Comparando con otros tiempos, el rey de los deportes, el fútbol, ha cambiado no solo en el ámbito deportivo ni en el estilo de juego, sino también en aquello de querer una camiseta o de querer mantenerse en un equipo, porque cada vez son más raros los jugadores que se mantienen durante toda su vida deportiva en un equipo.
Tenemos ahí el caso de Ronaldo (selección de Brasil), que ha cambiado de camiseta varias veces, todo por dinero.
La mayoría de jugadores no son gobernados por su propia voluntad, todo esto por seguir a sus asesores, que además ganan dinero, y muchas veces son los causantes de que el futbolista entre en desfases económicos.
Incluso muchos jugadores lastimosamente han ido a terminar a la cárcel por tener seudoasesores o empresarios que, más allá de buscar el bienestar del jugador, piensan primero en sus bolsillos y, dejándose llevar por esta causa, involucran al deportista hasta en narcotráfico, como se dio el caso en Brasil el caso de Romario, ex campeón del mundo, que fue acusado de relacionarse con la mafia brasileña.
El dinero como muchas actividades ha corrompido cosas que antes eran un poco más románticas, ha variado demasiado con respecto a 40 años atrás.
El marketing y el fútbol
El marketing también es parte de este negocio. Quizás por ahí esté el lado positivo, donde los equipos ven de algún modo la manera de tratar de ganar más en esta época donde los gastos también han sido cuantiosos.
El ejemplo más claro lo podemos ver en el calcio italiano, donde hubo bastantes equipos en bancarrota.
Casos específicos como Lazio, Florentina, Sampdoria. Incluso los clubes grandes han tenido problemas, como lo fueron en su tiempo Milan, Juventus, Roma, y han tenido que valerse del marketing para poder resurgir de verdaderos baches económicos.
El exceso de gasto por invertir en jugadores valorados en 50 ó 60 millones de dólares, donde dichos valores no han podido ser recuperados por los clubes, ha provocado un interés en contra que sin una buena estrategia de mercado pudo haber llevado a muchos clubes a la quiebra.
Ahora el hecho de tener una estrategia de marketing o estar afiliado a grandes empresas publicitarias no garantiza el bienestar económico.
Tal fue el caso del Parma italiano, que teniendo una gran multinacional de lácteos no pudo sobrellevar una crisis sucedida hace años, que obligó al club a reducir su presupuesto de manera radical, incluso amenazando su permanencia en la primera categoría del fútbol italiano.
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