Obvia decirlo. Ni Aristóteles ni Platón ni Sócrates —ni ningún clásico griego— habla del fútbol. Aquí nos separamos, pues, un poco de ellos.
Aristóteles tenía la profunda convicción de que el ser y la verdad pueden ser buscados y alcanzados desde caminos muy distintos. Por esto mi colega y yo, nos hemos enfrascado en tratar de alcanzar una nueva verdad: el fútbol es un arte.
Podemos decir en general, que el hombre en la antigüedad cuando tenía satisfechas sus necesidades primarias, tenía tiempo libre, tiempo que utilizaba para filosofar, y ejemplo vivo de ello es Aristóteles, que tenía miles de esclavos (recibidos de su discípulo Alejandro Magno) y que, por tanto, no necesitaba preocuparse por saber qué comería, sino por él tó on y la proté philosophia. Actualmente, existen personas con tiempo libre: unos lo siguen utilizando para filosofar, otros para jugar fútbol y, otro más, para hablar de él.
Me parece que en nuestro caso, no perdemos el tiempo, pues lo que hacemos es hacer filosofía del fútbol, y el mismo Aristóteles justifica lo que estamos haciendo, porque, en general, para el estagirita el filosofar consiste en una reflexión sobre la operación por la cuál las cosas llegan a ser. Y dentro de las cosas que llegan a ser unas lo son por naturaleza, y otras por arte, y aquí es donde colocamos al fútbol.
Ahora bien, hay que decir que nosotros estamos entendiendo arte en el sentido griego, como texne, como un saber hacer, no un mero hacer sino un saber hacer bien. Y la texne se nos presenta como una actividad profundamente humana, puesto que involucra todas las potencialidades de cada hombre, y como la tecxne procede de la radicalidad del ser humano, necesariamente se ha de manifestar corpóreamente, y en algo concreto y particular, es decir originando un nuevo ente.
En el fútbol nos damos cuenta de que esto ocurre del mismo modo, pues quien produce este nuevo ergon: el fútbol, es el hombre, y lo manifiesta corpóreamente, desde el remate del delantero hasta el lance del portero, y en algo concreto y particular, el balón de fútbol.
Y dado el carácter de la razón poiética, podemos decir que el fútbol es inagotable e infinito en cuanto al modo de producirse, por ello podemos ver un juego espectacular como el brasileño, o un juego estratégico como el catenatio italiano, o un juego rústico y precario, aunque lleno de sabor e ilusiones, como el mexicano.
Y como en cada actividad humana lo imperante es la causa final. El fin que persigue el ser humano al jugar fútbol no es simplemente anotar goles. Nos parece que, dado el planteamiento aristotélico de que la forma vital es el principio último de los seres vivientes, (por ella vivimos, sentimos y razonamos) ella es el fin de nuestras operaciones, pero es un fin que no se expresa de manera inmediata como posesión o término porque no somos seres acabados.
De este modo, el alma es fin, pero se manifiesta como actividad de aquello que nos conduce al propio perfeccionamiento, y como el fin de todo ser vivo es la actividad; el fin en la vida de los seres naturales es el mismo ejercicio de aquello que los especifica; y dado que el fin es lo que unifica cada uno de los movimientos y operaciones, el fin de la vida consistirá en determinar la actividad y mantenerse en ella, y si lo especifico del ser humano es la racionalidad, entonces el fin ultimo de cada una de las operaciones y movimientos que a este competen será manifestar la vida por la racionalidad.
El fútbol como artificio es algo exclusivo y propio del ser humano y, por ende, resultado de la libertad, y en tanto que es libre, perfecciona el hacer humano. Por tal razón el fin del fútbol, y del arte en general, no puede reducirse a ser un mensaje, un placer o una mercancía (aunque de hecho este se esté dando), sino en algo extrínseco a la actividad: manifestar el ser. En este sentido el arte, y por tanto el fútbol, pues lo consideramos así, adquiere un estatuto metafísico.
Después de dar un argumento más a favor de que se puede hacer filosofía del fútbol, y bajo que perspectiva, pasaremos a analizar por qué podemos llamar al fútbol un arte. El fútbol puede ser considerado un arte, en el sentido griego, puesto que no se trata de patear un balón y anotar goles solamente, sino de patear una pelota bien, pues no es lo mismo hacer un despeje de meta que cobrar un tiro penal, pues si uno quisiera patear el balón como si se hiciera un despeje de meta al cobrar un tiro penal, seguramente éste se fallaría (me vienen a la memoria los tiros penales del mundial de USA '94).
Sin embargo, el fútbol no puede reducirse a la técnica que se tiene para golpear un balón, el fútbol va más allá, y me refiero en concreto al estilo de juego que manejan los equipos. Se menciona que hay equipos que juegan espectacularmente, otros que juegan practico, otros que juegan al contragolpe, etc. Pero, no nos detendremos en discutir que tipo de juego es mejor o cual es peor, pues sólo podemos decir que si ese estilo de juego permite manifestar la vida racionalmente, entonces es un arte, pues no hay que olvidar que el fútbol no puede consistir en un mero placer, y por tanto, estar en desacuerdo con estilo de juego porque no nos gusta es una posición valida, pues esta es una opini6n, y por ello subjetiva.
La doctora Virginia Aspe Armella en su libro El concepto de técnica, arte y producción en la filosofía de Aristóteles, menciona que el estagirita tienen un pasaje donde dice que la cocina es la primera de las artes, y el estagirita dice esto argumentando que, conforme se satisfacen las necesidades primarias y poco a poco se va estableciendo una abstracción sobre el alimento, la cocina se vuelve una manifestaci6n estética: apariencia, sabor y artificio. Ahora que, si esto lo trasladamos al fútbol, podemos notar que puede hacerse una nalogía, con la salvedad de que no sabríamos si es la segunda, o la última de las artes.
La analogía puede hacerse en el sentido de que así como se van satisfaciendo las necesidades primarias en el fútbol, que serían aprehender a patear el balón, el trabajo en conjunto, conocer las reglas, etc., puede empezarse una abstracción del juego mismo, hasta convertirlo en una manifestación estética, como es el control del partido, el modo de defender y de atacar, el modo en que se tiene que marcar...
Pero creemos que dentro del mismo juego se muestra artes particulares, y estos se manifiestan en cada una de las jugadas que realizan los jugadores, en particular las jugadas en que el cuerpo adopta posiciones que sólo algunos pueden realizar y que resultan novedosas, como la conocida "chilena", la "palomita", el "túnel", y los distintos lances que tiene un portero. Éstos movimientos no son sino la manifestaci6n de la vida, y que en tanto ejercicio de la libertad humana, manifiestan a su vez, la racionalidad humana, pues no los hacen por instinto, sino porque lo han pensado así.
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