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lunes, 2 de julio de 2018

Brasil vs México

BRASIL: Alisson; Fágner, Thiago Silva, João Miranda, Filipe Luis; Paulinho (Fernandinho, 80´), Casemiro, Philippe Coutinho (Roberto Firmino, 86´); Willian (Marquinhos, 90 + 1´), Gabriel Jesus, Neymar.

MÉXICO: Guillermo Ochoa; Edson Álvarez (Jonathan dos Santos, 55´), Hugo Ayala, Carlos Salcedo, Jesús Gallardo; Héctor Herrera, Rafael Márquez (Miguel Layún, 46´), Andrés Guardado; Hirving Lozano, Javier Hernández (Raúl Jiménez, 60´), Carlos Vela.

Nada cambia. Las formas varían mientras el fondo se mantiene igual. México recorre caminos distintos y se topa con la misma pared porque camina en círculos cada cuatro años. Otra vez una fase de grupos ilusionante, otra vez una eliminación frustrante. La esperanza ha vuelto a durar cuatro partidos, Brasil ha derrotado a México en la fatídica ronda de octavos de final. Lo de siempre, un inicio de partido prometedor del seleccionado azteca hasta que el golpe fatídico llegó, se nubló y no logró tener capacidad de reacción. Es un bucle alimentado por ilusiones vagas.

Cuando la alineación inicial elegida por Juan Carlos Osorio mostró el nombre de Rafael Márquez hubo sospechas y temores por parte de prensa y afición. Sin embargo, los primeros 25 minutos reflejaron que la idea era brillante, solo que sostenida por una base muy débil que son los 39 años de edad del cinco veces mundialista. Un 4-3-3 con él de mediocentro, Guardado y Herrera de interiores más Vela y Lozano de extremos a perfil natural para que este último preocupara al lateral Filipe Luis y debilitara el lado izquierdo de Brasil, donde acumula posesión, por conducto de la valentía. Tite fue superado al comienzo de la partida.

El 4-3-3 presionante mexicano ensució la salida de balón brasileña, que no tiene mecanismos claros para evadirla con trazos largos, en especial por el decepcionante torneo que está teniendo su punta Gabriel Jesus. Había esperanza en México, pero no podía validarse el soberbio planteamiento de Osorio si el gol no caía. “El gol es el táctico” es una de las frases que componen la manera de ser del futbol mexicano, dicha por el gran entrenador Carlos Miloc, que en paz descanse. Y es que justamente el gol es su mal endémico, por eso su liga lo importa desde Sudamérica y Europa. México necesita muchos intentos para poder mover el marcador por su falta de calidad técnica y táctica, y eso al final desgasta.

Porque un sistema que parte de la presión alta necesita de un enorme derroche de energía no solo física, sino emocional. Si el gol que sostiene todo no llega, los jugadores se cansan, se desmoralizan y el siguiente paso es el repligue. Cuando esto ocurrió Neymar hizo su primera aparición en el Mundial y Brasil se adueñó del partido. México no conseguía achicar su campo, había manos a manos en todos los sectores de la cancha y Márquez no llegaba a ninguna cobertura. Ochoa era quien mantenía el cero, lo de siempre.

Rafa lo había dado todo en la primera mitad y ya no podía continuar, así que ingresó Miguel Layún para tratar de contener a Neymar dado que Edson Álvarez, que de ser la gran promesa de México ha pasado a tener un alarmante estancamiento en su juego, estaba amonestado. El americanista subió al mediocampo en un escenario que ya no estaba favoreciendo en absoluto a Osorio. Neymar anotó y todo se vino abajo. Aunque hayan entrado Jonathan dos Santos y Raúl Jiménez, México ya no estaba en el partido. En cualquier momento ocurría la pérdida que terminara en el 2-0 definitivo y fue Roberto Firmino el autor. Siempre lo mismo.

México lleva 24 años imaginándose cosas chingonas. Ya es hora de que use la cabeza y no solo el corazón para que se hagan realidad.

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