Los mediocentros posicionales son mediocentros que juegan por delante de la línea defensiva de su equipo y han de ser la referencia en el centro del campo. Jugadores que no tienen que tener recorrido sino aportar una labor invisible que permita a sus compañeros perder la posición buscando el pressing al poseedor de balón sin miedo a perder la zona. Para Mourinho un MC posicional es clave en sus esquemas ya que su modelo de juego destaca por el gran desgaste en la zona ancha del terreno de juego y la marca al posible receptor de balón con más de un jugador. Essien y Lampard podían correr tranquilos porque Makelelé siempre estaría en el centro del campo con menos desgaste del que la gente piensa, pero mucha más inteligencia. El Makelelé del Madrid y el del Chelsea son dos jugadores completamente distintos.
Un equipo sin un MC posicional no puede aplicar un pressing al poseedor del balón serio porque el centro del campo sería un completo caos, un desorden que con un par de variantes sobre la marcha del rival, estaría roto. Un mediapunta entre líneas, los MC arrastran al mediocampo nuestro, balón al mediapunta y desmarque de los bandas y el delantero. ¿Se acuerdan de la Roma? Es por eso que los equipos con 4-4-2 bien trabajados defienden mediante basculación y buscan inteligentemente llevar al rival a banda para ejercer pressing en esa zona con ayuda de los laterales. Nunca en el centro de la cancha. Sin embargo, un equipo con 4-1-4-1 puede hacer marcas al hombre a los receptores rivales del centro del campo cuando es la defensa del contrincante quien tiene posesión. Ahogas las salidas y si optan por el pelotazo, defensa de 4 más el MC posicional de cara y si hay arrastre del MP rival a la zona ancha, siempre está el MC posicional en un 1x1 con 4 por detrás y 4 por delante.
Sin duda, el mejor mediocentro posicional del mundo, hoy por hoy, es De Rossi. Un tesoro en forma de jugador que domina todos los aspectos imprescindibles para esa demarcación; Actua de tercer central si el rival entra por banda, ofrece jerarquía para plantar la línea donde al rival le interesa (gran defecto de Albelda), hace faltas tácticas y sabe jugar con cartulina amarilla.
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