duelo definitivo de la Copa Libertadores.
El cuadro que se va pintando en torno al comando rojiblanco se asemeja, aunque las comparaciones resulten odiosas, a lo ocurrido con las Águilas justo después de la Copa del Mundo Japón-Corea 2002. En aquel entonces, los emplumados parecían tener todas las armas necesarias para eliminar sin mayor contratiempo al Sao Caetano de Brasil. Los pronósticos a favor se derrumbaron en un dos por tres y la oncena azulcrema se fue a casa con una humillación que echó por la borda la que hasta ese entonces había sido una destacada actuación.
En Libertadores, a la hora de la verdad y cuando la preparación dista mucho de ser la adecuada por cuestiones de tiempo y movimientos en la plantilla, hace falta recurrir a la inteligencia y aplicación para obtener la victoria. Sobre el rectángulo verde, los dirigidos por José Luis Real se mostraron inexpertos e incapaces de darle la vuelta a un rival mañoso, habituado a ganar tiempo a la menor provocación y que ratificó el hecho de que a los equipos sudamericanos cada vez les impacta menos el hecho de visitar territorio nacional.
La serie no está definida. Chivas continúa en condiciones de colocarse como uno de los dos mejores del continente, pero dejó escapar la ocasión propicia para gritarle al mundo que nuestro balompié está listo para hacer algo más que llevar gente a la tribuna. El Rebaño ratificó su poder de convocatoria, pero también, como muchos otros casos en el fútbol mexicano, desilusionó a los suyos con un cotejo en el que el espectáculo no compensó el esfuerzo económico realizado por su parcialidad.
El paso es necesario. Nuestro futbol, en lo general, y las Chivas, en lo particular, tienen que aprender a ganar los partidos en los que es obligado hacerlo. Al Rebaño difícilmente volverá a presentársele un momento tan claro para burlarse de su rival histórico. En casa de las Águilas, con una entrada superior a la que acostumbran los emplumados a últimas fechas, en una semifinal de Copa Libertadores y en vísperas del enfrentamiento ante el Manchester United, tenía que ganar para rubricar la obra, para arrastar el orgullo del enemigo y entonces sí conquistar por completo el Estadio Azteca.
Chivas y la conquista del Azteca
Una vez más, el medio futbolístico nacional está mucho más concentrado en el show que en los compromisos que exigen auténtica atención. Aunque pasar los días y las horas pensando en el partido entre Manchester United y Chivas se presenta como una muy tentadora oferta, considero que la atmósfera dista mucho de estarle prestando la atención debida a la ida de las Semifinales de Copa Libertadores, duelo en el que el Rebaño definirá en buena medida sus posibilidades de alcanzar la batalla final por el título de la máxima justa continental a nivel de clubes. Es la batalla entre el instante y el mediano plazo. Para efectos mediáticos, la fiesta de la inauguración del estadio OMNILIFE está por encima del duelo ante la U de Chile, pero para efectos deportivos, acceder a la final significaría estar a las puertas de una de las páginas más exitosas de nuestro balompié.
El periodo postmundial entrega un panorama de absoluta incertidumbre. Conocemos a Chivas. Sabemos que a últimas fechas hace más con menos y que ha sabido atenuar las consecuencias de las decisiones de Jorge Vergara a partir de un estiramiento de las posibilidades colectivas. ¿Es el Guadalajara el mismo equipo hoy al que era antes de la Copa del Mundo? No, lo percibo más débil en el ataque, echado a su suerte y confiando en lo que pueda hacer o no Omar Arellano sobre el rectángulo verde. Por más que Omar Bravo no estuviera en su mejor momento, significaba una cuota goleadora que contribuía a olvidar, aunque fuera en cierta medida, la explosividad otorgada por la presencia de Javier Hernández. Ahora, Bravo estará, pero con la mente puesta en otro lado.
Por hoy, a unas horas del enfrentamiento, espero que los jugadores del Guadalajara dejen de lado el alboroto que se respira por la próxima apertura del estadio OMNILIFE. Ante los chilenos, el Rebaño deberá ser inteligente. La clave de los duelos de Libertadores en casa, aunque sea en realidad la del acérrimo rival, estriba en atacar sin perder la calma, en ser cazador sin olvidar que muy fácil pueden convertirte en víctima.
Que Chivas juegue en el Azteca no me parece tan grave como a otros. Es cierto que es la casa del América, pero también que siempre se le ha considerado más propiedad del futbol mexicano y que, al menos en este caso, los que tendrían que sentirse humillados son los emplumados, a quienes el Rebaño presumirá en pleno rostro un éxito internacional que resulta envidiable para una escuadra que navega entre la mediocridad y la barata construcción de ilusiones.
El periodo postmundial entrega un panorama de absoluta incertidumbre. Conocemos a Chivas. Sabemos que a últimas fechas hace más con menos y que ha sabido atenuar las consecuencias de las decisiones de Jorge Vergara a partir de un estiramiento de las posibilidades colectivas. ¿Es el Guadalajara el mismo equipo hoy al que era antes de la Copa del Mundo? No, lo percibo más débil en el ataque, echado a su suerte y confiando en lo que pueda hacer o no Omar Arellano sobre el rectángulo verde. Por más que Omar Bravo no estuviera en su mejor momento, significaba una cuota goleadora que contribuía a olvidar, aunque fuera en cierta medida, la explosividad otorgada por la presencia de Javier Hernández. Ahora, Bravo estará, pero con la mente puesta en otro lado.
Por hoy, a unas horas del enfrentamiento, espero que los jugadores del Guadalajara dejen de lado el alboroto que se respira por la próxima apertura del estadio OMNILIFE. Ante los chilenos, el Rebaño deberá ser inteligente. La clave de los duelos de Libertadores en casa, aunque sea en realidad la del acérrimo rival, estriba en atacar sin perder la calma, en ser cazador sin olvidar que muy fácil pueden convertirte en víctima.
Que Chivas juegue en el Azteca no me parece tan grave como a otros. Es cierto que es la casa del América, pero también que siempre se le ha considerado más propiedad del futbol mexicano y que, al menos en este caso, los que tendrían que sentirse humillados son los emplumados, a quienes el Rebaño presumirá en pleno rostro un éxito internacional que resulta envidiable para una escuadra que navega entre la mediocridad y la barata construcción de ilusiones.
lunes, 26 de julio de 2010
La depresión postmundial y el inicio del Apertura
Es inevitable. Después de ver en escena a los mejores jugadores del orbe, cuesta concentrarse en una liga que no presenta mayor novedad y que se ha acostumbrado a volver de la inconsistencia su mayor atributo para disfrazarlo de competitividad. El Apertura 2010 comenzó como tantos cortos. Con jugadores repatriados, con técnicos que parecían muertos y con nulas modificaciones para cuando menos alimentar el morbo de los aficionados.
Cada seis meses es lo mismo. Para decirlo en términos coloquiales, la misma gata, pero revolcada. Si a esta situación de estatismo le añadimos la decepción generada por México en Sudáfrica 2010 y la gula futbolera en que incurrimos a lo largo de la máxima justa balompédica del orbe, nos encontramos con un escenario en el que cansa hablar de las fallas de los mismos jugadores de siempre, en el que fastidia analizar el porqué las directivas de tal o cual equipo han sido incapaces de darse cuenta de las piezas que no sirven y en el que resulta desesperante para el ojo observar uniformes convertidos en una Sección Amarilla ambulante.
Una de las problemáticas de nuestro futbol es que no existen sorpresas. Siempre que se avecina algo nuevo, uno espera encontrarse con personas insospechadas, con circunstancias novedosas y hasta con obstáculos que superar. Nos gusta que lo nuevo implique reto, incertidumbre o asombro. Nada de eso genera un torneo en el que las entradas a los estadios son cada vez más pobres y en las que el espectáculos seguirá dejándose para mejor ocasión.
Para mí sorpresa, me sentí más interesado en observar las acciones del Tri Femenil que en lamentar las terribles equivocaciones de Esqueda frente al arco rival. Sucede que al americanista lo he visto fallar desde sus inicios, es un jugador que no madura y que, tal como me lo dijo en alguna oportunidad Vinicio Bravo, termina por desesperar hasta al más paciente. En cambio, la escuadra tricolor de mujeres nos ofreció nombres nuevos, nobleza sobre el rectángulo verde y un privilegio al deseo de ganar sobre la seguridad de no perder.
Es el futbol que tenemos. A él debemos adaptarnos. Sin embargo, en esta depresión postmundial, reconozco que me causa cierto hartazgo saber que América seguirá prometiendo espectáculo y que no lo dará, que Cruz Azul andará bien y que, muy probablemente, volverá a fallar a la hora de la verdad y que el torneo del futbol mexicano es tan mediocre que cualquiera puede ser Campeón.
Urge que se borre el recuerdo del Mundial. De a poco lo irá haciendo. Mientras tanto, aplaudo la gallardía de los Gallos Blancos, el sorpresivo triunfo de los Pumas, aunque mantengo mis reservas en torno a ellos, y el regreso del Necaxa a Primera División.
Cada seis meses es lo mismo. Para decirlo en términos coloquiales, la misma gata, pero revolcada. Si a esta situación de estatismo le añadimos la decepción generada por México en Sudáfrica 2010 y la gula futbolera en que incurrimos a lo largo de la máxima justa balompédica del orbe, nos encontramos con un escenario en el que cansa hablar de las fallas de los mismos jugadores de siempre, en el que fastidia analizar el porqué las directivas de tal o cual equipo han sido incapaces de darse cuenta de las piezas que no sirven y en el que resulta desesperante para el ojo observar uniformes convertidos en una Sección Amarilla ambulante.
Una de las problemáticas de nuestro futbol es que no existen sorpresas. Siempre que se avecina algo nuevo, uno espera encontrarse con personas insospechadas, con circunstancias novedosas y hasta con obstáculos que superar. Nos gusta que lo nuevo implique reto, incertidumbre o asombro. Nada de eso genera un torneo en el que las entradas a los estadios son cada vez más pobres y en las que el espectáculos seguirá dejándose para mejor ocasión.
Para mí sorpresa, me sentí más interesado en observar las acciones del Tri Femenil que en lamentar las terribles equivocaciones de Esqueda frente al arco rival. Sucede que al americanista lo he visto fallar desde sus inicios, es un jugador que no madura y que, tal como me lo dijo en alguna oportunidad Vinicio Bravo, termina por desesperar hasta al más paciente. En cambio, la escuadra tricolor de mujeres nos ofreció nombres nuevos, nobleza sobre el rectángulo verde y un privilegio al deseo de ganar sobre la seguridad de no perder.
Es el futbol que tenemos. A él debemos adaptarnos. Sin embargo, en esta depresión postmundial, reconozco que me causa cierto hartazgo saber que América seguirá prometiendo espectáculo y que no lo dará, que Cruz Azul andará bien y que, muy probablemente, volverá a fallar a la hora de la verdad y que el torneo del futbol mexicano es tan mediocre que cualquiera puede ser Campeón.
Urge que se borre el recuerdo del Mundial. De a poco lo irá haciendo. Mientras tanto, aplaudo la gallardía de los Gallos Blancos, el sorpresivo triunfo de los Pumas, aunque mantengo mis reservas en torno a ellos, y el regreso del Necaxa a Primera División.
domingo, 25 de julio de 2010
5 puntos del Tri Femenil
-Ocupar un puesto entre los 8 mejores del mundo es digno de aplauso. Sin embargo, tal como lo escribo en mi cuenta de Twitter, me queda la sensación de que en el futbol mexicano no sabemos ir más allá de nuestras posiblidades. Mientras países con menos futbol son capaces de alcanzar alturas insospechadas a partir de la enjundia y la concentración, nosotros nos quedamos entre la frustración y el sueño.
-El partido contra Nigeria fue un ejemplo de lo noble que es el futbol femenil en comparación al varonil. Pese a que el boleto estaba en los bolsillos, tanto mexicanos como nigerianas buscaban el arco contrario. En los hombres, hasta perder es aceptable si a cambio se consigue el pasaporte a la siguiente fase.
-La más conocida es Charlyn, pero Cuellar, Gómez Junco y demás nombres prometen dar muchas alegrías al balompié femenil. Eso sí, como en la rama masculina, da la sensación de que estamos mal trabajados en el aspecto físico.
-El futbol femenil es más lento y con imprecisiones, pero compensa estas carencias con menos faltas y con un toque de pelota mucho más libre.
-Desde ya, Roberto Medina se convierte en un estratega a seguir. Este torneo lo coloca como un candidato a seguir escalando peldaños en la estructura de las Selecciones Nacionales.
-El partido contra Nigeria fue un ejemplo de lo noble que es el futbol femenil en comparación al varonil. Pese a que el boleto estaba en los bolsillos, tanto mexicanos como nigerianas buscaban el arco contrario. En los hombres, hasta perder es aceptable si a cambio se consigue el pasaporte a la siguiente fase.
-La más conocida es Charlyn, pero Cuellar, Gómez Junco y demás nombres prometen dar muchas alegrías al balompié femenil. Eso sí, como en la rama masculina, da la sensación de que estamos mal trabajados en el aspecto físico.
-El futbol femenil es más lento y con imprecisiones, pero compensa estas carencias con menos faltas y con un toque de pelota mucho más libre.
-Desde ya, Roberto Medina se convierte en un estratega a seguir. Este torneo lo coloca como un candidato a seguir escalando peldaños en la estructura de las Selecciones Nacionales.
sábado, 24 de julio de 2010
5 puntos del América-Pachuca
-Se trató de un partido atípico. La diferencia en el marcador no debió ser tan grande, pero en el balance general, sí colocó a Pachuca como una escuadra superior durante los 90 minutos.
-La historia de siempre. Esqueda no evoluciona como futbolista. Sigue fallando todas las que se le presentan y con las mismas equivocaciones que cometía en el Preolímpico. No es elemento para el América. ¿Dónde está la exigencia de un club que se dice grande?
-Vicente dista mucho de su mejor nivel. América tiene potencial para conseguir buenos resultados, pero sus posibilidades dependen de tres fichas: Aquivaldo, Sánchez y Rolfi. Una posibilidad de fracaso demasiado alta.
-Para juzgar al Pachuca hará falta más tiempo. La defensa fue superada en numerosas oportunidades. En el ataque, aprovechó las que se le presentaron. Me parece que será protagonista, aunque sin aspirar al título.
-Alarmante la entrada en el Hidalgo. Pueden decir que la lluvia fue factor, pero lo que se reflejó en las tribunas es que a la afición ha dejado de parecerle significativo que el América visite diversas plazas. Hace mucho que dejó de ser objeto de presunción vencer a las Águilas.
-La historia de siempre. Esqueda no evoluciona como futbolista. Sigue fallando todas las que se le presentan y con las mismas equivocaciones que cometía en el Preolímpico. No es elemento para el América. ¿Dónde está la exigencia de un club que se dice grande?
-Vicente dista mucho de su mejor nivel. América tiene potencial para conseguir buenos resultados, pero sus posibilidades dependen de tres fichas: Aquivaldo, Sánchez y Rolfi. Una posibilidad de fracaso demasiado alta.
-Para juzgar al Pachuca hará falta más tiempo. La defensa fue superada en numerosas oportunidades. En el ataque, aprovechó las que se le presentaron. Me parece que será protagonista, aunque sin aspirar al título.
-Alarmante la entrada en el Hidalgo. Pueden decir que la lluvia fue factor, pero lo que se reflejó en las tribunas es que a la afición ha dejado de parecerle significativo que el América visite diversas plazas. Hace mucho que dejó de ser objeto de presunción vencer a las Águilas.
El pulpo Paul a la pantalla grande
La capacidad adivinatoria del Pulpo Paul no sólo se encargó de llevarlo a la fama mundial, sino también a encontrar la muerte. Por fortuna para este molusco, su fallecimiento se dará a través de la pantalla grande, donde una productora china estará estrenando “El asesino de Paul, el pulpo”.
La primera parte del filme se llevó a cabo en Sudáfrica. Mientras que la segunda se llevará a cabo en Pekín.
Al ser un producto cinematográfico hecho en China, no podía faltar el doble de Paul, pues aún se desconoce si en verdad participará el pulpo Paul.
La primera parte del filme se llevó a cabo en Sudáfrica. Mientras que la segunda se llevará a cabo en Pekín.
Al ser un producto cinematográfico hecho en China, no podía faltar el doble de Paul, pues aún se desconoce si en verdad participará el pulpo Paul.
viernes, 23 de julio de 2010
Proyecto de ocasión
Salió peor la cura que la enfermedad. La urgencia del Secretario General de la FMF por desmentir conversaciones con diversos candidatos a transformarse en seleccionadores nacionales se transformó en una cínica muestra de la corta visión con que se maneja nuestro balompié. Creyendo hacer lo correcto, Decio de María apareció frente a los micrófonos para “presumir” que carecía de fundamento entrevistar estrategas sin antes tener definido el perfil que se pretende a lo largo de este ciclo mundialista. De acuerdo a los propias palabras del escudero de Justino, el proyecto hacia el 2018 presentado por Néstor no existe, por lo que apenas estarán sentándose a improvisar un plan de trabajo hacia Brasil 2014.
Justo ayer, platicando con un directivo del área de recursos humanos, me comentaba el riesgo que implica el éxito para una empresa. A la FEMEXFUT le está pasando eso. No digo que se trate de una organización ejemplar ni nada por el estilo, pero Decio y Justino, en ese limitado panorama de preponderar el negocio sobre el deporte, piensan que los millones de dólares cosechadas son un elemento inequívoco de lo bien que realizan su labor al frente del órgano rector del futbol mexicano. No hay peor ciego que el que no quiere ver, y estos dos personajes se niegan a aceptar que en lo deportivo han sido un fracaso, desconocen sus errores en vez de aceptarlos para mejorar y repiten patrones que parecen condenar a nuestro balompié a la inteligencia cuando de poner ceros en los contratos se trata y a la mediocridad sobre el terreno de juego.
Las prioridades de la Federación Mexicana están muy claras. Primero se amarran partidos al mayoreo para seguir aprovechándose de la nobleza de la afición y después, cuando se les ocurre que da tiempo, piensan en quién va a dirigir a la Selección en esos partidos, que no necesariamente será el que tome las riendas definitivas de la oncena tricolor. La naturaleza de la industria les permite vender a granel sin tener listo el producto. Mucho hablamos de las ausencias de la Furia Roja, pero ni qué decir de lo que ocurrirá en el cuadro verde, donde los futbolistas no sabrán ni siquiera a qué jugar, pues cuando mucho dialogará unas cuantas horas con el técnico en turno.
¿Y cuál es la urgencia?, se preguntan Decio y Justino. En primer lugar, existen periodos en los que es más sencillo contratar a un técnico. La finalización de la Copa del Mundo implica que muchos estrategas quedan libres, que los equipos europeos apenas se están preparando para iniciar sus respectivas ligas y, por tanto, que si piensas en candidatos que participan en otros torneos, tendrás más espacio de acción. En segunda, buscarle sustituto a un técnico que te dejó en claro que no desea continuar es una cuestión lógica y no una falta de respeto -como si de verdad les hubiera importado esto en otras ocasiones-. Decio y Justino son tan mexicanos que dejan todo para mañana, a excepción del negocio, ese sí no puede esperar, ni aunque sea en detrimento de lo deportivo.
El proyecto de Néstor de la Torre, según Decio, sirve para muy poco. Según De María, deben sentarse a planear cuál es el perfil de técnico que se busca, cuando se supone que el estructurado por De la Torre tendría que incluir un apartado fundamental respecto a lo que se desea en términos futbolísticos, en fondo y forma. Lo que se desprende es que el Director de Selecciones Nacionales omitió una de las partes más importantes en la planeación estratégica y que Decio y Justino siguen tan felices como siempre al ver que los ingresos se incrementan. Lo demás no les importa. Con dos o tres horas, tendrán el perfil del nuevo técnico, ese que después del 2014, seguramente será uno completamente distinto.
Justo ayer, platicando con un directivo del área de recursos humanos, me comentaba el riesgo que implica el éxito para una empresa. A la FEMEXFUT le está pasando eso. No digo que se trate de una organización ejemplar ni nada por el estilo, pero Decio y Justino, en ese limitado panorama de preponderar el negocio sobre el deporte, piensan que los millones de dólares cosechadas son un elemento inequívoco de lo bien que realizan su labor al frente del órgano rector del futbol mexicano. No hay peor ciego que el que no quiere ver, y estos dos personajes se niegan a aceptar que en lo deportivo han sido un fracaso, desconocen sus errores en vez de aceptarlos para mejorar y repiten patrones que parecen condenar a nuestro balompié a la inteligencia cuando de poner ceros en los contratos se trata y a la mediocridad sobre el terreno de juego.
Las prioridades de la Federación Mexicana están muy claras. Primero se amarran partidos al mayoreo para seguir aprovechándose de la nobleza de la afición y después, cuando se les ocurre que da tiempo, piensan en quién va a dirigir a la Selección en esos partidos, que no necesariamente será el que tome las riendas definitivas de la oncena tricolor. La naturaleza de la industria les permite vender a granel sin tener listo el producto. Mucho hablamos de las ausencias de la Furia Roja, pero ni qué decir de lo que ocurrirá en el cuadro verde, donde los futbolistas no sabrán ni siquiera a qué jugar, pues cuando mucho dialogará unas cuantas horas con el técnico en turno.
¿Y cuál es la urgencia?, se preguntan Decio y Justino. En primer lugar, existen periodos en los que es más sencillo contratar a un técnico. La finalización de la Copa del Mundo implica que muchos estrategas quedan libres, que los equipos europeos apenas se están preparando para iniciar sus respectivas ligas y, por tanto, que si piensas en candidatos que participan en otros torneos, tendrás más espacio de acción. En segunda, buscarle sustituto a un técnico que te dejó en claro que no desea continuar es una cuestión lógica y no una falta de respeto -como si de verdad les hubiera importado esto en otras ocasiones-. Decio y Justino son tan mexicanos que dejan todo para mañana, a excepción del negocio, ese sí no puede esperar, ni aunque sea en detrimento de lo deportivo.
El proyecto de Néstor de la Torre, según Decio, sirve para muy poco. Según De María, deben sentarse a planear cuál es el perfil de técnico que se busca, cuando se supone que el estructurado por De la Torre tendría que incluir un apartado fundamental respecto a lo que se desea en términos futbolísticos, en fondo y forma. Lo que se desprende es que el Director de Selecciones Nacionales omitió una de las partes más importantes en la planeación estratégica y que Decio y Justino siguen tan felices como siempre al ver que los ingresos se incrementan. Lo demás no les importa. Con dos o tres horas, tendrán el perfil del nuevo técnico, ese que después del 2014, seguramente será uno completamente distinto.
jueves, 22 de julio de 2010
Los otros títulos del América
Cada semestre es lo mismo. No hacía falta asistir a la presentación del nuevo plumaje de las Águilas para saber qué se iba a decir y cómo se iba a decir. Las palabras bonitas de siempre. También los objetivos de siempre. El América en la retórica tiene que ser Campeón, entregarse al máximo sobre la cancha, cautivar a los aficionados y manejarse con un estilo de juego que marque diferencia en el futbol mexicano. ¡Qué bonito se escucha o se lee! Lo triste es que no se hace más que para esperanzar a los aficionados y así lograr que inviertan su dinero en el nuevo jersey, ese que suele venir acompañado de adelantos tecnológicos y uno que otro detalle gráfico, pero que rara vez, al menos a últimas fechas, ha podido ir acompañado de buenos resultados.
La cereza al pastel -ésta sí un tanto atípica- no fue la presentación de Vicente Sánchez, quien se encuentra ante el reto de mostrar que su talento es tan grande como para recuperar su nivel y vencer la tumba que para jugadores importantes significa el cuadro americanista, sino la osadía de presumir los cuatro títulos obtenidos en la era amateur. Es natural. Cuando te quedas sin argumentos de valor en el presente, acudes al pasado y buscas hasta en el más recóndito rincón para encontrar un poco de la grandeza perdida. Presumirte como el club más ganador a partir de unas coronas que tú mismo habías ignorado hasta que se hizo necesario apelar a ellas es un reconocimiento propio de la mediocridad en que se ha sumergido el club en fechas recientes.
A Lapuente lo percibo como una garantía de resultados. He dicho que veo al América con posibilidades de obtener el título, pero ello no significa que vayamos a observar al cuadro espectacular que tanto pregona Michel Bauer. La directiva azulcrema debe entender que dibujar con lápiz cuatro estrellitas más para lucir más fuerte históricamente que las Chivas o que el Toluca no consuela de forma alguna a los aficionados. Las promesas de garra, coraje y sangre tampoco surten efecto.
Es necesario que dejen de construir cortinas de humo y que sean claros con los aficionados. Si las Águilas van a apostar a ganar sin importar el estilo, que sean claros y que lo digan. Si Toluca igualó a los emplumados en títulos, que la directiva lo acepte y abandone el fácil recurso de hurgar en la prehistoria del futbol mexicano. Claridad y transparencia es lo mínimo necesario para que el inicio de un semestre no se perciba como un engaño más, como una diplomática promesa que más tarde no encontrará la legitimidad necesaria para convencer a la fanaticada.
La cereza al pastel -ésta sí un tanto atípica- no fue la presentación de Vicente Sánchez, quien se encuentra ante el reto de mostrar que su talento es tan grande como para recuperar su nivel y vencer la tumba que para jugadores importantes significa el cuadro americanista, sino la osadía de presumir los cuatro títulos obtenidos en la era amateur. Es natural. Cuando te quedas sin argumentos de valor en el presente, acudes al pasado y buscas hasta en el más recóndito rincón para encontrar un poco de la grandeza perdida. Presumirte como el club más ganador a partir de unas coronas que tú mismo habías ignorado hasta que se hizo necesario apelar a ellas es un reconocimiento propio de la mediocridad en que se ha sumergido el club en fechas recientes.
A Lapuente lo percibo como una garantía de resultados. He dicho que veo al América con posibilidades de obtener el título, pero ello no significa que vayamos a observar al cuadro espectacular que tanto pregona Michel Bauer. La directiva azulcrema debe entender que dibujar con lápiz cuatro estrellitas más para lucir más fuerte históricamente que las Chivas o que el Toluca no consuela de forma alguna a los aficionados. Las promesas de garra, coraje y sangre tampoco surten efecto.
Es necesario que dejen de construir cortinas de humo y que sean claros con los aficionados. Si las Águilas van a apostar a ganar sin importar el estilo, que sean claros y que lo digan. Si Toluca igualó a los emplumados en títulos, que la directiva lo acepte y abandone el fácil recurso de hurgar en la prehistoria del futbol mexicano. Claridad y transparencia es lo mínimo necesario para que el inicio de un semestre no se perciba como un engaño más, como una diplomática promesa que más tarde no encontrará la legitimidad necesaria para convencer a la fanaticada.
miércoles, 21 de julio de 2010
El desastre de los Álvarez
El pleito organizacional de la Máquina alcanza dimensiones tan elevadas que lo deportivo empieza a ser lo de menos. Aunque la consecución de una corona enfriaría el clima de animadversión de los aficionados hacia la entidad, el efecto de ello no sería más que una capa que contribuiría a seguir viviendo en una atmósfera putrefacta, en la que cada quien ve para sí y en la que la conexión sanguínea sólo contribuye a hacer aún más grandes las diferencias.
Los recientes acontecimientos en torno al conjunto de la Noria emergen como fiel muestra de lo trascendental que es la tranquilidad organizacional como punto de partida para el éxito deportivo. Bajo circunstancias como las que se han vivido a lo largo de los últimos tiempos, resulta loable que la oncena cementera esté colocada como uno de los equipos más constantes del balompié nacional, aunque con la tarea pendiente de coronar la obra. En menor medida, en una inestabilidad permanente, Puebla terminó por aprender cómo convertir los elementos adversos en inyecciones anímicas.
Si Cruz Azul tiene una deuda pendiente con sus aficionados y consigo mismo, la situación es aún peor en los escritorios. Con el Apertura 2010 tocando a la puerta, debe quedar claro que la obtención del título no sería suficiente para hablar de un fin a la problemática cementera. Entiendo que a los aficionados les importa lo que ocurre sobre el rectángulo verde, pero es tiempo de comenzar a exigir transparencia en cada rubro inherente a una entidad deportiva, pues cualquier afectación en este sentido repercute en el resto. Las partes no pueden ser excluidas del todo, por más que en ocasiones el deporte se olvide de lo que ocurre a su alrededor para entregar alegrías.
Así como soy de los que opinan que los hermanos Álvarez no tienen mucho qué ver con las inexplicables fallas de sus jugadores en las diversas finales que han disputado, considero que son responsables absolutos del desorden organizacional por el que atraviesa Cruz Azul. Los actos de corrupción, las complicidades y las envidias entre ambos son tan descaradas que tendrían que derivar en la salida de ambos. Ésta sí sería la puerta que iluminaría el oscuro camino cementero, no sólo en el campo de juego sino también como una corporación que ve manchado su nombre a partir de la avaricia de dos hombres enfermos de poder.
Los recientes acontecimientos en torno al conjunto de la Noria emergen como fiel muestra de lo trascendental que es la tranquilidad organizacional como punto de partida para el éxito deportivo. Bajo circunstancias como las que se han vivido a lo largo de los últimos tiempos, resulta loable que la oncena cementera esté colocada como uno de los equipos más constantes del balompié nacional, aunque con la tarea pendiente de coronar la obra. En menor medida, en una inestabilidad permanente, Puebla terminó por aprender cómo convertir los elementos adversos en inyecciones anímicas.
Si Cruz Azul tiene una deuda pendiente con sus aficionados y consigo mismo, la situación es aún peor en los escritorios. Con el Apertura 2010 tocando a la puerta, debe quedar claro que la obtención del título no sería suficiente para hablar de un fin a la problemática cementera. Entiendo que a los aficionados les importa lo que ocurre sobre el rectángulo verde, pero es tiempo de comenzar a exigir transparencia en cada rubro inherente a una entidad deportiva, pues cualquier afectación en este sentido repercute en el resto. Las partes no pueden ser excluidas del todo, por más que en ocasiones el deporte se olvide de lo que ocurre a su alrededor para entregar alegrías.
Así como soy de los que opinan que los hermanos Álvarez no tienen mucho qué ver con las inexplicables fallas de sus jugadores en las diversas finales que han disputado, considero que son responsables absolutos del desorden organizacional por el que atraviesa Cruz Azul. Los actos de corrupción, las complicidades y las envidias entre ambos son tan descaradas que tendrían que derivar en la salida de ambos. Ésta sí sería la puerta que iluminaría el oscuro camino cementero, no sólo en el campo de juego sino también como una corporación que ve manchado su nombre a partir de la avaricia de dos hombres enfermos de poder.
martes, 20 de julio de 2010
Nery, el héroe express
Juzgar a Nery sin apasionamiento de por medio es demasiado complicado. No por aquella presunción hoy inválida de estar en Europa. Tampoco por el desplome de su actividad futbolística a lo largo de los últimos tiempos. Hablar de Nery es difícil porque a la ya de por sí natural subjetividad del balompié debe sumársele la escasez de argumentos para decir si es o no un elemento con la capacidad para ser algo más que un boom mediático y una esperanza utópica de salvación para un futbol tan urgido de triunfos como el nuestro.
De Nery se sabe no más que unas cuantas realidades y muchos mitos. Sus condiciones son atípicas para el futbol mexicano. Un jugador rápido, explosivo, con extraordinario cambio de velocidad y con una capacidad de concreción destacada. Sin embargo, el talento no basta cuando enfrente están los fantasmas internos de una persona que no supo manejar correctamente el paso abrupto a la fama y que, en una mala jugada de la vida, ha tenido que soportar los tragos más amargos de la vida.
Siempre he sido escéptico respecto a lo que Castillo significa para el futbol mexicano. Fui uno de los muchos que aplaudió su andar durante la Copa América. Se convirtió en un diferenciador sobre el terreno de juego. Los rivales desconocían su capacidad y se vieron sorprendidos, pero una vez que lo identificaron, Nery poco a poco fue desapareciendo hasta desplomarse al mismo ritmo que la Selección en dicho certamen.
Si a la ya mencionada falta de tiempo para afirmar o negar si estamos ante una extraordinaria realidad para el futbol mexicano sumamos lo que ha ocurrido con él a lo largo de estos años, el panorama es desolador. La extraña mentalidad del mexicano -lo digo aunque seguro me generará uno que otro cuestionamiento- permite que los aficionados sigan viéndolo como una solución. Caso contrario sería si el jugador con inactividad fuera uno realmente apegado al medio futbolístico nacional. Nery puede ausentarse y seguir siendo, incluso, candidato de la fanaticada a vestir la camiseta nacional. Si cualquier otro lo hiciera, entonces sí se hace un drama y la inconformidad de la gente.
Castillo, como cualquier otro futbolista, tiene el beneficio de la duda. No más. Sé que la sensación de construir reyes tuertos en tierra de ciegos es seductora, pero aprendamos a ser exigentes y cautos. Imagino y repruebo que después de dos o tres partidos destacados en la MLS, todos estarán pidiendo a gritos su llamado, hablando del gigante despierto y de lo mucho que se perdió Javier Aguirre al no llevarlo a la Copa del Mundo.
Aprendamos a dar la justa dimensión a las cosas. Nery hoy en día es un jugador devaluado, sin actividad y con algunas condiciones llamativas. Si brilla en dos o tres enfrentamientos, será un futbolista que empieza a renacer, pero no un insustituible ni nada por el estilo para la Selección Mexicana. Para eso, deben hacer falta más que dos o tres desbordes espectaculares.
De Nery se sabe no más que unas cuantas realidades y muchos mitos. Sus condiciones son atípicas para el futbol mexicano. Un jugador rápido, explosivo, con extraordinario cambio de velocidad y con una capacidad de concreción destacada. Sin embargo, el talento no basta cuando enfrente están los fantasmas internos de una persona que no supo manejar correctamente el paso abrupto a la fama y que, en una mala jugada de la vida, ha tenido que soportar los tragos más amargos de la vida.
Siempre he sido escéptico respecto a lo que Castillo significa para el futbol mexicano. Fui uno de los muchos que aplaudió su andar durante la Copa América. Se convirtió en un diferenciador sobre el terreno de juego. Los rivales desconocían su capacidad y se vieron sorprendidos, pero una vez que lo identificaron, Nery poco a poco fue desapareciendo hasta desplomarse al mismo ritmo que la Selección en dicho certamen.
Si a la ya mencionada falta de tiempo para afirmar o negar si estamos ante una extraordinaria realidad para el futbol mexicano sumamos lo que ha ocurrido con él a lo largo de estos años, el panorama es desolador. La extraña mentalidad del mexicano -lo digo aunque seguro me generará uno que otro cuestionamiento- permite que los aficionados sigan viéndolo como una solución. Caso contrario sería si el jugador con inactividad fuera uno realmente apegado al medio futbolístico nacional. Nery puede ausentarse y seguir siendo, incluso, candidato de la fanaticada a vestir la camiseta nacional. Si cualquier otro lo hiciera, entonces sí se hace un drama y la inconformidad de la gente.
Castillo, como cualquier otro futbolista, tiene el beneficio de la duda. No más. Sé que la sensación de construir reyes tuertos en tierra de ciegos es seductora, pero aprendamos a ser exigentes y cautos. Imagino y repruebo que después de dos o tres partidos destacados en la MLS, todos estarán pidiendo a gritos su llamado, hablando del gigante despierto y de lo mucho que se perdió Javier Aguirre al no llevarlo a la Copa del Mundo.
Aprendamos a dar la justa dimensión a las cosas. Nery hoy en día es un jugador devaluado, sin actividad y con algunas condiciones llamativas. Si brilla en dos o tres enfrentamientos, será un futbolista que empieza a renacer, pero no un insustituible ni nada por el estilo para la Selección Mexicana. Para eso, deben hacer falta más que dos o tres desbordes espectaculares.
El derrumbe de Cuauhtémoc
No tiene caso ocultar la realidad. Aunque la tentación de seguir encontrando objetivos mayores para justificar las acciones del máximo ídolo del futbol mexicano en los últimos años resulte tentadora, carecería de lógica defender las decisiones tomadas por Cuauhtémoc Blanco a últimas fechas. Nada, ni siquiera absurdos como su “flamante” llegada al Irapuato, tiene la facultad de borrar aquellos recuerdos en que aparecía con su figura encorvada para iluminar un camino oscuro para la Selección Mexicana; nada tiene la fuerza suficiente para que el americanismo olvide que él significo la lucha y la esencia del equipo como ningún otro a lo largo de las últimas dos décadas, pero también es cierto que no hay un solo punto de vista bien fundamentado para validar el descaro profesional en que ha caído el otrora emplumado a la hora de enfundarse la camiseta de los Tiburones Ro… perdón, hasta el propio Blanco se equivocó, de los Freseros del Irapuato.
Blanco ha demostrado que le gusta mucho el dinero y el futbol. Lo primero a cualquiera seduce, sobre todo cuando se sabe que tu presencia en cualquier sitio enciende pasiones y provoca un impacto mediático envidiable para cualquier otro deportista nacional. Lo segundo, al menos para Cuauhtémoc, emerge como su profesión, pero vista desde un punto de vista que empieza a relacionarse en gran medida con el sentir de un amateur. Al “Temo”, según lo que él mismo está transmitiendo, le apetece jugar sin condición alguna. Desechó la oferta económica de Chicago Fire con tal de ganar un poco menos a cambio de su libertad como individuo, de olvidarse de entrenamientos para concentrarse en un estilo de vida que dista mucho del de un deportista de alto rendimiento. La mente de Blanco concibe la Liga de Ascenso como la cáscara en la que todos participamos ocasionalmente. Para él, un partido en la división de ascenso equivale al partido semanal que solemos llevar a cabo los amantes del balompié.
Culparlo por divertirse en la cancha sería ir en contra de su esencia. Sin embargo, sí que se vale condenarlo por seguir manejándose como profesional cuando ha dejado de serlo. La alborotada cabeza de Cuauhtémoc en el presente destina más tiempo a pensar lo simpático que será compartir créditos con Carmen Salinas, uno de los personajes televisivos que mayor repulsión me genera, que a luchar palmo a palmo con sus compañeros para acceder a la Primera División. El balompié es su hobby, la televisión su nuevo interés, ya sea ridiculizándose a través de una catafixia cuyo resultado todos conocíamos o queriendo imitar el acento “fresa” al momento de enfundarse en la camiseta de los Freseros.
Como una persona que pudo vivir las más grandes victorias de Blanco en la cancha, he de reconocer que duele observar al ídolo venido a menos, al terco que no se quiere retirar, pero que en realidad ya lo está haciendo al ser más bufón que futbolista. Al más puro estilo de Julio César Chávez, aunque este último por mera intención económica, el “Temo” está cayendo como uno de los deportistas que no entienden cómo irse y que exhiben su ignorancia fuera del deporte a partir de una terca postura de pretender omitir los efectos del paso del tiempo.
Los que lo contratan también tienen un alto grado de culpa. Cuando un directivo permite que un jugador participe en una telenovela, grabe un programa semanal y viaje cada que se le antoje, está mandando un mensaje muy claro: lo deportivo importa un carajo. Poco puede exigir al resto de futbolistas a partir de ahora…
viernes, 16 de julio de 2010
5 puntos de la designación del nuevo técnico del Tri
-Justino Compeán y compañía son una muestra clara de que la experiencia puede resultar totalmente inútil. La actual administración se empeña en seguirse manejando con gran acierto en materia económica, pero en conducirse con total irresponsabilidad en lo deportivo.
-Aguardar hasta diciembre para anunciar al nuevo seleccionador nacional sería un error grosero. Como dice Witker, si ya se sabía que Aguirre no iba a seguir, hubiera resultado entendible y aceptable que la FMF buscara quien lo sustituyera.
-Toluca tiene razón al solicitar que, en caso de que la FMF pretenda los servicios de José Manuel de la Torre, le permitan continuar al frente de los rojos. Distinto habría sido si se les hubiera advertido desde el inicio.
-Si no hay prisa por determinar al nuevo seleccionador nacional, entonces resulta contradictorio llevar a cabo juegos amistosos y valerse de argumentos históricos para hacer negocio.
-O Néstor de la Torre no puede ante la pasividad de Justino y demás personajes o de a poco se ha ido convirtiendo en uno más de la mafia de la FEMEXFUT.
-Aguardar hasta diciembre para anunciar al nuevo seleccionador nacional sería un error grosero. Como dice Witker, si ya se sabía que Aguirre no iba a seguir, hubiera resultado entendible y aceptable que la FMF buscara quien lo sustituyera.
-Toluca tiene razón al solicitar que, en caso de que la FMF pretenda los servicios de José Manuel de la Torre, le permitan continuar al frente de los rojos. Distinto habría sido si se les hubiera advertido desde el inicio.
-Si no hay prisa por determinar al nuevo seleccionador nacional, entonces resulta contradictorio llevar a cabo juegos amistosos y valerse de argumentos históricos para hacer negocio.
-O Néstor de la Torre no puede ante la pasividad de Justino y demás personajes o de a poco se ha ido convirtiendo en uno más de la mafia de la FEMEXFUT.
miércoles, 14 de julio de 2010
¿Quién sabe de futbol?
¿Quién sabe de futbol?
Sudáfrica 2010 terminó convirtiéndose en un torneo en el que se pudo ver más de lo que los directores técnicos desean que de aquello que apasiona a los aficionados. Con la compleja naturaleza de ser juego, negocio y espectáculo a la vez, el balompié empieza, desde mi punto de vista, a tener que plantearse si está yendo hacia el punto más conveniente, si el rumbo que está siguiendo es el correcto.
Los partidos que permanecen para la posteridad -a menos que se trate de una final, instancia en la que vale ganar como sea- son aquellos de jugadas sobresalientes, de goles inolvidables y emociones al por mayor en ambas porterías. Ese, el ideal de los aficionados, rara vez fue cumplido a lo largo de una Copa del Mundo en la que la paridad de fuerzas se presentó como elemento común y en la que el orden significó un freno de mano a la guerrera intención de ofender con furia.
Quienes tienen frente a sí la responsabilidad de dirigir un equipo o de participar sobre el rectángulo verde poseen una visión propia y que cada vez empieza a alejarse más de un posible acuerdo con la visión del consumidor que paga determinada cantidad por asistir a presenciar un partido, mismo que ya no necesariamente, según sus actores principales, debe ser concebido como espectáculo. Algunos, como Lapuente, mandan a la gente al circo si es que ésta pretende divertirse; otros, los científicos del fútbol, dan a entender que el aficionado no sabe y que jugar ofensivo equivale al suicidio. Los directivos dicen apostar por el espectáculo, pero son incapaces de soportar las consecuencias y peligros de jugar de esa manera.
La solución a este punto no parece existir. Comprendo que los técnicos cuiden su trabajo con uñas y dientes, aunque ello implique reservas extremas. Entiendo que los directivos prefieran ganar como sea que salir a dar la cara para explicar el porqué de los fracasos… pero también percibo que el que ocasiona que se paguen grandes cantidades en torno a la industria del futbol es el aficionado y que este ha tenido que soportar un mensaje típico de aquellos establecimientos que no acostumbran atender las peticiones del cliente: si no le gusta, no venga. Vaya, hasta en tono de broma se me ocurrió aplicar ese comentario en mi blog y las respuestas de tremenda inconformidad no se hicieron esperar. Sin embargo, el fútbol, distinto en todo, sí que lo puede hacer y sí que puede mantenerse bajo esa filosofía sin que, al menos en apariencia, se perciba una merma notable.
La disputa moral que afronta la industria del futbol entre atender al aficionado o seguir bajo el camino dictatorial de hacer lo que quiera con el deporte es sumamente compleja. El primer paso sería que los aficionados tomaran cartas en el asunto y que exigieran congruencia entre lo que piden y lo que hacen. El del América, por ejemplo, es un caso sintomático: la urgencia de resultados propició que la promesa de Bauer por dar espectáculo quedara en pura habladuría, pues hasta el propio Lapuente sabe que para él, el espectáculo se ve en el circo y no en una cancha de futbol.
¿Cuál es el punto medio? ¿Les gustaría seguir viendo un Mundial como el que acaba de concluir o se sentirían mejor invirtiendo su dinero en un torneo más espectacular, aunque ello implique un dolor de cabeza para los técnicos?
Sudáfrica 2010 terminó convirtiéndose en un torneo en el que se pudo ver más de lo que los directores técnicos desean que de aquello que apasiona a los aficionados. Con la compleja naturaleza de ser juego, negocio y espectáculo a la vez, el balompié empieza, desde mi punto de vista, a tener que plantearse si está yendo hacia el punto más conveniente, si el rumbo que está siguiendo es el correcto.
Los partidos que permanecen para la posteridad -a menos que se trate de una final, instancia en la que vale ganar como sea- son aquellos de jugadas sobresalientes, de goles inolvidables y emociones al por mayor en ambas porterías. Ese, el ideal de los aficionados, rara vez fue cumplido a lo largo de una Copa del Mundo en la que la paridad de fuerzas se presentó como elemento común y en la que el orden significó un freno de mano a la guerrera intención de ofender con furia.
Quienes tienen frente a sí la responsabilidad de dirigir un equipo o de participar sobre el rectángulo verde poseen una visión propia y que cada vez empieza a alejarse más de un posible acuerdo con la visión del consumidor que paga determinada cantidad por asistir a presenciar un partido, mismo que ya no necesariamente, según sus actores principales, debe ser concebido como espectáculo. Algunos, como Lapuente, mandan a la gente al circo si es que ésta pretende divertirse; otros, los científicos del fútbol, dan a entender que el aficionado no sabe y que jugar ofensivo equivale al suicidio. Los directivos dicen apostar por el espectáculo, pero son incapaces de soportar las consecuencias y peligros de jugar de esa manera.
La solución a este punto no parece existir. Comprendo que los técnicos cuiden su trabajo con uñas y dientes, aunque ello implique reservas extremas. Entiendo que los directivos prefieran ganar como sea que salir a dar la cara para explicar el porqué de los fracasos… pero también percibo que el que ocasiona que se paguen grandes cantidades en torno a la industria del futbol es el aficionado y que este ha tenido que soportar un mensaje típico de aquellos establecimientos que no acostumbran atender las peticiones del cliente: si no le gusta, no venga. Vaya, hasta en tono de broma se me ocurrió aplicar ese comentario en mi blog y las respuestas de tremenda inconformidad no se hicieron esperar. Sin embargo, el fútbol, distinto en todo, sí que lo puede hacer y sí que puede mantenerse bajo esa filosofía sin que, al menos en apariencia, se perciba una merma notable.
La disputa moral que afronta la industria del futbol entre atender al aficionado o seguir bajo el camino dictatorial de hacer lo que quiera con el deporte es sumamente compleja. El primer paso sería que los aficionados tomaran cartas en el asunto y que exigieran congruencia entre lo que piden y lo que hacen. El del América, por ejemplo, es un caso sintomático: la urgencia de resultados propició que la promesa de Bauer por dar espectáculo quedara en pura habladuría, pues hasta el propio Lapuente sabe que para él, el espectáculo se ve en el circo y no en una cancha de futbol.
¿Cuál es el punto medio? ¿Les gustaría seguir viendo un Mundial como el que acaba de concluir o se sentirían mejor invirtiendo su dinero en un torneo más espectacular, aunque ello implique un dolor de cabeza para los técnicos?
martes, 13 de julio de 2010
La cruda mundialista
Es como despertar bajo la estela de una noche memorable. Las horas siguientes a la culminación de la Copa del Mundo nos inundan de una nostalgia cargada por la ansiedad de saber que no habrá fiesta igual hasta dentro de 4 años, cuando los mismos sueños de siempre renacerán y cuando sólo unos cuantos podrán levantar los brazos en señal de triunfo. La máxima justa balompédica del orbe es la fiesta perfecta, de las pocas en las que el exceso no resulta nocivo para la salud y de las que dejan una cruda de recuerdos con el consuelo natural del futbol de poder cambiar la historia o repetirla, según sea el caso, en su próxima edición.
En estos momentos, en los que cuesta trabajo creer que la Copa del Mundo se ha ido para no volver hasta el 2014, encuentro que el de Sudáfrica fue un Mundial de sueños cumplidos e insatisfechos deseos. En lo personal -hablaré de mí porque no aguanto la tentación de compartirlo con ustedes-, este torneo marcó mi vida para siempre. Una meta profesional cumplida. Un sueño de niño convertido en realidad. Aprendizaje infinito. Estos 37 días inmerso en la cultura sudafricana significaron cualquier cantidad de quejas -siempre he sido un inconforme por naturaleza-, pero todo lo que no me pareció y aquello que me agradó, ha significado un aprendizaje y una madurez que me servirá para siempre y que llevaré con enorme satisfacción a donde quiera que vaya. A ese lugar, tan lleno de contrastes, tan rico en historias y tan aleccionador como el que más, le estaré infinitamente agradecido.
Después de escribir esas líneas, que anticipo darán de qué hablar a mis queridos trolls, me concentraré en los deseos insatisfechos. Aquí vamos a estar casi todos de acuerdo. El futbol de la Copa del Mundo nos llevó a obtener una dolorosa conclusión: el juego se parece cada vez más al ideal de los técnicos y cada vez menos al juego que más disfrutan los aficionados. En Sudáfrica 2010, el espectáculo apareció a cuentagotas. El drama de las finales ayudó a disminuir los cuestionamientos a este sentido, pero no nos engañemos: el futbol presenta cada vez menos emociones sobre el rectángulo verde y cada vez más una paridad que de tan notable deriva en el aburrimiento de los espectadores.
Contra mi costumbre, quise ser optimista en Twitter. Califiqué con un 7.5 lo que nos entregó la Copa del Mundo en el rubro estrictamente futbolístico. Me fui, según ustedes, demasiado alto. Salvo un valiente, optimista o que padece de ceguera voluntaria -no sé cómo llamarlo-, que entregó una calificación de 8, el resto fue de 7 para abajo. Las individualidades casi nunca aparecieron. El vistoso Brasil apostó por ser mecánico y terminó fracasando. Holanda, habitual apostador del espectáculo, optó por la practicidad y se quedó más arriba que de costumbre, pero igual fracasó. Con estos dos casos inclinándose por el futbol sistemático y predecible, nos quedó un Mundial demasiado parejo, en los que la llegada a los tiempos extra se daba más por nulos ataques que por una cruenta batalla por herir al rival .
Debemos estar agradecidos con Gyan por la falla monumental desde los once pasos. Aplaudir el esfuerzo del artillero convertido en portero que realizó Luis Suárez. El dolor de la eliminación italiana. La fuerza de Ghana… fueron estos elementos de drama los que le dieron sabor a Sudáfrica 2010. Ahora, una pregunta directa: ¿qué habría sido de este Mundial sin el dramatismo? Si quitamos este elemento, estaríamos ante la Copa del Mundo más pobre en emociones desde hace muchos años. Eso sí que me preocupa, aunque ello no impida que siga extrañando la oportunidad de vivir sumergido en un maratón de partidos entre los mejores equipos del mundo.
En estos momentos, en los que cuesta trabajo creer que la Copa del Mundo se ha ido para no volver hasta el 2014, encuentro que el de Sudáfrica fue un Mundial de sueños cumplidos e insatisfechos deseos. En lo personal -hablaré de mí porque no aguanto la tentación de compartirlo con ustedes-, este torneo marcó mi vida para siempre. Una meta profesional cumplida. Un sueño de niño convertido en realidad. Aprendizaje infinito. Estos 37 días inmerso en la cultura sudafricana significaron cualquier cantidad de quejas -siempre he sido un inconforme por naturaleza-, pero todo lo que no me pareció y aquello que me agradó, ha significado un aprendizaje y una madurez que me servirá para siempre y que llevaré con enorme satisfacción a donde quiera que vaya. A ese lugar, tan lleno de contrastes, tan rico en historias y tan aleccionador como el que más, le estaré infinitamente agradecido.
Después de escribir esas líneas, que anticipo darán de qué hablar a mis queridos trolls, me concentraré en los deseos insatisfechos. Aquí vamos a estar casi todos de acuerdo. El futbol de la Copa del Mundo nos llevó a obtener una dolorosa conclusión: el juego se parece cada vez más al ideal de los técnicos y cada vez menos al juego que más disfrutan los aficionados. En Sudáfrica 2010, el espectáculo apareció a cuentagotas. El drama de las finales ayudó a disminuir los cuestionamientos a este sentido, pero no nos engañemos: el futbol presenta cada vez menos emociones sobre el rectángulo verde y cada vez más una paridad que de tan notable deriva en el aburrimiento de los espectadores.
Contra mi costumbre, quise ser optimista en Twitter. Califiqué con un 7.5 lo que nos entregó la Copa del Mundo en el rubro estrictamente futbolístico. Me fui, según ustedes, demasiado alto. Salvo un valiente, optimista o que padece de ceguera voluntaria -no sé cómo llamarlo-, que entregó una calificación de 8, el resto fue de 7 para abajo. Las individualidades casi nunca aparecieron. El vistoso Brasil apostó por ser mecánico y terminó fracasando. Holanda, habitual apostador del espectáculo, optó por la practicidad y se quedó más arriba que de costumbre, pero igual fracasó. Con estos dos casos inclinándose por el futbol sistemático y predecible, nos quedó un Mundial demasiado parejo, en los que la llegada a los tiempos extra se daba más por nulos ataques que por una cruenta batalla por herir al rival .
Debemos estar agradecidos con Gyan por la falla monumental desde los once pasos. Aplaudir el esfuerzo del artillero convertido en portero que realizó Luis Suárez. El dolor de la eliminación italiana. La fuerza de Ghana… fueron estos elementos de drama los que le dieron sabor a Sudáfrica 2010. Ahora, una pregunta directa: ¿qué habría sido de este Mundial sin el dramatismo? Si quitamos este elemento, estaríamos ante la Copa del Mundo más pobre en emociones desde hace muchos años. Eso sí que me preocupa, aunque ello no impida que siga extrañando la oportunidad de vivir sumergido en un maratón de partidos entre los mejores equipos del mundo.
viernes, 9 de julio de 2010
La relevancia del pulpo Paul
La Copa del Mundo no sería lo que es si su relevancia estuviera delimitada por el rectángulo verde. Aunque el juego es lo más importante, aquellos elementos externos que irrumpen cada cuatro años para fortalecer la pasión de los auténticos aficionados y para impulsar el oportunismo de los seguidores ocasionales contribuyen en alta proporción para que la máxima justa balompédica del orbe goce de un impacto social y cultural que ya quisiera cuaquier cumbre con los mandatarios de las naciones más poderosas.
Los tentáculos de Paul se volvieron famosos por la inconcebible casualidad de acertar cuando nadie más lo haría. Sin embargo, este molusco también debe su popularidad a la necesidad que, como gente adicta a la fiesta, tienen los aficionados por mantener la emoción incluso cuando ésta ha ido a la baja o cuando la actividad empieza a escasear debido a que el calendario empieza a extinguirse lenta y dolorosamente.
El Mundial de Sudáfrica no ha sido el más espectacular. La paridad de fuerzas ha llevado a una neutralización que entrega partidos tediosos y con un ritmo semilento, en muchas ocasiones con una apuesta más clara por evitar la derrota que por acceder a la victoria. No obstante, la aparición del dramatismo en las instancias definitivas le ha dotado de la emoción necesaria como para considerar que esta edición de la Copa del Mundo cumplió satisfactoriamente.
Paul quedará por siempre en la memoria. Las vuvuzelas se escucharán incluso con el paso de los años. Pero tampoco olvidaremos el llanto de Maradona, el fracaso del métodico Dunga, las graves pifias arbitrales, la entrega de la Furia Roja, el derrumbe del muro alemán o la ruptura de Holanda con su historia de fracasos, aunque a ésta aún le queda cumplir con la final para acabar con su más grande trauma histórico.
En una Copa del Mundo todo cabe. Las caderas de Shakira conviven en armonía con Paul y su naturaleza de buen apostador. El llanto de Maradona colinda con la catástrofe de Gyan, el héroe venido a menos. La torpeza de Osorio, incluso, encuentra espacio de respiro con el oso del arquero inglés ante Estados Unidos
Los tentáculos de Paul se volvieron famosos por la inconcebible casualidad de acertar cuando nadie más lo haría. Sin embargo, este molusco también debe su popularidad a la necesidad que, como gente adicta a la fiesta, tienen los aficionados por mantener la emoción incluso cuando ésta ha ido a la baja o cuando la actividad empieza a escasear debido a que el calendario empieza a extinguirse lenta y dolorosamente.
El Mundial de Sudáfrica no ha sido el más espectacular. La paridad de fuerzas ha llevado a una neutralización que entrega partidos tediosos y con un ritmo semilento, en muchas ocasiones con una apuesta más clara por evitar la derrota que por acceder a la victoria. No obstante, la aparición del dramatismo en las instancias definitivas le ha dotado de la emoción necesaria como para considerar que esta edición de la Copa del Mundo cumplió satisfactoriamente.
Paul quedará por siempre en la memoria. Las vuvuzelas se escucharán incluso con el paso de los años. Pero tampoco olvidaremos el llanto de Maradona, el fracaso del métodico Dunga, las graves pifias arbitrales, la entrega de la Furia Roja, el derrumbe del muro alemán o la ruptura de Holanda con su historia de fracasos, aunque a ésta aún le queda cumplir con la final para acabar con su más grande trauma histórico.
En una Copa del Mundo todo cabe. Las caderas de Shakira conviven en armonía con Paul y su naturaleza de buen apostador. El llanto de Maradona colinda con la catástrofe de Gyan, el héroe venido a menos. La torpeza de Osorio, incluso, encuentra espacio de respiro con el oso del arquero inglés ante Estados Unidos
jueves, 8 de julio de 2010
Frialdad en la furia
El valor de ser inteligente en medio de la calentura. España es la fuerza, el coraje, la garra y el corazón indomable de Puyol. También es el talento de Villa, el espíritu salvador de Casillas y el desequilibrio de Iniesta. Pero eso no era suficiente para derrotar a Alemania, la que mejor se había mostrado a lo largo de la máxima justa balompédica del orbe. La verdadera clave para el histórico triunfo ibérico estuvo en conducirse bajo una pasión controlada, en sumergirse en un estado de templanza ante el monumental escenario que tenían frente a sí, en adoptar la serenidad inalterable de Vicente del Bosque, ese que alguna vez fuera despedido del Real Madrid por no generar escándalo y portadas para los merengues.
En una competencia de tan alta envergadura, la enjundia se disfraza de imprecisión. Las piernas, urgidas de llenarse de gloria, con suma facilidad terminan dictando sus propias órdenes, ignorando las que emanan del cerebro. Estar a unos minuto de la final de la Copa del Mundo es una tentación tan peligrosa como los ojos de una Medusa a la que, si decides contemplar, acabará convirtiéndote en piedra, llevándote a un estado de eterna inmovilidad.
El partido no fue lo que la gran mayoría deseaba. Los propios españoles habían imaginado una batalla mucho más dramática de lo que resultó. España hoy fue tan capaz de soportar la tensión del encuentro que supo sobreponerse a la ansiedad que genera haber dominado sin hacer daño durante el primer tiempo. La Roja tuvo la pelota, la paseó, buscó una y otra vez con sus principales armas ofensivas. Perdió el control del partido. Daba la sensación de que Alemania podía reeditar los venenosos momentos que provocaron el llanto de Maradona. Pero ahí estuvo la calma impensable de los ibéricos, el temperamento atípico del inexperto semifinalista ante el nerviosismo inusual de la potencia histórica.
El devenir del cotejo no fue del agrado de los productores hollywoodenses. Ellos requieren más sangre, más emoción en ambas porterías y más estado de emergencia en el que finalmente termina ganando. El filme de hoy en Durban tuvo un estilo a la Del Bosque, mucho menos palomero, muy a la usanza del padre de familia que pone cara diplomática ante las más grandes alegrías, y mucho más efectivo para el balompié actual.
Alemania hoy dejó de ser la máquina perfecta del duelo contra Argentina. Los pases que nunca fallaba, hoy los falló. La contundencia que casi siempre tuvo, salvo en el duelo contra Serbia, hoy la extrañó. El orgullo feroz tatuado por siempre en la camiseta teutona hoy fue poca cosa ante Puyol y una zaga que ya hubiera querido la seguridad del estadio para impedir el acceso al par de colados que pisaron una cancha que no los esperaba.
Las emociones a granel tendrán que esperar. En una semifinal de Copa del Mundo, el espectáculo puede significar desorden y caos. Del Bosque y los suyos no quisieron eso… Ah, por cierto, las predicciones acertadas del pulpo Paul son la cereza de un pastel que nunca olvidaremos.
En una competencia de tan alta envergadura, la enjundia se disfraza de imprecisión. Las piernas, urgidas de llenarse de gloria, con suma facilidad terminan dictando sus propias órdenes, ignorando las que emanan del cerebro. Estar a unos minuto de la final de la Copa del Mundo es una tentación tan peligrosa como los ojos de una Medusa a la que, si decides contemplar, acabará convirtiéndote en piedra, llevándote a un estado de eterna inmovilidad.
El partido no fue lo que la gran mayoría deseaba. Los propios españoles habían imaginado una batalla mucho más dramática de lo que resultó. España hoy fue tan capaz de soportar la tensión del encuentro que supo sobreponerse a la ansiedad que genera haber dominado sin hacer daño durante el primer tiempo. La Roja tuvo la pelota, la paseó, buscó una y otra vez con sus principales armas ofensivas. Perdió el control del partido. Daba la sensación de que Alemania podía reeditar los venenosos momentos que provocaron el llanto de Maradona. Pero ahí estuvo la calma impensable de los ibéricos, el temperamento atípico del inexperto semifinalista ante el nerviosismo inusual de la potencia histórica.
El devenir del cotejo no fue del agrado de los productores hollywoodenses. Ellos requieren más sangre, más emoción en ambas porterías y más estado de emergencia en el que finalmente termina ganando. El filme de hoy en Durban tuvo un estilo a la Del Bosque, mucho menos palomero, muy a la usanza del padre de familia que pone cara diplomática ante las más grandes alegrías, y mucho más efectivo para el balompié actual.
Alemania hoy dejó de ser la máquina perfecta del duelo contra Argentina. Los pases que nunca fallaba, hoy los falló. La contundencia que casi siempre tuvo, salvo en el duelo contra Serbia, hoy la extrañó. El orgullo feroz tatuado por siempre en la camiseta teutona hoy fue poca cosa ante Puyol y una zaga que ya hubiera querido la seguridad del estadio para impedir el acceso al par de colados que pisaron una cancha que no los esperaba.
Las emociones a granel tendrán que esperar. En una semifinal de Copa del Mundo, el espectáculo puede significar desorden y caos. Del Bosque y los suyos no quisieron eso… Ah, por cierto, las predicciones acertadas del pulpo Paul son la cereza de un pastel que nunca olvidaremos.
5 puntos del Alemania vs España
-La importancia de los líderes en los momentos importantes. Puyol apareció cuando nadie esperaba que marcara. Algo que Rafa, guardando proporciones, nunca pudo hacer en momentos realmente definitivos con el Tri.
-Alemania nunca pudo acomodarse sobre el terreno de juego. Se sintió incómodo ante una escuadra que siempre supo tocar con mayor rapidez e inteligencia la pelota.
-En el discurrir del partido, España fue superior, salvo cerca de 10 miutos en los que los teutones se apoderaron de la de gajos. Hizo falta profundidad a los alemanes.
-Son coincidencias, pero lo del pulpo Paul es asombroso. No tiene que ver con el cotejo, pero me ha dado una paliza monumental pronosticando.
-Low no encontró la llave para abrir a un equipo que, teniendo quizás la mejor ofensiva del mundo, apostó por la total concentración defensiva para neutralizar al rival.
-Alemania nunca pudo acomodarse sobre el terreno de juego. Se sintió incómodo ante una escuadra que siempre supo tocar con mayor rapidez e inteligencia la pelota.
-En el discurrir del partido, España fue superior, salvo cerca de 10 miutos en los que los teutones se apoderaron de la de gajos. Hizo falta profundidad a los alemanes.
-Son coincidencias, pero lo del pulpo Paul es asombroso. No tiene que ver con el cotejo, pero me ha dado una paliza monumental pronosticando.
-Low no encontró la llave para abrir a un equipo que, teniendo quizás la mejor ofensiva del mundo, apostó por la total concentración defensiva para neutralizar al rival.
miércoles, 7 de julio de 2010
El adiós de los latinos
Duro y directo. Justo en las instancias en que la CONMEBOL alzaba el cuello gritándole al mundo que cuatro de sus representados aparecían entre los ocho mejores del orbe, el orgullo europeo hizo acto de presencia y puso las cosas en su lugar, incluso exagerando una hegemonía que habitualmente no habría sido tanta.Para que no quedara lugar a dudas de la privilegiada posición de las escuadras del Viejo Continente sobre las sudamericanas, Holanda destruyó la torre disciplinaria de Dunga. Alemania, derrumbó la estatua orgullosa de Maradona como símbolo del derrocamiento de Diego Armando y Messi como los grandes referentes mediáticos de Sudáfrica 2010.
A la distancia, ya con la Copa del Mundo a un paso de consumirse, percibo que los latinoamericanos no fueron mejores que los europeos. La clave del éxito de unos y otros estuvo más en la disciplina táctica que en el talento. Cada vez más, el juego se define por mínimos detalles, por situaciones trabajadas mecánicamente y por la equivocación de un solo elemento. Los arqueros, en ocasiones más que los propios artilleros, son señalados como los culpables en un futbol que se ha vuelto tan científico que en contadas ocasiones posee margen de error.
La de Sudáfrica 2010 ha sido una muestra clara de hacia dónde se dirige el mundo del balompié. Las jugadas a balón parado, esas que al futbol mexicano le roban horas de sueño, se han transformado en las claves maestras para acabar con la paridad de fuerzas, con un deporte en el que la individualidad ha perdido terreno ante lo colectivo y en el que el estratega juega un rol fundamental.
El gran acierto de oncenas como Paraguay y Uruguay fue tender a la imitación de los modelos europeos y apuntalar, sobre todo en el caso charrúa, con las individualidades necesarias en el ataque. A partir de un orden inalterable, indispuesto a modificar su actitud sin importar lo que ocurra sobre el terreno de juego, ambas representaciones cumplieron con una participación más que aceptable. De poco importó que su funcionamiento fuera cada vez menos latino y cada vez mucho más europeo, aunque eso sí, con menos dinámica. Punto pendiente para el futbol de nuestras latitudes.
A la distancia, ya con la Copa del Mundo a un paso de consumirse, percibo que los latinoamericanos no fueron mejores que los europeos. La clave del éxito de unos y otros estuvo más en la disciplina táctica que en el talento. Cada vez más, el juego se define por mínimos detalles, por situaciones trabajadas mecánicamente y por la equivocación de un solo elemento. Los arqueros, en ocasiones más que los propios artilleros, son señalados como los culpables en un futbol que se ha vuelto tan científico que en contadas ocasiones posee margen de error.
La de Sudáfrica 2010 ha sido una muestra clara de hacia dónde se dirige el mundo del balompié. Las jugadas a balón parado, esas que al futbol mexicano le roban horas de sueño, se han transformado en las claves maestras para acabar con la paridad de fuerzas, con un deporte en el que la individualidad ha perdido terreno ante lo colectivo y en el que el estratega juega un rol fundamental.
El gran acierto de oncenas como Paraguay y Uruguay fue tender a la imitación de los modelos europeos y apuntalar, sobre todo en el caso charrúa, con las individualidades necesarias en el ataque. A partir de un orden inalterable, indispuesto a modificar su actitud sin importar lo que ocurra sobre el terreno de juego, ambas representaciones cumplieron con una participación más que aceptable. De poco importó que su funcionamiento fuera cada vez menos latino y cada vez mucho más europeo, aunque eso sí, con menos dinámica. Punto pendiente para el futbol de nuestras latitudes.
La soberbia argentina
Emplear su propia forma de concebir el futbol para hacer llevadera una derrota es una equivocación que acarreará graves consecuencias al balompié argentino. Soberbios hasta en la humillación, aficionados, jugadores y técnicos argentinos, al menos en su gran mayoría, se atreven a pensar que Alemania les pasó por encima porque los teutones son mecánicos, disciplinados, y ellos artistas que construyen grandes obras en soliloquio. Su “alma” creativa la perciben como la razón del tropiezo, en vez de reconocer que el rival les pasó por encima con una manifestación futbolística espectacular, efectiva y arrolladora.
Por más que intento justificar que un futbol que ha sido dos veces Campeón del Mundo reciba con gran alegría a una escuadra que acaba de arrastrar el prestigio en cuartos de final y que fue ayudado por el árbitro en los octavos de final, no encuentro argumentos para aprobar su actitud. Si en México exageramos en las críticas hacia Hugo Sánchez, en Argentina, se van al extremo de buscar explicaciones rebuscadas a lo que en realidad se limita a una incapacidad táctica y estratégica de alguien que no tiene ni tuvo la suficiente preparación para asumir las riendas de un equipo plagado de individualidades, pero destinado al fracaso sin la unión de sus piezas.
A Maradona lo han encumbrado a un grado tal que no les cabe en la cabeza que este hombre que ya antes había perdido en el terreno de la vida pudiera fracasar sobre el rectángulo verde. Incluso después de una de las más dolorosas experiencias del futbol pampero, están quienes aseguran que el error de Diego fue haber confiado excesivamente en la capacidad técnica de sus jugadores. Un estratega que hace eso, no está valorando a los jugadores, está reduciendo este deporte a una actividad cascarera digna de las calles, pero no de una Copa del Mundo.
Ir contra veinte mil personas y otros más que hubieran querido acudir a recibir a la Selección Argentina no es poca cosa. Aún así, corro el riesgo y me atrevo a decirles que están muy equivocados. Maradona no es el técnico adecuado para su representación. Sabe menos que la gran mayoría de estrategas que participaron en la máxima justa balompédica del orbe y echó a su suerte a jugadores que debieron estar bien cobijados para que de verdad el Mundial de Messi terminara siendo el de Messi.
Ser artista es ser creativo, distinto, mágico con la pelota. Ser irresponsable es pensar que la táctica y la estrategia no hacen falta en un futbol tan competido como el de los tiempos que discurren.
Por más que intento justificar que un futbol que ha sido dos veces Campeón del Mundo reciba con gran alegría a una escuadra que acaba de arrastrar el prestigio en cuartos de final y que fue ayudado por el árbitro en los octavos de final, no encuentro argumentos para aprobar su actitud. Si en México exageramos en las críticas hacia Hugo Sánchez, en Argentina, se van al extremo de buscar explicaciones rebuscadas a lo que en realidad se limita a una incapacidad táctica y estratégica de alguien que no tiene ni tuvo la suficiente preparación para asumir las riendas de un equipo plagado de individualidades, pero destinado al fracaso sin la unión de sus piezas.
A Maradona lo han encumbrado a un grado tal que no les cabe en la cabeza que este hombre que ya antes había perdido en el terreno de la vida pudiera fracasar sobre el rectángulo verde. Incluso después de una de las más dolorosas experiencias del futbol pampero, están quienes aseguran que el error de Diego fue haber confiado excesivamente en la capacidad técnica de sus jugadores. Un estratega que hace eso, no está valorando a los jugadores, está reduciendo este deporte a una actividad cascarera digna de las calles, pero no de una Copa del Mundo.
Ir contra veinte mil personas y otros más que hubieran querido acudir a recibir a la Selección Argentina no es poca cosa. Aún así, corro el riesgo y me atrevo a decirles que están muy equivocados. Maradona no es el técnico adecuado para su representación. Sabe menos que la gran mayoría de estrategas que participaron en la máxima justa balompédica del orbe y echó a su suerte a jugadores que debieron estar bien cobijados para que de verdad el Mundial de Messi terminara siendo el de Messi.
Ser artista es ser creativo, distinto, mágico con la pelota. Ser irresponsable es pensar que la táctica y la estrategia no hacen falta en un futbol tan competido como el de los tiempos que discurren.
sábado, 3 de julio de 2010
La moral del futbol
Hacer lo correcto ha sido siempre el ideal de quienes aspiran a un grado de ética y moral superior al acostumbrado. Desde niños, recibimos cualquier cantidad de mensajes tratando de mostrarnos qué debe hacerse y qué no. Pues bien, esa misma insistencia por cuando menos expresar que siempre debe existir justicia se ha convertido en uno de los máximos ejercicios a lo largo de esta Copa del Mundo.
No sé si estamos convencidos o si lo hacemos movidos por una fuerza oculta que ha terminado por absorbernos, pero sí estoy seguro de que el medio futbolístico internacional se ha vuelto mucho más moralista de lo acostumbrado. Si hay un fuera de juego no sancionado, exigimos que se modifiquen las reglas. Advertimos que el fútbol ya no aguanta más, como si no lo hubiera hecho durante años. Si el balón supera la línea de gol y el árbitro no lo percibo, demandamos un cambio a la normativa. Si una mano impide que se presente un gol y el equipo que es víctima de dicha ilegalidad errar desde los once pasos, pensamos en la posibilidad de que el juego se vuelva más justo.
¿Será que hemos evolucionado y que nos hemos transformado en mejores seres humanos? Honestamente, lo dudo. Lo que sí es que nos hemos vuelto adictos a denunciar las injusticias, a señalar con el dedo, con la voz y con cuanto recurso sea posible a los que se valen de una trampa para obtener una ventaja.
En principio, la actitud asumida es loable. La justicia siempre será bienvenida, incluso en un juego en el que, seamos honestos, las consecuencias van más allá del juego. Cuando un artilugio ilegal acaba con las ilusiones de un equipo, lo hace también con la de millones de corazones entregados a lo que ocurre con esa pequeña sociedad dentro del terreno de juego. Por eso, resulta comprensible que gritemos a los cuatro vientos cada que se presenta una equivocación que deriva en una sensación de fracaso, tropiezo y tristeza para el que no lo merece.
Hasta ahí todo va bien. Podemos seguirnos dando golpes de pecho. Somos buenas personas hasta en el fútbol. El tema es que el fútbol nos desnuda con tremenda facilidad. Aunque sigo considerando que el gol de Tévez contra México debió ser invalidado y que el no gol de Inglaterra en realidad debió ser gol, pienso en si hubiera celebrado la anotación de Tévez en caso de que fuera mexicano y digo que sí; pienso en si hubiera aplaudido la mano de Luis Suárez si la hiciera cualquier jugador del Tri, y digo que sí. Como en la vida, sabemos actuar bien cuando nos conviene. Cuando nos afecta, solemos hacernos de la vista gorda, como si estuviéramos más ciegos que el maldito árbitro que vio el clarísimo fuera de lugar del “Apache”, ese que, por fortuna, se fue a su casa con cuatro heridas de muerte directo al corazón.
Bendito futbol. Somos justos y morales, pero también abusivos y tramposos. Todo sea según la ocasión… Ah, por cierto, sigo pensando que Argentina nos derrotó con ayuda del silbante y que Luis Suárez tendría que irse a las regaderas más de un partido.
No sé si estamos convencidos o si lo hacemos movidos por una fuerza oculta que ha terminado por absorbernos, pero sí estoy seguro de que el medio futbolístico internacional se ha vuelto mucho más moralista de lo acostumbrado. Si hay un fuera de juego no sancionado, exigimos que se modifiquen las reglas. Advertimos que el fútbol ya no aguanta más, como si no lo hubiera hecho durante años. Si el balón supera la línea de gol y el árbitro no lo percibo, demandamos un cambio a la normativa. Si una mano impide que se presente un gol y el equipo que es víctima de dicha ilegalidad errar desde los once pasos, pensamos en la posibilidad de que el juego se vuelva más justo.
¿Será que hemos evolucionado y que nos hemos transformado en mejores seres humanos? Honestamente, lo dudo. Lo que sí es que nos hemos vuelto adictos a denunciar las injusticias, a señalar con el dedo, con la voz y con cuanto recurso sea posible a los que se valen de una trampa para obtener una ventaja.
En principio, la actitud asumida es loable. La justicia siempre será bienvenida, incluso en un juego en el que, seamos honestos, las consecuencias van más allá del juego. Cuando un artilugio ilegal acaba con las ilusiones de un equipo, lo hace también con la de millones de corazones entregados a lo que ocurre con esa pequeña sociedad dentro del terreno de juego. Por eso, resulta comprensible que gritemos a los cuatro vientos cada que se presenta una equivocación que deriva en una sensación de fracaso, tropiezo y tristeza para el que no lo merece.
Hasta ahí todo va bien. Podemos seguirnos dando golpes de pecho. Somos buenas personas hasta en el fútbol. El tema es que el fútbol nos desnuda con tremenda facilidad. Aunque sigo considerando que el gol de Tévez contra México debió ser invalidado y que el no gol de Inglaterra en realidad debió ser gol, pienso en si hubiera celebrado la anotación de Tévez en caso de que fuera mexicano y digo que sí; pienso en si hubiera aplaudido la mano de Luis Suárez si la hiciera cualquier jugador del Tri, y digo que sí. Como en la vida, sabemos actuar bien cuando nos conviene. Cuando nos afecta, solemos hacernos de la vista gorda, como si estuviéramos más ciegos que el maldito árbitro que vio el clarísimo fuera de lugar del “Apache”, ese que, por fortuna, se fue a su casa con cuatro heridas de muerte directo al corazón.
Bendito futbol. Somos justos y morales, pero también abusivos y tramposos. Todo sea según la ocasión… Ah, por cierto, sigo pensando que Argentina nos derrotó con ayuda del silbante y que Luis Suárez tendría que irse a las regaderas más de un partido.
5 puntos del Alemania-Argentina
-En las decisiones sobre la marcha, cuando el partido se sale del script, es cuando tienen que aparecer los directores técnicos. En el banquillo argentino, no había más que pose y soberbia.
-La frialdad de los alemanes es su más grande punto de soporte. Un equipo que nunca pierde la calma, que encuentra la tranquilidad cuando otros ven incertidumbre y que concreta las ocasiones que se le presentan.
-Quizás la reflexión más profunda de Maradona es la que refiere al error de haber jugado para Messi. Es cierto que en este Mundial está ganando el trabajo colectivo, pero también es cierto que Argentina nunca ha entendido cómo jugar para Lio. Lo ha hecho, pero mal, y ahí está el resultado.
-De atrás hacia el frente. Alemania es un equipo sólido, sin fisuras y con una capacidad mental que lo convierte en el equipo a vencer en esta Copa del Mundo.
-El hubiera no existe, pero quedó demostrado que Argentina era un equipo con graves carencias defensivas y con una falta de imaginación atípica en una de las representaciones más artísticas del balompié a nivel mundial. Si México hubiera anotado en aquellas primeras ocasiones… si hubiera
-La frialdad de los alemanes es su más grande punto de soporte. Un equipo que nunca pierde la calma, que encuentra la tranquilidad cuando otros ven incertidumbre y que concreta las ocasiones que se le presentan.
-Quizás la reflexión más profunda de Maradona es la que refiere al error de haber jugado para Messi. Es cierto que en este Mundial está ganando el trabajo colectivo, pero también es cierto que Argentina nunca ha entendido cómo jugar para Lio. Lo ha hecho, pero mal, y ahí está el resultado.
-De atrás hacia el frente. Alemania es un equipo sólido, sin fisuras y con una capacidad mental que lo convierte en el equipo a vencer en esta Copa del Mundo.
-El hubiera no existe, pero quedó demostrado que Argentina era un equipo con graves carencias defensivas y con una falta de imaginación atípica en una de las representaciones más artísticas del balompié a nivel mundial. Si México hubiera anotado en aquellas primeras ocasiones… si hubiera
viernes, 2 de julio de 2010
10 puntos mundialistas
-¿Les gustaría que la FIFA, en balones interrumpidos con la mano y que vayan con destino manifiesto de gol, concediera la anotación y expulsara al jugador? Es una simple propuesta. Seguramente no va a ocurrir, pero sería un punto más en la búsqueda por fomentar el juego limpio.
-Uruguay tiene el gran mérito de haber visualizado la importancia de concluir en primer lugar de grupo, sobre todo cuando ese camino se traza pensando en el conjunto anfitrión.
-A veces con comentarios que acarician la soberbia, pero Oscar Tabárez se está convirtiendo en el técnico sensación de esta Copa del Mundo, quizás junto con el estratega teutón. Un hombre conocer, experimentado y que no pierde la cabeza en los momentos.
-El futbol es así de cruel. Asamoah pintaba para ser uno de los grandes héroes del Mundial y terminó con una mancha que, al menos para él mismo, siempre será más grande que sus actuaciones anteriores.
-La importancia de estudiar a los oponentes: Sebastián Abreu cobró como acostumbra, pero el arquero ghanés no conocía ese estilo.
-Convencido estoy que la eliminación de Brasil no sólo tiene efectos para el presente, también representa una carga adicional para la siguiente Copa del Mundo, donde tendrá que ser Campeón a como dé lugar.
-No estoy convencido del potencial de Holanda. Ante Brasil, se mostró oportunista, pero no tuvo que emplearse a fondo. Ante Uruguay, equipo demasiado canchero, tendrá que aparecer la aplicación holandesa.
-A reserva de lo que ocurra mañana, sigo pensando que Alemania es el gran candidato a ceñirse la corona en esta máxima justa balompédica del orbe.
-A la Copa del Mundo le habría caído bien contar con un representante africano en semifinales. El destino, la suerte y la mala pierna de Asamoah en el momento preciso lo impidieron.
-Los errores de los arqueros siempre han representado severas complicaciones, pero en un Mundial tan parejo, han terminado por ser definitivos. Si el arquero ghanés no se hubiera comido el tanto charrúa, otra hubiera sido la historia.
-Uruguay tiene el gran mérito de haber visualizado la importancia de concluir en primer lugar de grupo, sobre todo cuando ese camino se traza pensando en el conjunto anfitrión.
-A veces con comentarios que acarician la soberbia, pero Oscar Tabárez se está convirtiendo en el técnico sensación de esta Copa del Mundo, quizás junto con el estratega teutón. Un hombre conocer, experimentado y que no pierde la cabeza en los momentos.
-El futbol es así de cruel. Asamoah pintaba para ser uno de los grandes héroes del Mundial y terminó con una mancha que, al menos para él mismo, siempre será más grande que sus actuaciones anteriores.
-La importancia de estudiar a los oponentes: Sebastián Abreu cobró como acostumbra, pero el arquero ghanés no conocía ese estilo.
-Convencido estoy que la eliminación de Brasil no sólo tiene efectos para el presente, también representa una carga adicional para la siguiente Copa del Mundo, donde tendrá que ser Campeón a como dé lugar.
-No estoy convencido del potencial de Holanda. Ante Brasil, se mostró oportunista, pero no tuvo que emplearse a fondo. Ante Uruguay, equipo demasiado canchero, tendrá que aparecer la aplicación holandesa.
-A reserva de lo que ocurra mañana, sigo pensando que Alemania es el gran candidato a ceñirse la corona en esta máxima justa balompédica del orbe.
-A la Copa del Mundo le habría caído bien contar con un representante africano en semifinales. El destino, la suerte y la mala pierna de Asamoah en el momento preciso lo impidieron.
-Los errores de los arqueros siempre han representado severas complicaciones, pero en un Mundial tan parejo, han terminado por ser definitivos. Si el arquero ghanés no se hubiera comido el tanto charrúa, otra hubiera sido la historia.
El deseo de sangre
Nada más seductor que una sangrienta rendición de cuentas. Aficionados y medios de comunicación, acostumbrados a actuar con arrebato y furia después de una eliminación en Copa del Mundo, exigen que el técnico saliente salga humillado y sin orgullo alguno a pedir perdón por sucumbir en el intento de acceder al quinto partido. Los periodistas buscan la nota de ocho columnas, las palabras que se presten poco o mucho al escándalo para entonces tener material que venda; los seguidores, medidas drásticas que alimenten la cíclica aparición de la famosa “limpia total”, esa que tantas veces se ha hecho y que nunca resulta. Es la enferma necedad de resolver impulsivamente lo que, en términos ideales, debe resolverse a través de las decisiones bien razonadas.
He escrito largo y tendido sobre la urgencia de no repetir aquellos patrones de conducta que han llevado al futbol mexicano a un estancamiento en la medianía. Comparándolo con un problema científico, hemos probado muchas veces con la misma fórmula y el resultado no ha sido el esperado. La satanización urgente del estratega saliente más el desprecio a los jugadores que cayeron derrotados no ha sido igual a la consecución del pasaporte a los cuartos de final. Tampoco el arribo urgente de un nuevo estratega y la abrupta aparición de nuevos elementos ha sido equivalente al éxito inmediato o al progreso indiscutible.
Cuando un usuario me pregunta en Twitter por qué los medios de comunicación no fueron agudos en sus preguntas a Javier Aguirre durante la conferencia de prensa en que se despidió, compruebo que estamos acostumbrados como sociedad a ser jueces implacables, a esperar que las preguntas de los periodistas se encarguen de humillar al interrogado, como si acabar con el personaje en cuestión modificara el pasado o garantizara un mejor futuro. Al “Vasco” se le preguntó de todo, y salvo las televisoras que no pueden ir en contra de su producto, en su momento se le hicieron los cuestionamientos pertinentes, pero nada que pudiera modificar sus decisiones como estratega.
¿Aguirre es el gran villano de la historia o somos nosotros mismos? A final de cuentas, Javier reprobó en su intento por romper con la barrera de los octavos de final, ganándose así la animadversión generalizada, pero olvidamos que este mismo personaje fue pieza fundamental para que México resurgiera y alcanzar a clasificarse a la máxima justa balompédica del orbe. Si no hubiera aparecido ese cambio impulsado por él y por los jugadores más experimentados de la Selección, quizás ni siquiera hubiéramos podido sentir como propia la fiesta de la Copa del Mundo, quizás no hubiéramos contado con la alegría de vencer a Francia y quizás tendríamos que estar hablando de un auténtico fracaso y de un retroceso para nuestro balompié.
Desde mi óptica, Aguirre no nos debe nada, nosotros tampoco a él. Se equivocó en la toma de decisiones y volvió a generar esa sensación de que pudo hacer más en el partido de octavos de final y, sobre todo, ante Uruguay, pero de ahí a tratarlo como si de un inepto se tratara hay una gran diferencia. Incluso, si retrocedemos en el tiempo, encontraremos la responsabilidad de unos directivos que se equivocaron al contratar a Hugo Sánchez en el inicio del ciclo mundialista, en una decisión aprobada por la gran mayoría de aficionados, que volvieron a errar desperdiciando mucho tiempo con Jesús Ramírez en el interinato y que volvieron a cometer una pifia al hacerse de los servicios de Eriksson.
Aficionados y periodistas también tenemos responsabilidad. Hablamos de la importancia de apoyar el cumplimiento del ciclo mundialista, elemento que llevó a que se percibiera un estilo de juego más claro en Alemania 2006 que en esta Copa del Mundo, pero matamos a los federativos para que alimenten el hambre del pueblo con la cabeza del técnico en cuanto se fracasó en la eliminatoria para los Olímpicos, como si Hugo hubiera sido el responsable de que Esqueda y Fernández fallaran una y otra vez. Nos gusta que la sangre corra… Ahí estriban gran parte de nuestros pecados.
La tentación del olvido emerge como el punto que complementa el dañino cuadro de comportamiento con que se maneja el medio futbolístico nacional. No importa que él haya sido pieza invaluable para la coronación en la Copa FIFA Confederaciones, tampoco que, pese a estar rehabilitándose de una lesión, fuera el héroe para asistir a la Copa del Mundo Japón-Corea, hoy todos califican a Cuauhtémoc de lento y viejo, juzgan a Aguirre por haberlo convocado y se refieren a él como si estuvieran hablando de cualquier futbolista y no del jugador nacional más importante de los últimos años.
El derramamiento de sangre no es ni será la solución. Llegue quien llegue a asumir el timón de la oncena tricolor, lo recomendable será apoyarlo. Cuestionar de forma incisiva y ser agudos en la crítica, pero no exigir destituciones que sólo convertirán la inversión en tiempo perdido. Cambiemos la fórmula. Sólo así podremos encontrar la que en verdad resulte igual al éxito.
He escrito largo y tendido sobre la urgencia de no repetir aquellos patrones de conducta que han llevado al futbol mexicano a un estancamiento en la medianía. Comparándolo con un problema científico, hemos probado muchas veces con la misma fórmula y el resultado no ha sido el esperado. La satanización urgente del estratega saliente más el desprecio a los jugadores que cayeron derrotados no ha sido igual a la consecución del pasaporte a los cuartos de final. Tampoco el arribo urgente de un nuevo estratega y la abrupta aparición de nuevos elementos ha sido equivalente al éxito inmediato o al progreso indiscutible.
Cuando un usuario me pregunta en Twitter por qué los medios de comunicación no fueron agudos en sus preguntas a Javier Aguirre durante la conferencia de prensa en que se despidió, compruebo que estamos acostumbrados como sociedad a ser jueces implacables, a esperar que las preguntas de los periodistas se encarguen de humillar al interrogado, como si acabar con el personaje en cuestión modificara el pasado o garantizara un mejor futuro. Al “Vasco” se le preguntó de todo, y salvo las televisoras que no pueden ir en contra de su producto, en su momento se le hicieron los cuestionamientos pertinentes, pero nada que pudiera modificar sus decisiones como estratega.
¿Aguirre es el gran villano de la historia o somos nosotros mismos? A final de cuentas, Javier reprobó en su intento por romper con la barrera de los octavos de final, ganándose así la animadversión generalizada, pero olvidamos que este mismo personaje fue pieza fundamental para que México resurgiera y alcanzar a clasificarse a la máxima justa balompédica del orbe. Si no hubiera aparecido ese cambio impulsado por él y por los jugadores más experimentados de la Selección, quizás ni siquiera hubiéramos podido sentir como propia la fiesta de la Copa del Mundo, quizás no hubiéramos contado con la alegría de vencer a Francia y quizás tendríamos que estar hablando de un auténtico fracaso y de un retroceso para nuestro balompié.
Desde mi óptica, Aguirre no nos debe nada, nosotros tampoco a él. Se equivocó en la toma de decisiones y volvió a generar esa sensación de que pudo hacer más en el partido de octavos de final y, sobre todo, ante Uruguay, pero de ahí a tratarlo como si de un inepto se tratara hay una gran diferencia. Incluso, si retrocedemos en el tiempo, encontraremos la responsabilidad de unos directivos que se equivocaron al contratar a Hugo Sánchez en el inicio del ciclo mundialista, en una decisión aprobada por la gran mayoría de aficionados, que volvieron a errar desperdiciando mucho tiempo con Jesús Ramírez en el interinato y que volvieron a cometer una pifia al hacerse de los servicios de Eriksson.
Aficionados y periodistas también tenemos responsabilidad. Hablamos de la importancia de apoyar el cumplimiento del ciclo mundialista, elemento que llevó a que se percibiera un estilo de juego más claro en Alemania 2006 que en esta Copa del Mundo, pero matamos a los federativos para que alimenten el hambre del pueblo con la cabeza del técnico en cuanto se fracasó en la eliminatoria para los Olímpicos, como si Hugo hubiera sido el responsable de que Esqueda y Fernández fallaran una y otra vez. Nos gusta que la sangre corra… Ahí estriban gran parte de nuestros pecados.
La tentación del olvido emerge como el punto que complementa el dañino cuadro de comportamiento con que se maneja el medio futbolístico nacional. No importa que él haya sido pieza invaluable para la coronación en la Copa FIFA Confederaciones, tampoco que, pese a estar rehabilitándose de una lesión, fuera el héroe para asistir a la Copa del Mundo Japón-Corea, hoy todos califican a Cuauhtémoc de lento y viejo, juzgan a Aguirre por haberlo convocado y se refieren a él como si estuvieran hablando de cualquier futbolista y no del jugador nacional más importante de los últimos años.
El derramamiento de sangre no es ni será la solución. Llegue quien llegue a asumir el timón de la oncena tricolor, lo recomendable será apoyarlo. Cuestionar de forma incisiva y ser agudos en la crítica, pero no exigir destituciones que sólo convertirán la inversión en tiempo perdido. Cambiemos la fórmula. Sólo así podremos encontrar la que en verdad resulte igual al éxito.
jueves, 1 de julio de 2010
10 puntos de la salida de Aguirre
-Aguirre engaña. Él ya tenía decidido irse del Tri pasara lo que pasara. No es cierto que se haga a un lado por no haber alcanzado el quinto partido.
-El “Vasco” tiene razón en lo que respecta a la aparición de jugadores sin complejos. La nueva generación de seleccionados nacionales cuenta con el talento y la mentalidad suficiente para romper con las barreras de nuestro balompié. El tema significativo es lograr que esta producción se mantenga.
-Así como cuestioné la forma en que la Selección abandonó Sudáfrica, he de mencionar que me resulta plausible la manera en que Aguirre y los directivos han dado la cara al llegar a territorio nacional.
-Por más que no entendamos el que Aguirre haya confiado en Franco como su principal apuesta a la ofensiva, hemos de reconocer que las diferencias de opinión siempre van a existir y que son los resultados los únicos que pueden juzgar objetivamente el nivel de un entrenador.
-Un descaro por parte de Justino el separar su administración de lo deportivo. A final de cuentas, si un técnico funciona o no, la responsabilidad última es de los directivos que lo contratan. De lo contrario, nunca se les podrá juzgar por nada.
-Uno de los elementos más valiosos a lo largo de este ciclo mundialisa fue la llegada de Néstor de la Torre, hombre diplomático, inteligente y que ha sabido separarse lo más posible de la enfermiza influencia de Televisa.
-Aunque La Volpe asegura que el título de la Copa del Mundo no iba a traer por fuerza un beneficio para el futbol mexicano, me queda claro que esta generación de futbolistas tuvo su primera oportunidad en Sudáfrica 2010 gracias al escaparate que significó la obtención de tan importante logro.
-Siempre me ha molestado que en México consideren que los meses siguientes a la Copa del Mundo pueden ser de asueto. Para un futbol que aspira a ser grande, no hay tiempo que perder. Por eso, lo recomendable es que la Federación Mexicana de Futbol ponga manos a la obra para hacer oficial la llegada del nuevo seleccionador nacional.
-Si en el equipo de Alemania 2006 se percibió una mayor conjunción entre líneas, no fue gracias a que La Volpe fuera mejor que Aguirre, sino a la continuidad que se le dio a Ricardo y a la ruptura que se presentó en este ciclo mundialista.
-Insisto en que no se fracasó en esta Copa del Mundo. El equipo fue incapaz de alcanzar el quinto partido, pero dejó las bases para que se dé un mejor torneo en Brasil 2014.
-El “Vasco” tiene razón en lo que respecta a la aparición de jugadores sin complejos. La nueva generación de seleccionados nacionales cuenta con el talento y la mentalidad suficiente para romper con las barreras de nuestro balompié. El tema significativo es lograr que esta producción se mantenga.
-Así como cuestioné la forma en que la Selección abandonó Sudáfrica, he de mencionar que me resulta plausible la manera en que Aguirre y los directivos han dado la cara al llegar a territorio nacional.
-Por más que no entendamos el que Aguirre haya confiado en Franco como su principal apuesta a la ofensiva, hemos de reconocer que las diferencias de opinión siempre van a existir y que son los resultados los únicos que pueden juzgar objetivamente el nivel de un entrenador.
-Un descaro por parte de Justino el separar su administración de lo deportivo. A final de cuentas, si un técnico funciona o no, la responsabilidad última es de los directivos que lo contratan. De lo contrario, nunca se les podrá juzgar por nada.
-Uno de los elementos más valiosos a lo largo de este ciclo mundialisa fue la llegada de Néstor de la Torre, hombre diplomático, inteligente y que ha sabido separarse lo más posible de la enfermiza influencia de Televisa.
-Aunque La Volpe asegura que el título de la Copa del Mundo no iba a traer por fuerza un beneficio para el futbol mexicano, me queda claro que esta generación de futbolistas tuvo su primera oportunidad en Sudáfrica 2010 gracias al escaparate que significó la obtención de tan importante logro.
-Siempre me ha molestado que en México consideren que los meses siguientes a la Copa del Mundo pueden ser de asueto. Para un futbol que aspira a ser grande, no hay tiempo que perder. Por eso, lo recomendable es que la Federación Mexicana de Futbol ponga manos a la obra para hacer oficial la llegada del nuevo seleccionador nacional.
-Si en el equipo de Alemania 2006 se percibió una mayor conjunción entre líneas, no fue gracias a que La Volpe fuera mejor que Aguirre, sino a la continuidad que se le dio a Ricardo y a la ruptura que se presentó en este ciclo mundialista.
-Insisto en que no se fracasó en esta Copa del Mundo. El equipo fue incapaz de alcanzar el quinto partido, pero dejó las bases para que se dé un mejor torneo en Brasil 2014.
10 puntos mundialistas
-El cinismo de Blatter no tiene límites. Ofrece disculpas pretendiendo que con ello se reduzca el daño de echar por la borda cuatro años de trabajo y, peor aún, un periodo de 4 años de espera.
-El duelo entre Paraguay y Japón ha sido de lo peor de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. Aún así, considero que la disciplina táctica de los guaraníes puede ser veneno puro para España o Portugal.
-Seamos justos, quizás no se alcanzó el objetivo máximo, pero tampoco puede decirse que la Selección fracasó. Muchos quisieran haber clasifica a la siguiente ronda de la Copa del Mundo.
-El buen momento de los sudamericanos, a mi juicio, está fundamentado en la paridad que existe actualmente sobre la cancha a partir de la supremacía de la táctica sobre el ingenio.
-Gentile no está muy lejos de la realidad cuando asegura que Maradona es “un bufón”. Si uno sigue de cerca a Maradona, se encuentra con un personaje egocéntrico, que grita cuando no tiene que hacerlo y que busca atraer la atención de los medios para sentirse más importante que sus propios jugadores.
-En uno más de los consuelos sólo para perdedores, podemos encontrar un poco de satisfacción en el hecho de que tanto Archundia como Rodríguez continuan como elegibles en la Copa del Mundo.
-Hoy terminó la actividad en Pretoria. Estuve de tres a cinco veces en esta sede y les puedo decir que es una de las que más me agradó. Para los argentinos, por cuestiones distintas que las mías, encierra un significado especial, por lo que se convirtió en cábala que Maradona dé sus conferencias previas al partido en la sala de prensa de este estadio.
-Vayamos dando categorías a los clasificados. Potencias: Brasil, Alemania, Argentina y Holanda. Colados: Uruguay, Paraguay y Ghana. En cuanto a España o Portugal, no me atrevería a considerarlos como potencia, por la falta de coronaciones, pero sí que lo son por talento individual.
-Entre más me entero de lo que hace Televisa, más repulsión siento. Resulta que la empresa de Chapultepec exigió la exclusividad de la campaña de “Ponchito” con Telmex. De lo contrario, no aceptaba transmitir los anuncios. Un ejemplo más del monopolio televisivo.
-El duelo entre Paraguay y Japón ha sido de lo peor de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. Aún así, considero que la disciplina táctica de los guaraníes puede ser veneno puro para España o Portugal.
-Seamos justos, quizás no se alcanzó el objetivo máximo, pero tampoco puede decirse que la Selección fracasó. Muchos quisieran haber clasifica a la siguiente ronda de la Copa del Mundo.
-El buen momento de los sudamericanos, a mi juicio, está fundamentado en la paridad que existe actualmente sobre la cancha a partir de la supremacía de la táctica sobre el ingenio.
-Gentile no está muy lejos de la realidad cuando asegura que Maradona es “un bufón”. Si uno sigue de cerca a Maradona, se encuentra con un personaje egocéntrico, que grita cuando no tiene que hacerlo y que busca atraer la atención de los medios para sentirse más importante que sus propios jugadores.
-En uno más de los consuelos sólo para perdedores, podemos encontrar un poco de satisfacción en el hecho de que tanto Archundia como Rodríguez continuan como elegibles en la Copa del Mundo.
-Hoy terminó la actividad en Pretoria. Estuve de tres a cinco veces en esta sede y les puedo decir que es una de las que más me agradó. Para los argentinos, por cuestiones distintas que las mías, encierra un significado especial, por lo que se convirtió en cábala que Maradona dé sus conferencias previas al partido en la sala de prensa de este estadio.
-Vayamos dando categorías a los clasificados. Potencias: Brasil, Alemania, Argentina y Holanda. Colados: Uruguay, Paraguay y Ghana. En cuanto a España o Portugal, no me atrevería a considerarlos como potencia, por la falta de coronaciones, pero sí que lo son por talento individual.
-Entre más me entero de lo que hace Televisa, más repulsión siento. Resulta que la empresa de Chapultepec exigió la exclusividad de la campaña de “Ponchito” con Telmex. De lo contrario, no aceptaba transmitir los anuncios. Un ejemplo más del monopolio televisivo.
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