Pirlo, el jugador del Milán tiene la técnica de un organizador y no juega con guardaespaldas sino con escolta. Gattusso juega por delante. Su posición real es la de jugador posicional y es por ello que al Milán le cuesta a veces las transiciones. Son un equipo lento y poco dinámico y muchas veces partido. Gatusso es el pegamento entre la defensa y la delantera y el jugador clave del Milán. La variante Pirlo es un lujo en el Milán capaz de dibujar jugadas en pizarra que gracias a su calidad gana partidos sin movimientos mecanizados. Es el MC más retrasado que más partidos gana. Pirlo, es una excepción en el fútbol moderno. Juega por detrás, pero es vertical. Solo un jugador de su calidad hace que un equipo se permita el lujo de jugar con un físico como él solo de 4.
Fabregas es el nuevo todocampistas por excelencia. El jugador que más veces interviene en tres cuartos de campo, muy por encima de Kaká. Encontrar una parcela en la zona fuerte es dificilísimo. Nunca lo consiguió Zidane, tampoco el milanista y los otros llegadores hacen de la zona débil su fuerte porque lo otro les queda grande. Fabregas tiene calidad y abarca todo el centro del campo. Recibe abajo y llega arriba. Inicia y finaliza la jugada. Sería capaz de sacar un corner, rematarlo él y jugar en equipo a la vez. Cesc es un 10 con juego a balón parado, disparo letal, definición y organización.
Eso tiene que ver con lo mal relatado que está el fútbol, y este es el mejor sitio para decirlo porque están presentes todos aquellos que nos sirven en bandeja el gran relato del fútbol.
domingo, 26 de octubre de 2008
MEDIOCENTRO LLEGADOR O TODOCAMPISTA
Hay pocos y muy distintos. Son el jugador moderno, el de la transición rápida, el que hace la falta táctica y mete el gol a la contra. El que destruye y construye. Ataca y defiende por igual, es vertical, juega a una velocidad de vértigo y pierde balones. Los MC llegadores no buscan la zona de balón sino son expertos en ocupar la zona débil, buscar una parcela que explotar en cada partido. Imaginaros que un entrenador comete el error de poner a un MC africano recuperador en el perfil de posición y éste, constantemente pierde la posición. El MC llegador se convierte en un MP que juega a su espalda, libre en tres cuartos de campo y marcando la diferencia con libertad de movimientos. El mejor jugador del mundo es Gerrard. En su momento lo fue Lampard y antes Ballack. Y lo será Fabregas.
Muchas son intrascendentes durante los partidos, pero buscan su parcela y romper el partido en una sola acción. Sneijder es un buen ejemplo y si le piden lo que no tiene, el Madrid perderá a un gran jugador.
Muchas son intrascendentes durante los partidos, pero buscan su parcela y romper el partido en una sola acción. Sneijder es un buen ejemplo y si le piden lo que no tiene, el Madrid perderá a un gran jugador.
MEDIOCENTRO ORGANIZADOR
Se están extinguiendo y solo valen para el 442 escalonado. Los organizadores suelen tener demasiado poco recorrido para cumplir aportando más rendimiento que un jugador puramente defensivo u otro puramente ofensivo. Son la primera salida con posesión en zona de defensas, pero necesitan verticalidad, apertura a bandas y visión de juego. Y también, acompañar la jugada en ataque, siendo el otro mediocentro el que aguanta y hace de referencia en el centro. Se necesita un modelo de juego muy definido para eso, porque el MC referencia varía si el equipo tiene balón o no y en un equipo global, no tiene sitio. Hace tiempo, con equipos rotos, con un equipo para defender y otro para atacar, era diferencial. En un fútbol de velocidad, no.
Un jugador capaz de desarrollar esa función es Iniesta. Esa y muchas. También Fabregas. Afortunadamente, estos se han reciclado, como no lo hace Gago o no lo ha hecho el ahora goleador Xavi y son todocampistas.
Un jugador capaz de desarrollar esa función es Iniesta. Esa y muchas. También Fabregas. Afortunadamente, estos se han reciclado, como no lo hace Gago o no lo ha hecho el ahora goleador Xavi y son todocampistas.
MEDIOCENTRO DE RECORRIDO (RECUPERADOR)
Entre esta posición y la ya estudiada llega la gran confusión para los entrenadores, sobre todo ahora que está de moda el mediocentro africano. Podría ser ese un perfil para nuestro estudio, pero no lo es. Porque está el perfil Makelelé y el perfil Essien y ambos distan muchísimo. Rikjaard y Schuster, envidia de cualquiera por el equipo que dirigen no saben lo que tienen y como sacarle rendimiento. Toure, un portento físico, con técnica, llegada y disparo. La anarquía africana no es la europea, pero es anarquía. Anarquía para perder la posición, pero sea para perseguir como perro de presa al organizador rival, robas en zona cercana a la porteria rival y tienes llegada. Eso es Toure, que está obligado a jugar de MC posicional donde no tiene el sentido táctico necesario y pierdes el 60% de su potencial haciendo de sus virtudes defectos letales. Donde hoy juega, si Toure llega, si Toure presiona lo que hace es perder la posición y regalar el centro del campo. Una barbaridad y un jugador que juega esposado por su entrenador. En el Barça, roba más Iniesta que él, sin embargo, la primera salida para los defensas con balón, es el marfileño. Algo falla. Y los resultados, a la vista están. Por contra, intenta Schuster colocar a Diarra de interior. Diarra no es robador, y si roba en tres cuartos de campo, la perderá al instante. Diarra es potencia, es salto y es fuerza. Nadie le pasa en el 1x1 en mediocampo. Le falta pulir la falta táctica y saber su límite técnico, pero sus virtudes son las de un jugador de posición, a pesar de su naturaleza física. Pocos mediocentros son mejores que Diarra en segunda línea defensiva y pocos se desgastan en una misma parcela tanto como él. Acordaros del ejemplo previo sobre el Madrid y la crítica a Heinze y Pepe. Pues el jugador que hizo el 2x1 contra Riera era Diarra. Y durante 90 min. Luego la prensa habla del balón que ha perdido.
Para esa posición Gago anda justito porque no vale en un equipo que no marca el ritmo de los partidos. El argentino sería perfecto en el Barça por detrás de Toure y un mediapunta top por delante. Gago primera referencia para salida de balón buscando en vertical al mediapunta top; Iniesta, siendo éste el encargado de dar profundidad y último pase. Tiene que pulir aspectos tácticos, pero mantiene la posición y lucha y va al suelo. Juega precipitado y será expulsado muchas veces y no tiene nivel para ser el tercer central y sacar segunda jugada del rival. Eso es Diarra y eso es imprescindible en un Madrid que no tiene los partidos bajo su control sino que los gana gracias al descontrol rival.
El mejor, a pesar de su bajón, en esa posición es Essien que dentro de unos años se reciclará como hizo Makelelé y será un MC posicional. Essien achica, recorre metros, roba en el 1x1, tiene una transición de vértigo y abre balón a bandas. Llega, dispara y empuja. Por eso, Essien no puede jugar solo en el centro. Mou nunca cometió el error (la tentación) de jugar con un 433 Essien-Ballack-Lampard con dos extremos y Drogba. Es bonito para el aficionado pero no tan competitivo. Al jugar sin bandas, Lampard y Ballack están obligados a un gran recorrido y Essien achica y busca robo limpio. Un mediapunta de calidad retrasa posición y el Chelsea muere.
Para esa posición Gago anda justito porque no vale en un equipo que no marca el ritmo de los partidos. El argentino sería perfecto en el Barça por detrás de Toure y un mediapunta top por delante. Gago primera referencia para salida de balón buscando en vertical al mediapunta top; Iniesta, siendo éste el encargado de dar profundidad y último pase. Tiene que pulir aspectos tácticos, pero mantiene la posición y lucha y va al suelo. Juega precipitado y será expulsado muchas veces y no tiene nivel para ser el tercer central y sacar segunda jugada del rival. Eso es Diarra y eso es imprescindible en un Madrid que no tiene los partidos bajo su control sino que los gana gracias al descontrol rival.
El mejor, a pesar de su bajón, en esa posición es Essien que dentro de unos años se reciclará como hizo Makelelé y será un MC posicional. Essien achica, recorre metros, roba en el 1x1, tiene una transición de vértigo y abre balón a bandas. Llega, dispara y empuja. Por eso, Essien no puede jugar solo en el centro. Mou nunca cometió el error (la tentación) de jugar con un 433 Essien-Ballack-Lampard con dos extremos y Drogba. Es bonito para el aficionado pero no tan competitivo. Al jugar sin bandas, Lampard y Ballack están obligados a un gran recorrido y Essien achica y busca robo limpio. Un mediapunta de calidad retrasa posición y el Chelsea muere.
Los mediocentros posicionales
Los mediocentros posicionales son mediocentros que juegan por delante de la línea defensiva de su equipo y han de ser la referencia en el centro del campo. Jugadores que no tienen que tener recorrido sino aportar una labor invisible que permita a sus compañeros perder la posición buscando el pressing al poseedor de balón sin miedo a perder la zona. Para Mourinho un MC posicional es clave en sus esquemas ya que su modelo de juego destaca por el gran desgaste en la zona ancha del terreno de juego y la marca al posible receptor de balón con más de un jugador. Essien y Lampard podían correr tranquilos porque Makelelé siempre estaría en el centro del campo con menos desgaste del que la gente piensa, pero mucha más inteligencia. El Makelelé del Madrid y el del Chelsea son dos jugadores completamente distintos.
Un equipo sin un MC posicional no puede aplicar un pressing al poseedor del balón serio porque el centro del campo sería un completo caos, un desorden que con un par de variantes sobre la marcha del rival, estaría roto. Un mediapunta entre líneas, los MC arrastran al mediocampo nuestro, balón al mediapunta y desmarque de los bandas y el delantero. ¿Se acuerdan de la Roma? Es por eso que los equipos con 4-4-2 bien trabajados defienden mediante basculación y buscan inteligentemente llevar al rival a banda para ejercer pressing en esa zona con ayuda de los laterales. Nunca en el centro de la cancha. Sin embargo, un equipo con 4-1-4-1 puede hacer marcas al hombre a los receptores rivales del centro del campo cuando es la defensa del contrincante quien tiene posesión. Ahogas las salidas y si optan por el pelotazo, defensa de 4 más el MC posicional de cara y si hay arrastre del MP rival a la zona ancha, siempre está el MC posicional en un 1x1 con 4 por detrás y 4 por delante.
Sin duda, el mejor mediocentro posicional del mundo, hoy por hoy, es De Rossi. Un tesoro en forma de jugador que domina todos los aspectos imprescindibles para esa demarcación; Actua de tercer central si el rival entra por banda, ofrece jerarquía para plantar la línea donde al rival le interesa (gran defecto de Albelda), hace faltas tácticas y sabe jugar con cartulina amarilla.
Un equipo sin un MC posicional no puede aplicar un pressing al poseedor del balón serio porque el centro del campo sería un completo caos, un desorden que con un par de variantes sobre la marcha del rival, estaría roto. Un mediapunta entre líneas, los MC arrastran al mediocampo nuestro, balón al mediapunta y desmarque de los bandas y el delantero. ¿Se acuerdan de la Roma? Es por eso que los equipos con 4-4-2 bien trabajados defienden mediante basculación y buscan inteligentemente llevar al rival a banda para ejercer pressing en esa zona con ayuda de los laterales. Nunca en el centro de la cancha. Sin embargo, un equipo con 4-1-4-1 puede hacer marcas al hombre a los receptores rivales del centro del campo cuando es la defensa del contrincante quien tiene posesión. Ahogas las salidas y si optan por el pelotazo, defensa de 4 más el MC posicional de cara y si hay arrastre del MP rival a la zona ancha, siempre está el MC posicional en un 1x1 con 4 por detrás y 4 por delante.
Sin duda, el mejor mediocentro posicional del mundo, hoy por hoy, es De Rossi. Un tesoro en forma de jugador que domina todos los aspectos imprescindibles para esa demarcación; Actua de tercer central si el rival entra por banda, ofrece jerarquía para plantar la línea donde al rival le interesa (gran defecto de Albelda), hace faltas tácticas y sabe jugar con cartulina amarilla.
Mediocentro el corazon del futbol
Dice la buena prosa que el fútbol se gana en las áreas y se merece en el centro del campo. Yo, personalmente, no me lo creo. No me lo creo porque no consigo distinguir el centro del campo de las defensas o los atacantes. Como no consigo distinguir defender con atacar. Para mí, el fútbol es un concepto global en el que un equipo está formado por 11 jugadores con cada uno una misión específica que debe saber hacer y que la suma de todas esas funciones de como resultado EQUIPO. Qué los once piensen y actuen de la misma manera. No hay defensa sin ataque y no hay ataque sin defensa. Los equipos tienen que defender de manera que al robar el balón sepan como actuar en ataque, de la misma manera que al perder el balón, todos puedan replegarse o achicar de manera ecuánime y no cada uno por su lado. Por eso, no podemos hablar de un equipo distinto el que defiende y otro el que ataque. Es un mismo conjunto con una situación distinta. Y el que mejor soluciona tales situaciones es el mejor. Las situaciones pueden ser defensa, ataque, saques de banda, corners, robo en tres cuartos de campo, etc.
Lo mismo pasa cuando queremos distinguir si un jugador es bueno o malo. Eso es algo muy simple y un esquema incompleto. Hoy nace el primer capítulo de la posición en especificidad y sus variantes y hablaremos de los centrocampistas y el perfil de cada uno de ellos. Porque no el más técnico es el mejor. En Futbolitis puse el ejemplo del Real Madrid y su sistema defensivo. Pepe y Heinze son grandes defensas, no solo por características físicas-técnicas (velocidad, anticipación, etc.) sino también por capacidades tácticas, pero toda la prensa habla ahora del gran partido de Pepe, en efecto, hizo un gran partido, pero la lectura del portugués y del argentino pudo valer la derrota del equipo blanco el Sabado aun individualmente teniendo una actuación brillante.
El error fue meter la línea atrás y no bascular sino esperar en zona de remate. Torres tenía orden de marcar de cerca a Riera, no basculando sino achicando para que no se diese la vuelta e iniciara carrera. El achique presionante tiene un riesgo y es que robas más balones, pero cuando no lo haces, le das una autopista al rival. Por eso, los centrales y el otro lateral e incluso el interior de banda contraria tienen que bascular hacia el costado de la zona fuerte para crear situaciones de superioridad. Torres gana confianza para robar y sino lo consigue, está Pepe a una distancia para salir a la anticipación. Pues bien, había momentos donde Torres achica en mediocampo y Pepe y Heinze están en línea, en la media luna del área blanca, a 40 m. de la zona de balón. Si Riera, que tuvo un mal día, rompe a Torres (muy serio todo el partido), el partido es del Espanyol que llega a zona de ataque con poseedor de balón más 2x2 en ataque L.Garcia y Soriano contra los centrales. Entonces, con movimientos en defensa tan erroneos (¿hace cuanto el Madrid deja su portería imbatida ya con Pepe recuperado?) ¿qué importa que las características físico técnicas sean excelentes? En un defensa, tan importante es eso como la concentración, la lectura táctica de un partido, el liderazgo y la jerarquía. Eso no se ve, no lo verá Segurola ni Trueba pero es fútbol y gana partidos.
Lo mismo pasa cuando queremos distinguir si un jugador es bueno o malo. Eso es algo muy simple y un esquema incompleto. Hoy nace el primer capítulo de la posición en especificidad y sus variantes y hablaremos de los centrocampistas y el perfil de cada uno de ellos. Porque no el más técnico es el mejor. En Futbolitis puse el ejemplo del Real Madrid y su sistema defensivo. Pepe y Heinze son grandes defensas, no solo por características físicas-técnicas (velocidad, anticipación, etc.) sino también por capacidades tácticas, pero toda la prensa habla ahora del gran partido de Pepe, en efecto, hizo un gran partido, pero la lectura del portugués y del argentino pudo valer la derrota del equipo blanco el Sabado aun individualmente teniendo una actuación brillante.
El error fue meter la línea atrás y no bascular sino esperar en zona de remate. Torres tenía orden de marcar de cerca a Riera, no basculando sino achicando para que no se diese la vuelta e iniciara carrera. El achique presionante tiene un riesgo y es que robas más balones, pero cuando no lo haces, le das una autopista al rival. Por eso, los centrales y el otro lateral e incluso el interior de banda contraria tienen que bascular hacia el costado de la zona fuerte para crear situaciones de superioridad. Torres gana confianza para robar y sino lo consigue, está Pepe a una distancia para salir a la anticipación. Pues bien, había momentos donde Torres achica en mediocampo y Pepe y Heinze están en línea, en la media luna del área blanca, a 40 m. de la zona de balón. Si Riera, que tuvo un mal día, rompe a Torres (muy serio todo el partido), el partido es del Espanyol que llega a zona de ataque con poseedor de balón más 2x2 en ataque L.Garcia y Soriano contra los centrales. Entonces, con movimientos en defensa tan erroneos (¿hace cuanto el Madrid deja su portería imbatida ya con Pepe recuperado?) ¿qué importa que las características físico técnicas sean excelentes? En un defensa, tan importante es eso como la concentración, la lectura táctica de un partido, el liderazgo y la jerarquía. Eso no se ve, no lo verá Segurola ni Trueba pero es fútbol y gana partidos.
domingo, 19 de octubre de 2008
Un pensamiento de futbol.
Cuando se hojea la prensa y se escucha la radio, se comprueba enseguida que hay un tema dominante: el fútbol y la liga de fútbol. Este deporte se ha convertido en un acontecimiento universal que une a los hombres de todo el mundo por encima de las fronteras nacionales, con un mismo sentir, con idénticas ilusiones, temores, pasiones y alegrías. Todo esto nos revela que nos encontramos frente a un fenómeno genuinamente humano.
Surge espontánea la pregunta sobre el por qué de la fascinación que ejerce este juego. El pesimista contestará que es una repetición más de lo que ya se experimentó en la antigua Roma: pan y circo; panem et circenses.
Pero, incluso si aceptáramos esta respuesta, tendríamos que preguntarnos: ¿y a qué se debe semejante fascinación, que lleva poner el juego junto al pan, y a darle la misma importancia?
Volviendo de nuevo en la antigua Roma, podríamos contestar a esta pregunta diciendo que aquel grito que pedía “pan y juego” era la expresión del deseo de una vida paradísiaca. En este sentido, el juego se presenta como una especie de regreso al hogar primero, al paraíso; como una escapatoria de la existencia cotidiana, con su dureza esclavizante.
Sin embargo el juego tiene, sobre todo en los niños, un sentido distinto: es un entrenamiento para la vida.
A mi juicio, la fascinación por el fútbol consiste, esencialmente, en que sabe unir de forma convincente estos dos sentidos: ayuda al hombre a autodisciplinarse y le enseña a colaborar con los demás dentro de un equipo, mostrándole como puede enfrentarse con los otros de una forma noble.
Al contemplarlo, los hombres se identifican con ese juego, haciendo suyo ese espíritu de colaboración y de confrontación leal con los demás.
Desde luego, la seriedad sombría del dinero, unida a los intereses mercantiles, pueden echar todo esto a perder.
Al pensar detenidamente en todo esto, se plantea la posibilidad de aprender a vivir con el espíritu del juego, porque la libertad del hombre se alimenta también de reglas y de autodisciplina.
En todo caso, la visión de un mundo que vibra con el juego debiera servirnos para algo más que para el entretenernos, porque si fuéramos al fondo de la cuestión, el juego podría mostrarnos una nueva forma de entender la vida.
Surge espontánea la pregunta sobre el por qué de la fascinación que ejerce este juego. El pesimista contestará que es una repetición más de lo que ya se experimentó en la antigua Roma: pan y circo; panem et circenses.
Pero, incluso si aceptáramos esta respuesta, tendríamos que preguntarnos: ¿y a qué se debe semejante fascinación, que lleva poner el juego junto al pan, y a darle la misma importancia?
Volviendo de nuevo en la antigua Roma, podríamos contestar a esta pregunta diciendo que aquel grito que pedía “pan y juego” era la expresión del deseo de una vida paradísiaca. En este sentido, el juego se presenta como una especie de regreso al hogar primero, al paraíso; como una escapatoria de la existencia cotidiana, con su dureza esclavizante.
Sin embargo el juego tiene, sobre todo en los niños, un sentido distinto: es un entrenamiento para la vida.
A mi juicio, la fascinación por el fútbol consiste, esencialmente, en que sabe unir de forma convincente estos dos sentidos: ayuda al hombre a autodisciplinarse y le enseña a colaborar con los demás dentro de un equipo, mostrándole como puede enfrentarse con los otros de una forma noble.
Al contemplarlo, los hombres se identifican con ese juego, haciendo suyo ese espíritu de colaboración y de confrontación leal con los demás.
Desde luego, la seriedad sombría del dinero, unida a los intereses mercantiles, pueden echar todo esto a perder.
Al pensar detenidamente en todo esto, se plantea la posibilidad de aprender a vivir con el espíritu del juego, porque la libertad del hombre se alimenta también de reglas y de autodisciplina.
En todo caso, la visión de un mundo que vibra con el juego debiera servirnos para algo más que para el entretenernos, porque si fuéramos al fondo de la cuestión, el juego podría mostrarnos una nueva forma de entender la vida.
viernes, 17 de octubre de 2008
César Luis Menotti
El "flaco", un gran director técnico, un "científico" del fútbol. Los que lo vieron jugar dicen que le pegaba como los dioses, pero era "vago", jugaba de creador, y como todo jugador de esas características no corría mucho.
Caracterizado por su "saber" sobre el fútbol, el flaco se ha convertido desde mi punto de vista en el mejor entrenador de la Argentina, no en estos momentos pero sin dudas es de lo mejor. Piensa mucho en el fútbol, lo cataloga como un juego, en el que si se juega mal o sin ganas pierde su esencia.
En la muy buena nota que le realizó Fantino por Espn+, Menotti dijo que el "menottismo" no existe, es un enfoque diferente sobre la estrategia, táctica y enseñanza. Para definir el fútbol citó: "es un pensamiento complejo". Muy bueno el "resúmen" en dos palabras del mejor deporte del mundo. También dijo que al fútbol lo hacen simple los buenos jugadores.
"Para jugar bien no hay que correr" decía César Luis. No cree en la deslealtad de un jugador, que no va para atrás.
Sostuvo que a Kempes no se lo tiene en cuenta. Tiene toda la razón, está muy "separado" de la Argentina.
Entre las cosas que le faltaron a Argentina en el Mundial estuvo el coraje, pero reconoció que tuvo momentos de buen fútbol.
El tipo fue campeón mundial sentado en el banco de la Argentina, con una selección veloz y potente, centrada en el matador Mario Alberto Kempes. De esta manera consiguió el primer título mundial para Argentina.
Yo creo que es mucho más que Bilardo, mas basado en lo táctico, en cambio, el flaco tiene como principal plan el buen juego casi sin importarle nada lo demás.
Que más decir de este "teórico" del fútbol, un gran entrenador, que esperemos que vuelva pronto a nuestros bancos de suplentes para disfrutar de su saber.
Caracterizado por su "saber" sobre el fútbol, el flaco se ha convertido desde mi punto de vista en el mejor entrenador de la Argentina, no en estos momentos pero sin dudas es de lo mejor. Piensa mucho en el fútbol, lo cataloga como un juego, en el que si se juega mal o sin ganas pierde su esencia.
En la muy buena nota que le realizó Fantino por Espn+, Menotti dijo que el "menottismo" no existe, es un enfoque diferente sobre la estrategia, táctica y enseñanza. Para definir el fútbol citó: "es un pensamiento complejo". Muy bueno el "resúmen" en dos palabras del mejor deporte del mundo. También dijo que al fútbol lo hacen simple los buenos jugadores.
"Para jugar bien no hay que correr" decía César Luis. No cree en la deslealtad de un jugador, que no va para atrás.
Sostuvo que a Kempes no se lo tiene en cuenta. Tiene toda la razón, está muy "separado" de la Argentina.
Entre las cosas que le faltaron a Argentina en el Mundial estuvo el coraje, pero reconoció que tuvo momentos de buen fútbol.
El tipo fue campeón mundial sentado en el banco de la Argentina, con una selección veloz y potente, centrada en el matador Mario Alberto Kempes. De esta manera consiguió el primer título mundial para Argentina.
Yo creo que es mucho más que Bilardo, mas basado en lo táctico, en cambio, el flaco tiene como principal plan el buen juego casi sin importarle nada lo demás.
Que más decir de este "teórico" del fútbol, un gran entrenador, que esperemos que vuelva pronto a nuestros bancos de suplentes para disfrutar de su saber.
sábado, 11 de octubre de 2008
Vison del futbol y la crisis economica actual.
El fútbol ha reproducido en muchos aspectos el modelo que ha llevado al mundo a su peor crisis financiera desde la II Guerra Mundial. Las alegres correrías en el mercado futbolístico han producido inflación, quiebras técnicas y la misma impunidad que ampara a los causantes del actual desastre económico.
El plan de salvación de Bush -la inyección de 700.000 millones de dólares para sostener a las entidades que alegremente entraron en una espiral de corrupción y dinero fácil- implica que los ciudadanos tienen que comerse un sapo muy crudo: si no se salva a las entidades responsables del desplome, se derrumbará todo el sistema. De arriba abajo.
Nadie sufrirá más las consecuencias del derrumbe que los ciudadanos, de manera que cuidar de los negligentes es una condición necesaria para amparar a la gente corriente. El fútbol sabe mucho de los manejos turbios de sus dirigentes y de la red que les aguanta. Cuando hay dinero y codicia, hablan de autonomía, mercado y negocio. Cuando sus tropelías abocan los clubes a la ruina, proclaman el valor social del fútbol y exigen la ayuda de las instituciones públicas. Jugar con dos barajas se ha convertido durante los últimos años en el rasgo característico del fútbol y del sistema financiero.
Con el típico misterio que rodea al fútbol español se habla de una decena de clubes al borde del abismo, de la quiebra técnica. Años de excesos han generado las estrecheces actuales. La crisis financiera mundial añade más dramatismo al problema. Sin dinero todo tiembla: todos los mercados, desde el televisivo al publicitario, están acorralados. Y todos esos son los mercados que sostienen al fútbol.
Aunque no están a salvo de la agitación, en el mundo resistirán los clubes más grandes, por mucho que algunos hayan sido responsables de los grandes disparates de los últimos diez años. Ahora no suena extraña, ni heterodoxa, ni caprichosa, la presencia de magnates rusos, árabes o chinos en el mercado futbolístico. Es otra consecuencia del giro que ha dado el mundo. China es el principal prestamista de Estados Unidos. Los países de Oriente Medio y Rusia suministran la energía a Occidente en forma de gas y petróleo. En definitiva, todos ellos disponen de una ventajosa posición que utilizarán en beneficio propio.
Será interesante observar la respuesta del fútbol a los problemas críticos que se avecinan. El capital extranjero se ha apoderado de la mayoría de los principales clubes ingleses. Es probable que ni el Manchester United ni el Liverpool, ahora en manos de capitalistas estadounidenses, queden libres del asalto de los ambiciosos magnates rusos y árabes. El mundo gira y el fútbol, también.
El fútbol español no permite grandes ilusiones. Desorganizada, con una mezcla de peculiares sociedades anónimas -siempre con hilos en las instituciones públicas- y clubes aparentemente controlados por su masa social, caso del Real Madrid, Barça y Athletic, la Liga atraviesa un periodo de incertidumbres económicas y poco saludables perspectivas. El ajuste se anuncia muy duro. Apenas hay mercado, la crisis económica golpea a los principales sectores que alimentan el negocio del fútbol y, por ahora, no resulta una Liga atractiva para los grandes inversores extranjeros.
Por fortuna, las peores situaciones requieren soluciones sencillas, pero eficaces. Una de ellas se antoja más que accesible para muchos equipos españoles: la utilización de la cantera como recurso para amortiguar el golpazo de la crisis. En este capítulo, España tiene una ventaja indiscutible. Muchos equipos, comenzando por el Barça y el Real Madrid, han hecho los deberes: sus canteras producen excelentes jugadores, algo que no ocurre en Inglaterra y entre los principales equipos italianos. Al menos, hay un colchón de seguridad para los malos tiempos.
El plan de salvación de Bush -la inyección de 700.000 millones de dólares para sostener a las entidades que alegremente entraron en una espiral de corrupción y dinero fácil- implica que los ciudadanos tienen que comerse un sapo muy crudo: si no se salva a las entidades responsables del desplome, se derrumbará todo el sistema. De arriba abajo.
Nadie sufrirá más las consecuencias del derrumbe que los ciudadanos, de manera que cuidar de los negligentes es una condición necesaria para amparar a la gente corriente. El fútbol sabe mucho de los manejos turbios de sus dirigentes y de la red que les aguanta. Cuando hay dinero y codicia, hablan de autonomía, mercado y negocio. Cuando sus tropelías abocan los clubes a la ruina, proclaman el valor social del fútbol y exigen la ayuda de las instituciones públicas. Jugar con dos barajas se ha convertido durante los últimos años en el rasgo característico del fútbol y del sistema financiero.
Con el típico misterio que rodea al fútbol español se habla de una decena de clubes al borde del abismo, de la quiebra técnica. Años de excesos han generado las estrecheces actuales. La crisis financiera mundial añade más dramatismo al problema. Sin dinero todo tiembla: todos los mercados, desde el televisivo al publicitario, están acorralados. Y todos esos son los mercados que sostienen al fútbol.
Aunque no están a salvo de la agitación, en el mundo resistirán los clubes más grandes, por mucho que algunos hayan sido responsables de los grandes disparates de los últimos diez años. Ahora no suena extraña, ni heterodoxa, ni caprichosa, la presencia de magnates rusos, árabes o chinos en el mercado futbolístico. Es otra consecuencia del giro que ha dado el mundo. China es el principal prestamista de Estados Unidos. Los países de Oriente Medio y Rusia suministran la energía a Occidente en forma de gas y petróleo. En definitiva, todos ellos disponen de una ventajosa posición que utilizarán en beneficio propio.
Será interesante observar la respuesta del fútbol a los problemas críticos que se avecinan. El capital extranjero se ha apoderado de la mayoría de los principales clubes ingleses. Es probable que ni el Manchester United ni el Liverpool, ahora en manos de capitalistas estadounidenses, queden libres del asalto de los ambiciosos magnates rusos y árabes. El mundo gira y el fútbol, también.
El fútbol español no permite grandes ilusiones. Desorganizada, con una mezcla de peculiares sociedades anónimas -siempre con hilos en las instituciones públicas- y clubes aparentemente controlados por su masa social, caso del Real Madrid, Barça y Athletic, la Liga atraviesa un periodo de incertidumbres económicas y poco saludables perspectivas. El ajuste se anuncia muy duro. Apenas hay mercado, la crisis económica golpea a los principales sectores que alimentan el negocio del fútbol y, por ahora, no resulta una Liga atractiva para los grandes inversores extranjeros.
Por fortuna, las peores situaciones requieren soluciones sencillas, pero eficaces. Una de ellas se antoja más que accesible para muchos equipos españoles: la utilización de la cantera como recurso para amortiguar el golpazo de la crisis. En este capítulo, España tiene una ventaja indiscutible. Muchos equipos, comenzando por el Barça y el Real Madrid, han hecho los deberes: sus canteras producen excelentes jugadores, algo que no ocurre en Inglaterra y entre los principales equipos italianos. Al menos, hay un colchón de seguridad para los malos tiempos.
Psicologia en el futbol.
El fútbol es probablemente el deporte más bello, el único capaz de combinar ingredientes tales como el arte, la estética, el odio, la agresividad, la solidaridad y la emoción entre otros y además hay algo que debemos subrayar es el único deporte que se juega con los pies exclusivamente pero su estrategia es mental. Al referirnos al fútbol y el lugar que ocupa en el plano social es una pasión que se multiplica. Es el deporte elegido por más seres humanos en el mundo para jugarlo, ir a disfrutarlo a las canchas, seguirlo por televisión o sencillamente leerlo. Es un deporte donde todos opinan sobre el juego; la gente, los periodistas, los jugadores y los técnicos. El fútbol es un deporte que se ha súper-profesionalizado y como deporte súper-profesionalizado se ha trasformado en un nuevo producto, una nueva mercancía. Es imposible creer en este ambiente que un jugador disfrute plenamente el juego, es decir, sentir satisfacción, placer lúdico; en la alta competencia el placer esta minimizado pues la presión excesiva en la competencia produce roturas del equilibrio y del bienestar psicológico tanto en el fútbol profesional como en el escolar y juvenil antes se jugaba por el honor, por una medalla, por el barrio hoy se juega por una institución, por fama, por dinero o por una transferencia al exterior.
Cuando hablamos del fútbol escolar y juvenil hablamos de una población de adolescentes entre los 13 y los 18 años con una misma pasión y un mismo objetivo una motivación pero con diferente familia, personalidad, diferente extracción social y actitud psicológica.
Según el aporte de diferentes autores, los futuro deportistas se sienten inclinados hacia la práctica del deporte por:
* Satisfacción por la actividad física
* Mejorar sus habilidades
* Arte y pericia en el deporte
* Viajes
* Recompensas extrínsecas
.El futuro futbolista debe ser un deportista que se caracteriza por tener:
Claridad de objetivos.
* Iniciativa.
* Disciplina.
* Decisión entereza.
* Tenacidad.
* Seguridad dominio de si.
* Autodirección.
El trabajo del psicólogo como el del entrenador, preparador físico y médico se mide por su eficacia, en este caso es un trabajo invisible a veces imperceptible y que no luce con efectos verdaderos sino a largo plazo. Los dos grandes objetivos que guían la tarea del psicólogo en esta categoría son:
a) Prevención y promoción de la salud mental del deportista, enmarcada en el plano del ser humano
b) El mayor rendimiento posible a la hora de la competencia, es decir: potencial y entrenar mentalmente actitudes psicológicas como la confianza, la concentración, la motivación, el aislamiento de presiones externas e internas, ayudar a cohesionar al grupo y mejorar la relación entrenador-jugador.
Cuando trabajamos en el fútbol escolar y juvenil debemos saber que el eje no esta puesto exclusivamente en los resultados, sino en la promoción del mayor número posible de jugadores a la división profesional.
Al desarrollar esta tarea debemos prevenir:
* Deserción escolar: primero Intentamos sortear falsas dicotomías como la de juegas o estudias, juega o tiene novia, etc. Debemos en cambio tratar de orientarlo ya que si organiza bien su tiempo el joven podrá entrenar, jugar, tener novia, etc. De esta manera puede rendir en todos los planos sin perder sus intereses y motivaciones. Para los adolescentes en su mayoría el colegio es sinónimo de pasarla bien, el fútbol en cambio es una carrera corta sin tener en cuenta las posibles lesiones que aparecen, que hacer entonces en los otros 30 años de vida. Partiendo de esto la educación da más elementos para enfrentar la vida cada vez más difícil.
* Expulsiones: El fútbol es un juego de equipo además de perjudicar al expulsado la expulsión también perjudica a todo el grupo ya que deja el equipo en inferioridad numérica, siendo este un aspecto que pasa desapercibido pero que es necesario tenerlo en cuenta en las diferentes competencias.
* Lesiones: Las estadísticas nos dicen que los jugadores que llegan por primera vez a un club se lesionan con mayor frecuencia, por lo general en el primer mes; hay dos factores fundamentales: El cambio ambiental y el cambio de ritmo en las exigencias de entrenamiento, el primero hace referencia al lugar físico (casa, hotel, pueblo, ciudad) relaciones interpersonales (familia, novia, amigos, colegio, etc.) el segundo factor en la mayoría de los casos el ritmo de entrenamiento es mayor que el acostumbrado.
* Inductores de Estrés: En esta división los padres, la novia, los amigos en muchos casos son los inductores de estrés, droga, alcoholismo y agresión competitiva. Como lo demuestra la siguiente frase "Como un joven puede jugar bien si cada vez que comete un error, escucha los lamentos de la madre y percibe el rostro decepcionado del padre
Cuando hablamos del fútbol escolar y juvenil hablamos de una población de adolescentes entre los 13 y los 18 años con una misma pasión y un mismo objetivo una motivación pero con diferente familia, personalidad, diferente extracción social y actitud psicológica.
Según el aporte de diferentes autores, los futuro deportistas se sienten inclinados hacia la práctica del deporte por:
* Satisfacción por la actividad física
* Mejorar sus habilidades
* Arte y pericia en el deporte
* Viajes
* Recompensas extrínsecas
.El futuro futbolista debe ser un deportista que se caracteriza por tener:
Claridad de objetivos.
* Iniciativa.
* Disciplina.
* Decisión entereza.
* Tenacidad.
* Seguridad dominio de si.
* Autodirección.
El trabajo del psicólogo como el del entrenador, preparador físico y médico se mide por su eficacia, en este caso es un trabajo invisible a veces imperceptible y que no luce con efectos verdaderos sino a largo plazo. Los dos grandes objetivos que guían la tarea del psicólogo en esta categoría son:
a) Prevención y promoción de la salud mental del deportista, enmarcada en el plano del ser humano
b) El mayor rendimiento posible a la hora de la competencia, es decir: potencial y entrenar mentalmente actitudes psicológicas como la confianza, la concentración, la motivación, el aislamiento de presiones externas e internas, ayudar a cohesionar al grupo y mejorar la relación entrenador-jugador.
Cuando trabajamos en el fútbol escolar y juvenil debemos saber que el eje no esta puesto exclusivamente en los resultados, sino en la promoción del mayor número posible de jugadores a la división profesional.
Al desarrollar esta tarea debemos prevenir:
* Deserción escolar: primero Intentamos sortear falsas dicotomías como la de juegas o estudias, juega o tiene novia, etc. Debemos en cambio tratar de orientarlo ya que si organiza bien su tiempo el joven podrá entrenar, jugar, tener novia, etc. De esta manera puede rendir en todos los planos sin perder sus intereses y motivaciones. Para los adolescentes en su mayoría el colegio es sinónimo de pasarla bien, el fútbol en cambio es una carrera corta sin tener en cuenta las posibles lesiones que aparecen, que hacer entonces en los otros 30 años de vida. Partiendo de esto la educación da más elementos para enfrentar la vida cada vez más difícil.
* Expulsiones: El fútbol es un juego de equipo además de perjudicar al expulsado la expulsión también perjudica a todo el grupo ya que deja el equipo en inferioridad numérica, siendo este un aspecto que pasa desapercibido pero que es necesario tenerlo en cuenta en las diferentes competencias.
* Lesiones: Las estadísticas nos dicen que los jugadores que llegan por primera vez a un club se lesionan con mayor frecuencia, por lo general en el primer mes; hay dos factores fundamentales: El cambio ambiental y el cambio de ritmo en las exigencias de entrenamiento, el primero hace referencia al lugar físico (casa, hotel, pueblo, ciudad) relaciones interpersonales (familia, novia, amigos, colegio, etc.) el segundo factor en la mayoría de los casos el ritmo de entrenamiento es mayor que el acostumbrado.
* Inductores de Estrés: En esta división los padres, la novia, los amigos en muchos casos son los inductores de estrés, droga, alcoholismo y agresión competitiva. Como lo demuestra la siguiente frase "Como un joven puede jugar bien si cada vez que comete un error, escucha los lamentos de la madre y percibe el rostro decepcionado del padre
miércoles, 8 de octubre de 2008
LIDERAZGO Y FÚTBOL ¿SE PUEDE APRENDER DE LAS ESTRELLAS DEPORTIVAS?
Yo no creo en el líder. Eso del líder es un cuento chino. Creo en un equipo con pasillos de seguridad donde están ubicados esos líderes. No creo en el líder único, pero ni para el fútbol ni para una empresa, porque se va y se queda el equipo sin nada. Aquí, los líderes debemos ser todos desde el entrenador al último jugador" dijo Raúl González, capitán del Real Madrid y de la Selección Española de Fútbol.
En el mes de agosto la liga española dormía. Las estrellas deportivas descansaban. Y los directivos de los clubes preparaban los distintos fichajes para el nuevo reto de la competición deportiva española más seguida en todo el mundo.
Efectivamente, desde Japón hasta Estados Unidos, pasando por Latinoamérica, todos ponen sus ojos en una liga llena de estrellas y fichajes millonarios.
Pero en el verano español, todo descansa y nada parece que hubiera que hacer más que seguir a nuestros moteros, con Pedrosa a la cabeza, al gran Fernando Alonso en la Fórmula Uno, y un deslucido Mundial de Atletismo.
En uno de esos días aparece una noticia en el Marca, diario deportivo español, El nuevo Raúl y sus 7 mandamientos. Un artículo que me sorprende por las muchas lecciones que podemos aprender del Capitán del Real Madrid: Raúl González.
A veces he creído que los deportistas que se meten a dar lecciones de liderazgo y gestión en las empresas, salen de su campo para meterse en uno que nada o poco conocen. El mundo empresarial es bien distinto a jugar un partido de fútbol.
De hecho conozco ejemplos de fracasos de estos deportistas en distintas conferencias. Aunque reconozco que a veces es interesante escuchar a un campeón del mundo de esto o de aquello y cómo lo consiguió.
Tambien hay quien me calla la boca con unas catedras del balonpie y los negocios como el caso de Valdano a quien no tan solo dios le dio la habilidad en las piernas sino que lo nutrio de labia para llevar el juego mas simple a contexto de la literatura.
Pero en este caso, Raúl González nos da grandes lecciones. Como jugador y capitán del Real Madrid y de la Selección Española de Fútbol ha sido referencia en los últimos años y ha marcado goles brillantes.
Sus siete mandamientos como capitán son:
1. Entrenar hasta los días de descanso.
Hay que ser el mejor y eso sólo se consigue entrenando, trabajando sin descanso, hasta en días de fiesta hay tiempos para seguir adelantando. ¿Qué lecturas nos hemos llevado este verano con nosotros para seguir avanzando en este camino? Para ser excelente en un trabajo, es necesario.
Esta máxima, entrenar hasta en las vacaciones, corresponde perfectamente al Hábito del aprendizaje. Estamos en continuo reciclaje. La experiencia se gana luchando. Ser el número uno no es cuestión de suerte, sino de Buena Suerte, entendida como hacen Álex Rovira y Fernando Trías de Bes, es decir como un destino que nos labramos cada uno en la medida en que lucha por él.
2. Hablar a diario con el entrenador.
La comunicación frecuente con los jefes, fundamental para alguien que es referencia. Este mandamiento hace referencia, sin embargo a varios hábitos directivos: Hábito de la información, resultados, delegación y de la comunicación.
En cuanto al de la Información: ¿Qué debo saber como capitán? ¿Quién tiene esa información? ¿Qué tendré que decir yo a los demás como capitán? ¿Cuál es la estrategia del entrenador? ¿Cuáles son sus preferencias y los mensajes fundamentales? ¿Quién es el contrincante próximo y cómo actúa?
El de los Resultados. ¿Qué se espera de mí? ¿Y del equipo? ¿Cuál es el resultado que perseguimos en el siguiente encuentro?
De la Delegación: ¿Qué tendré que decir al equipo? ¿Y a cada integrante en particular? ¿Cuál es el mensaje para los nuevos y para los de cantera? ¿Cómo integrar a los nuevos fichajes entre tantos galácticos?
Por fin sencillamente el de la Comunicación: ¿Qué le tengo que decir al Mister de las cosas que me preocupan o no? ¿Algún otro compañero del equipo quiere decirle algo? Escucharnos es fundamental para poder tener un equipo integrado. No valen individualismos ni galácticos en solitario, así no se ganan los partidos ni las ligas ni los campeonatos.
3. Ejercer de capitán con los “galácticos”.
Qué difícil tarea tiene alguien que, sin ser el jefe, hace de cabeza visible de un equipo en el que todos los integrantes son geniales, magos, superhéroes para los ojos de los demás mortales (sólo hay que ver los distintos anuncios publicitarios, tales como los de Nike o Adidas) La comunicación con los semejantes, aunque sean mejores que uno mismo, es fundamental.
El Hábito del equipo es fundamental ponerlo en marcha en este momento. ¿Qué necesita el equipo? ¿Qué debe conseguir? ¿Cómo integrar a las estrellas? ¿Cómo integrar el que empieza con el veterano? ¿Cómo manejar a los más enérgicos?
De nuevo también nos enfrentamos con el Hábito de la Delegación, haciendo de transmisor de las órdenes del Mister, tanto en el campo de juego, como en los entrenamientos. El Hábito de la Visión en Raúl es vital: poder hacer que todos visualicen el resultado que se persigue, de manera convincente y comprometedora para todos.
La Comunicación, y los Resultados de nuevo nos los encontramos aquí. Fundamental el hablar con el Mister y transmitir los escuchado al equipo. Además de escuchar a todos y a cada uno en particular, para de nuevo hablar con el Entrenador, Luxemburgo, y así sin descanso.
4. Ser el mejor físicamente.
Y si los compañeros son galácticos, uno debe aprender a ser también galáctico. Buscar ser el mejor. Para Jack Welch no había otra posibilidad, ser el número uno o el dos.
De nuevo nos encontramos con el Hábito del aprendizaje del primer mandamiento y de los resultados. De hecho en los primeros entrenamientos del Real Madrid, antes del comienzo de la liga, Raúl hizo los mejores tiempos y ganó en diversas carreras a los demás compañeros, que simplemente se dedicaron a descansar en verano, con algún entrenamiento suelto.
Jack Welch, dice que sólo se puede ser el número Uno, o como muchos el Dos, lo demás no entra en contemplación.
5. Estar más cercano con la prensa.
Comunicación con el exterior. Si ellos son galácticos y están valorados como lo están es por tanta gente que les adora, les sigue y vibra con sus partidos. Porqué no hablar con los medios de comunicación que se encuentran entre ellos y el gran público. De esta manera se hace cercano a aquellas personas de las que viven, de una u otra manera.
El Hábito de la comunicación, se ve que es muy complejo. La comunicación vertical, horizontal y lateral y con el exterior es estratégicamente clave.
El esclavista que habla con Russell Crowe en la película oscarizada Gladiator le dice que más importante que ganar siempre es ganarse al público que asiste a los combates. Así lo hace y gana mucho más.
Un Galáctico magnífico, pero que desprecia al público que le da de comer, pues viven de ellos, se hace admirable en su aptitud, pero despreciable en su actitud, al final otro más sencillo es preferido.
6. Ser la referencia para la cantera.
Ser modelo. Dar ejemplo. Es la mejor referencia del liderazgo. Queremos ser como nuestras estrellas, las idealizamos y somos capaces de sacrificios por llegar a donde han llegado. Es una ley natural el querer “imitar al líder”. Raúl lo ha aprendido. Ser arrogante no sirve de nada, sólo para fomentar el odio hacia uno mismo y ser desechado.
Aquí entra un nuevo hábito, el Hábito de la Innovación (también del Aprendizaje, no como auto aprendizaje, sino ser formador de otros) La Innovación, uno sabe que no es imprescindible (que se lo digan a Figo) y nos hacemos viejos, vienen los jóvenes detrás. Ganarse a estos jóvenes y a esta sangre nueva, es labrarse un futuro también en el propio club, a la par que formar como futbolistas a los nuevos. Los cambios vienen inexorablemente, si nos adelantamos a ellos, ganamos. Raúl sale de las fronteras del propio equipo para ir a otros sitios en donde se pueden encontrar futuros integrantes, rompe fronteras y crea oportunidades para ser más competitivos.
7. ...Y además, meter goles.
Pero todo esto no sirve de nada sin resultados. No basta con el buen comportamiento para ser un buen líder, hay que alcanzar resultados, metas y objetivos, ganar partidos, cumplir compromisos, hacer realidad sueños. Si no es así, ¿de qué sirve ser líder? ¿De qué se es líder? Hábito de los resultados y el Real Madrid no se contenta con ser segundo en la liga española, igual que no vale pasar de cuartos en el Mundial de Alemania, hay que llegar a la final y ganarla, tenemos capacidad para eso, sólo hay que creerlo.
Raúl nos da lecciones de fútbol y le seguimos como profesional que es de un deporte que apasiona en Europa y Latinoamérica, pero también, este verano, nos ha enseñado a ser capitán y líder de un equipo difícil, el Real Madrid, difícil por los jugadores que lo integran, llamados “galácticos” y por lo que se espera de ellos. Y estos siete mandamientos son muy buenos para que cada uno de nosotros, como líderes, reflexionemos sobre ellos y nos los apliquemos en alguna medida.
En el mes de agosto la liga española dormía. Las estrellas deportivas descansaban. Y los directivos de los clubes preparaban los distintos fichajes para el nuevo reto de la competición deportiva española más seguida en todo el mundo.
Efectivamente, desde Japón hasta Estados Unidos, pasando por Latinoamérica, todos ponen sus ojos en una liga llena de estrellas y fichajes millonarios.
Pero en el verano español, todo descansa y nada parece que hubiera que hacer más que seguir a nuestros moteros, con Pedrosa a la cabeza, al gran Fernando Alonso en la Fórmula Uno, y un deslucido Mundial de Atletismo.
En uno de esos días aparece una noticia en el Marca, diario deportivo español, El nuevo Raúl y sus 7 mandamientos. Un artículo que me sorprende por las muchas lecciones que podemos aprender del Capitán del Real Madrid: Raúl González.
A veces he creído que los deportistas que se meten a dar lecciones de liderazgo y gestión en las empresas, salen de su campo para meterse en uno que nada o poco conocen. El mundo empresarial es bien distinto a jugar un partido de fútbol.
De hecho conozco ejemplos de fracasos de estos deportistas en distintas conferencias. Aunque reconozco que a veces es interesante escuchar a un campeón del mundo de esto o de aquello y cómo lo consiguió.
Tambien hay quien me calla la boca con unas catedras del balonpie y los negocios como el caso de Valdano a quien no tan solo dios le dio la habilidad en las piernas sino que lo nutrio de labia para llevar el juego mas simple a contexto de la literatura.
Pero en este caso, Raúl González nos da grandes lecciones. Como jugador y capitán del Real Madrid y de la Selección Española de Fútbol ha sido referencia en los últimos años y ha marcado goles brillantes.
Sus siete mandamientos como capitán son:
1. Entrenar hasta los días de descanso.
Hay que ser el mejor y eso sólo se consigue entrenando, trabajando sin descanso, hasta en días de fiesta hay tiempos para seguir adelantando. ¿Qué lecturas nos hemos llevado este verano con nosotros para seguir avanzando en este camino? Para ser excelente en un trabajo, es necesario.
Esta máxima, entrenar hasta en las vacaciones, corresponde perfectamente al Hábito del aprendizaje. Estamos en continuo reciclaje. La experiencia se gana luchando. Ser el número uno no es cuestión de suerte, sino de Buena Suerte, entendida como hacen Álex Rovira y Fernando Trías de Bes, es decir como un destino que nos labramos cada uno en la medida en que lucha por él.
2. Hablar a diario con el entrenador.
La comunicación frecuente con los jefes, fundamental para alguien que es referencia. Este mandamiento hace referencia, sin embargo a varios hábitos directivos: Hábito de la información, resultados, delegación y de la comunicación.
En cuanto al de la Información: ¿Qué debo saber como capitán? ¿Quién tiene esa información? ¿Qué tendré que decir yo a los demás como capitán? ¿Cuál es la estrategia del entrenador? ¿Cuáles son sus preferencias y los mensajes fundamentales? ¿Quién es el contrincante próximo y cómo actúa?
El de los Resultados. ¿Qué se espera de mí? ¿Y del equipo? ¿Cuál es el resultado que perseguimos en el siguiente encuentro?
De la Delegación: ¿Qué tendré que decir al equipo? ¿Y a cada integrante en particular? ¿Cuál es el mensaje para los nuevos y para los de cantera? ¿Cómo integrar a los nuevos fichajes entre tantos galácticos?
Por fin sencillamente el de la Comunicación: ¿Qué le tengo que decir al Mister de las cosas que me preocupan o no? ¿Algún otro compañero del equipo quiere decirle algo? Escucharnos es fundamental para poder tener un equipo integrado. No valen individualismos ni galácticos en solitario, así no se ganan los partidos ni las ligas ni los campeonatos.
3. Ejercer de capitán con los “galácticos”.
Qué difícil tarea tiene alguien que, sin ser el jefe, hace de cabeza visible de un equipo en el que todos los integrantes son geniales, magos, superhéroes para los ojos de los demás mortales (sólo hay que ver los distintos anuncios publicitarios, tales como los de Nike o Adidas) La comunicación con los semejantes, aunque sean mejores que uno mismo, es fundamental.
El Hábito del equipo es fundamental ponerlo en marcha en este momento. ¿Qué necesita el equipo? ¿Qué debe conseguir? ¿Cómo integrar a las estrellas? ¿Cómo integrar el que empieza con el veterano? ¿Cómo manejar a los más enérgicos?
De nuevo también nos enfrentamos con el Hábito de la Delegación, haciendo de transmisor de las órdenes del Mister, tanto en el campo de juego, como en los entrenamientos. El Hábito de la Visión en Raúl es vital: poder hacer que todos visualicen el resultado que se persigue, de manera convincente y comprometedora para todos.
La Comunicación, y los Resultados de nuevo nos los encontramos aquí. Fundamental el hablar con el Mister y transmitir los escuchado al equipo. Además de escuchar a todos y a cada uno en particular, para de nuevo hablar con el Entrenador, Luxemburgo, y así sin descanso.
4. Ser el mejor físicamente.
Y si los compañeros son galácticos, uno debe aprender a ser también galáctico. Buscar ser el mejor. Para Jack Welch no había otra posibilidad, ser el número uno o el dos.
De nuevo nos encontramos con el Hábito del aprendizaje del primer mandamiento y de los resultados. De hecho en los primeros entrenamientos del Real Madrid, antes del comienzo de la liga, Raúl hizo los mejores tiempos y ganó en diversas carreras a los demás compañeros, que simplemente se dedicaron a descansar en verano, con algún entrenamiento suelto.
Jack Welch, dice que sólo se puede ser el número Uno, o como muchos el Dos, lo demás no entra en contemplación.
5. Estar más cercano con la prensa.
Comunicación con el exterior. Si ellos son galácticos y están valorados como lo están es por tanta gente que les adora, les sigue y vibra con sus partidos. Porqué no hablar con los medios de comunicación que se encuentran entre ellos y el gran público. De esta manera se hace cercano a aquellas personas de las que viven, de una u otra manera.
El Hábito de la comunicación, se ve que es muy complejo. La comunicación vertical, horizontal y lateral y con el exterior es estratégicamente clave.
El esclavista que habla con Russell Crowe en la película oscarizada Gladiator le dice que más importante que ganar siempre es ganarse al público que asiste a los combates. Así lo hace y gana mucho más.
Un Galáctico magnífico, pero que desprecia al público que le da de comer, pues viven de ellos, se hace admirable en su aptitud, pero despreciable en su actitud, al final otro más sencillo es preferido.
6. Ser la referencia para la cantera.
Ser modelo. Dar ejemplo. Es la mejor referencia del liderazgo. Queremos ser como nuestras estrellas, las idealizamos y somos capaces de sacrificios por llegar a donde han llegado. Es una ley natural el querer “imitar al líder”. Raúl lo ha aprendido. Ser arrogante no sirve de nada, sólo para fomentar el odio hacia uno mismo y ser desechado.
Aquí entra un nuevo hábito, el Hábito de la Innovación (también del Aprendizaje, no como auto aprendizaje, sino ser formador de otros) La Innovación, uno sabe que no es imprescindible (que se lo digan a Figo) y nos hacemos viejos, vienen los jóvenes detrás. Ganarse a estos jóvenes y a esta sangre nueva, es labrarse un futuro también en el propio club, a la par que formar como futbolistas a los nuevos. Los cambios vienen inexorablemente, si nos adelantamos a ellos, ganamos. Raúl sale de las fronteras del propio equipo para ir a otros sitios en donde se pueden encontrar futuros integrantes, rompe fronteras y crea oportunidades para ser más competitivos.
7. ...Y además, meter goles.
Pero todo esto no sirve de nada sin resultados. No basta con el buen comportamiento para ser un buen líder, hay que alcanzar resultados, metas y objetivos, ganar partidos, cumplir compromisos, hacer realidad sueños. Si no es así, ¿de qué sirve ser líder? ¿De qué se es líder? Hábito de los resultados y el Real Madrid no se contenta con ser segundo en la liga española, igual que no vale pasar de cuartos en el Mundial de Alemania, hay que llegar a la final y ganarla, tenemos capacidad para eso, sólo hay que creerlo.
Raúl nos da lecciones de fútbol y le seguimos como profesional que es de un deporte que apasiona en Europa y Latinoamérica, pero también, este verano, nos ha enseñado a ser capitán y líder de un equipo difícil, el Real Madrid, difícil por los jugadores que lo integran, llamados “galácticos” y por lo que se espera de ellos. Y estos siete mandamientos son muy buenos para que cada uno de nosotros, como líderes, reflexionemos sobre ellos y nos los apliquemos en alguna medida.
martes, 7 de octubre de 2008
“El dinero ha corrompido aspectos deportivos que antes eran un poco más románticos”
Comparando con otros tiempos, el rey de los deportes, el fútbol, ha cambiado no solo en el ámbito deportivo ni en el estilo de juego, sino también en aquello de querer una camiseta o de querer mantenerse en un equipo, porque cada vez son más raros los jugadores que se mantienen durante toda su vida deportiva en un equipo.
Tenemos ahí el caso de Ronaldo (selección de Brasil), que ha cambiado de camiseta varias veces, todo por dinero.
La mayoría de jugadores no son gobernados por su propia voluntad, todo esto por seguir a sus asesores, que además ganan dinero, y muchas veces son los causantes de que el futbolista entre en desfases económicos.
Incluso muchos jugadores lastimosamente han ido a terminar a la cárcel por tener seudoasesores o empresarios que, más allá de buscar el bienestar del jugador, piensan primero en sus bolsillos y, dejándose llevar por esta causa, involucran al deportista hasta en narcotráfico, como se dio el caso en Brasil el caso de Romario, ex campeón del mundo, que fue acusado de relacionarse con la mafia brasileña.
El dinero como muchas actividades ha corrompido cosas que antes eran un poco más románticas, ha variado demasiado con respecto a 40 años atrás.
El marketing y el fútbol
El marketing también es parte de este negocio. Quizás por ahí esté el lado positivo, donde los equipos ven de algún modo la manera de tratar de ganar más en esta época donde los gastos también han sido cuantiosos.
El ejemplo más claro lo podemos ver en el calcio italiano, donde hubo bastantes equipos en bancarrota.
Casos específicos como Lazio, Florentina, Sampdoria. Incluso los clubes grandes han tenido problemas, como lo fueron en su tiempo Milan, Juventus, Roma, y han tenido que valerse del marketing para poder resurgir de verdaderos baches económicos.
El exceso de gasto por invertir en jugadores valorados en 50 ó 60 millones de dólares, donde dichos valores no han podido ser recuperados por los clubes, ha provocado un interés en contra que sin una buena estrategia de mercado pudo haber llevado a muchos clubes a la quiebra.
Ahora el hecho de tener una estrategia de marketing o estar afiliado a grandes empresas publicitarias no garantiza el bienestar económico.
Tal fue el caso del Parma italiano, que teniendo una gran multinacional de lácteos no pudo sobrellevar una crisis sucedida hace años, que obligó al club a reducir su presupuesto de manera radical, incluso amenazando su permanencia en la primera categoría del fútbol italiano.
Tenemos ahí el caso de Ronaldo (selección de Brasil), que ha cambiado de camiseta varias veces, todo por dinero.
La mayoría de jugadores no son gobernados por su propia voluntad, todo esto por seguir a sus asesores, que además ganan dinero, y muchas veces son los causantes de que el futbolista entre en desfases económicos.
Incluso muchos jugadores lastimosamente han ido a terminar a la cárcel por tener seudoasesores o empresarios que, más allá de buscar el bienestar del jugador, piensan primero en sus bolsillos y, dejándose llevar por esta causa, involucran al deportista hasta en narcotráfico, como se dio el caso en Brasil el caso de Romario, ex campeón del mundo, que fue acusado de relacionarse con la mafia brasileña.
El dinero como muchas actividades ha corrompido cosas que antes eran un poco más románticas, ha variado demasiado con respecto a 40 años atrás.
El marketing y el fútbol
El marketing también es parte de este negocio. Quizás por ahí esté el lado positivo, donde los equipos ven de algún modo la manera de tratar de ganar más en esta época donde los gastos también han sido cuantiosos.
El ejemplo más claro lo podemos ver en el calcio italiano, donde hubo bastantes equipos en bancarrota.
Casos específicos como Lazio, Florentina, Sampdoria. Incluso los clubes grandes han tenido problemas, como lo fueron en su tiempo Milan, Juventus, Roma, y han tenido que valerse del marketing para poder resurgir de verdaderos baches económicos.
El exceso de gasto por invertir en jugadores valorados en 50 ó 60 millones de dólares, donde dichos valores no han podido ser recuperados por los clubes, ha provocado un interés en contra que sin una buena estrategia de mercado pudo haber llevado a muchos clubes a la quiebra.
Ahora el hecho de tener una estrategia de marketing o estar afiliado a grandes empresas publicitarias no garantiza el bienestar económico.
Tal fue el caso del Parma italiano, que teniendo una gran multinacional de lácteos no pudo sobrellevar una crisis sucedida hace años, que obligó al club a reducir su presupuesto de manera radical, incluso amenazando su permanencia en la primera categoría del fútbol italiano.
“El marketing y debe existir siempre y cuando esté al servicio del deporte”
El historiador y analista deportivo Mauro Velásquez hace referencia a la evolución del fútbol en el aspecto comercial y cómo estas dos ramas, con el pasar de los tiempos, se concatenaron para convertir este deporte en una profesión.
Para ser competitivo, el fútbol tuvo que transformarse en profesional y esa tendencia lleva más de un siglo de antigüedad, de ahí que esta disciplina paulatinamente se convirtió en comercial.
Los ingleses fueron los pioneros en comercializar este deporte, haciéndolo de manera responsable y siempre respetando los intereses del jugador.
Sobre los desembolsos de los clubes, anota que inicialmente, pese a que no eran tan grandes, se requería hacerlos.
Desde que el fútbol era amateur se necesitaba invertir dinero para por lo menos adquirir los implementos que requería su practica.
Es por eso que desde siempre se ha necesitado la parte comercial. Lógicamente, actualmente se ha llegado a un estado de exacerbación del profesionalismo, al punto que hay empresas que han respaldado a clubes arruinados y gracias a estos ingresos han revivido económicamente.
Lo que hay que aspirar es que exista el mayor profesionalismo posible, y cada vez más organizado y cuidado de tal manera que los equipos puedan vivir de lo que producen, y tener otros ingresos adicionales como los provenientes de las ventas de camisetas y accesorios propios de la institución.
Marketing y fútbol, siempre y cuando el fútbol esté por encima del marketing. No está mal que exista el llamado marketing deportivo y todo esto es concerniente a la explotación del mercado del club, pero siempre y cuando el fútbol en sí predomine.
Si vemos como se manejan los equipos de fútbol del primer mundo, hablamos del Real Madrid, Manchester United, Arsenal, entre otros, ellos tienen una gran estrategia de marketing y publicitaria, pero manejándola de manera muy cuidadosa. No se debe dar el fenómeno, que lamentablemente se da en algunos clubes del Ecuador, que los equipos entregan en concesión a determinadas empresas para que se encarguen de la confección y venta de los uniformes, pero dichas empresas ganan más dinero que los mismos clubes.
Estoy de acuerdo con el marketing siempre y cuando este dé los recursos económicos suficientes a los clubes para que vivan. El marketing tiene que existir pero este tiene que estar al servicio del fútbol.
Amor a la camiseta: no creo que haya amor a la camiseta.
El fútbol se ha profesionalizado
Los futbolistas tienen el perfecto derecho a vivir de su profesión, más aún cuando como tal el fútbol tiene una vida tan corta.
No condeno a los futbolistas por querer ganar dinero ejerciendo su profesión. Nadie puede juzgar a los futbolistas de ser malos por no defender por amor los colores de un club.
Esa es una utopía, porque ningún profesional ejercería su carrera si no le pagan por hacerlo.
En cuanto a que los futbolistas ganen megasueldos, no creo que gane bien la mayoría futbolista del país. Talvez para unos cuantos la suerte sea distinta, pero en general el futbolista ecuatoriano promedio no es bien remunerado.
Y no nos vayamos tan lejos: en Colombia, los futbolistas se quejan del salario que perciben, e igual pasa en Perú y Bolivia y en la mayoría de países sudamericanos. Podemos hablar de megasueldos en España en la primera división, y no en todos los equipos, sino en los más grandes.
Cabe resaltar que en Inglaterra es distinto, ya que ahí existe un sindicato de jugadores donde se respetan los derechos del futbolista como cualquier sindicato de otra profesión, pero en nuestro medio a veces pasan meses sin pagarles y en muchos casos los jugadores se paran hasta que les cancelen lo adeudado, lo mismo ocurre en Italia y Alemania.
En este país nadie gana megasueldos
No se puede medir por dos, tres o una docena de jugadores que ganen grandes sueldos a que todos lo futbolistas ganen así.
En el fútbol has desniveles que los marca la categoría de cada jugador. De ahí que unos ganan más y otros menos.
Para ser competitivo, el fútbol tuvo que transformarse en profesional y esa tendencia lleva más de un siglo de antigüedad, de ahí que esta disciplina paulatinamente se convirtió en comercial.
Los ingleses fueron los pioneros en comercializar este deporte, haciéndolo de manera responsable y siempre respetando los intereses del jugador.
Sobre los desembolsos de los clubes, anota que inicialmente, pese a que no eran tan grandes, se requería hacerlos.
Desde que el fútbol era amateur se necesitaba invertir dinero para por lo menos adquirir los implementos que requería su practica.
Es por eso que desde siempre se ha necesitado la parte comercial. Lógicamente, actualmente se ha llegado a un estado de exacerbación del profesionalismo, al punto que hay empresas que han respaldado a clubes arruinados y gracias a estos ingresos han revivido económicamente.
Lo que hay que aspirar es que exista el mayor profesionalismo posible, y cada vez más organizado y cuidado de tal manera que los equipos puedan vivir de lo que producen, y tener otros ingresos adicionales como los provenientes de las ventas de camisetas y accesorios propios de la institución.
Marketing y fútbol, siempre y cuando el fútbol esté por encima del marketing. No está mal que exista el llamado marketing deportivo y todo esto es concerniente a la explotación del mercado del club, pero siempre y cuando el fútbol en sí predomine.
Si vemos como se manejan los equipos de fútbol del primer mundo, hablamos del Real Madrid, Manchester United, Arsenal, entre otros, ellos tienen una gran estrategia de marketing y publicitaria, pero manejándola de manera muy cuidadosa. No se debe dar el fenómeno, que lamentablemente se da en algunos clubes del Ecuador, que los equipos entregan en concesión a determinadas empresas para que se encarguen de la confección y venta de los uniformes, pero dichas empresas ganan más dinero que los mismos clubes.
Estoy de acuerdo con el marketing siempre y cuando este dé los recursos económicos suficientes a los clubes para que vivan. El marketing tiene que existir pero este tiene que estar al servicio del fútbol.
Amor a la camiseta: no creo que haya amor a la camiseta.
El fútbol se ha profesionalizado
Los futbolistas tienen el perfecto derecho a vivir de su profesión, más aún cuando como tal el fútbol tiene una vida tan corta.
No condeno a los futbolistas por querer ganar dinero ejerciendo su profesión. Nadie puede juzgar a los futbolistas de ser malos por no defender por amor los colores de un club.
Esa es una utopía, porque ningún profesional ejercería su carrera si no le pagan por hacerlo.
En cuanto a que los futbolistas ganen megasueldos, no creo que gane bien la mayoría futbolista del país. Talvez para unos cuantos la suerte sea distinta, pero en general el futbolista ecuatoriano promedio no es bien remunerado.
Y no nos vayamos tan lejos: en Colombia, los futbolistas se quejan del salario que perciben, e igual pasa en Perú y Bolivia y en la mayoría de países sudamericanos. Podemos hablar de megasueldos en España en la primera división, y no en todos los equipos, sino en los más grandes.
Cabe resaltar que en Inglaterra es distinto, ya que ahí existe un sindicato de jugadores donde se respetan los derechos del futbolista como cualquier sindicato de otra profesión, pero en nuestro medio a veces pasan meses sin pagarles y en muchos casos los jugadores se paran hasta que les cancelen lo adeudado, lo mismo ocurre en Italia y Alemania.
En este país nadie gana megasueldos
No se puede medir por dos, tres o una docena de jugadores que ganen grandes sueldos a que todos lo futbolistas ganen así.
En el fútbol has desniveles que los marca la categoría de cada jugador. De ahí que unos ganan más y otros menos.
“En el fútbol el amor a la camiseta no existe”
“El fútbol profesional se ha convertido en un medio de vida importante. Los sueldos que perciben ciertos futbolistas son en algunos casos estrepitosos y hasta escandalosos comparados con lo que gana cualquier ciudadano que se haya especializado en su profesión o que incluso ejerza algún cargo político”.
En Mexico el fútbol es un negocio y hay que hacer que se lo respete, para quienes dirigen instituciones deportivas es una tarea bien compleja, que involucra una organización minuciosa y de mucho cuidado no solo en el aspecto económico sino también en el logístico.
El fútbol es un negocio para las empresas que lo patrocinan. Dichas instituciones tienen que financiar el presupuesto junto al club, mediante el cual se complemente el pago de la plantilla de jugadores.
Al país le consta que por medio de la taquilla o por la asistencia a los estadios mas de la mitad de los clubs no podrian pagar las nominas.
Entonces los clubes recurren a buscar patrocinadores que encuentran en las camisetas de los equipos los lugares idóneos para mostrar su marca.
Se trata de fútbol profesional que para efectos de su naturaleza es un negocio que por sus resultantes es la joya de las televisoras, donde no importando los resultados de las jornadas logran vender "N" cantidad de articulos por un espectaculo de bajo a mediocre en mas de una plaza en el pais solo dejnado dos a tres partidos por jornada donde se levanta el Raiting.
Vivimos una economía de mercado, donde la curva en que se encuentra la oferta y la demanda es la que determina el precio.
Desgraciadamente cuando la demanda supera la oferta es consecuente que los salarios de los jugadores de nivel suban y encontramos en nuestro medio a futbolistas con “latisueldos”.
Amor a la camiseta
Eso ya pertenece a la historia. En la actualidad el amor a la camiseta ya no existe. Tampoco se puede cometer la herejía de decir que no hay excepciones, porque las hay, pero en general esta bella particularidad del futbolista ya prácticamente ha desaparecido.
En décadas pasadas, la camiseta sí tenia un significado preponderante y determinante.
Vengo viendo fútbol desde el año 1987, y en esa época los grandes jugadores de fútbol, como Borja, Marin, Calderon, no ganaban más de 2.800 pesos mexicanos. (En la actualidad sería $ 930,novecientos dolares con treinta por mes aproximadamente).
Mientras que ahora en nuestro país podemos encontrar fácilmente jugadores con salarios que superan los $9.000 dólares semanales.
En Mexico el fútbol es un negocio y hay que hacer que se lo respete, para quienes dirigen instituciones deportivas es una tarea bien compleja, que involucra una organización minuciosa y de mucho cuidado no solo en el aspecto económico sino también en el logístico.
El fútbol es un negocio para las empresas que lo patrocinan. Dichas instituciones tienen que financiar el presupuesto junto al club, mediante el cual se complemente el pago de la plantilla de jugadores.
Al país le consta que por medio de la taquilla o por la asistencia a los estadios mas de la mitad de los clubs no podrian pagar las nominas.
Entonces los clubes recurren a buscar patrocinadores que encuentran en las camisetas de los equipos los lugares idóneos para mostrar su marca.
Se trata de fútbol profesional que para efectos de su naturaleza es un negocio que por sus resultantes es la joya de las televisoras, donde no importando los resultados de las jornadas logran vender "N" cantidad de articulos por un espectaculo de bajo a mediocre en mas de una plaza en el pais solo dejnado dos a tres partidos por jornada donde se levanta el Raiting.
Vivimos una economía de mercado, donde la curva en que se encuentra la oferta y la demanda es la que determina el precio.
Desgraciadamente cuando la demanda supera la oferta es consecuente que los salarios de los jugadores de nivel suban y encontramos en nuestro medio a futbolistas con “latisueldos”.
Amor a la camiseta
Eso ya pertenece a la historia. En la actualidad el amor a la camiseta ya no existe. Tampoco se puede cometer la herejía de decir que no hay excepciones, porque las hay, pero en general esta bella particularidad del futbolista ya prácticamente ha desaparecido.
En décadas pasadas, la camiseta sí tenia un significado preponderante y determinante.
Vengo viendo fútbol desde el año 1987, y en esa época los grandes jugadores de fútbol, como Borja, Marin, Calderon, no ganaban más de 2.800 pesos mexicanos. (En la actualidad sería $ 930,novecientos dolares con treinta por mes aproximadamente).
Mientras que ahora en nuestro país podemos encontrar fácilmente jugadores con salarios que superan los $9.000 dólares semanales.
El dinero puede más que el sentimiento.
Cuando la adrenalina llega al máximo y miles de ojos corren tras un balón, el corazón se acelera, las manos sudan, la respiración se agita y la garganta extrae del alma aquella voz que la garganta extravió vivando al equipo con pasión que se desborda...
En los graderíos, el jugador número doce protagoniza quizá el partido más importante. Aquel que no sabe de primas ni de marketing. Ese que concluye con una copa, gane o pierda el equipo.
Ese aficionado, que sin saberlo ha empujado el movimiento de millones de dólares no solo en el Ecuador sino en el mundo, solo sabe de amor a la camiseta... el cual solo se sintoniza con el dinero, cuando preciados retazos de sus ingresos alimentan la boletería de un escenario deportivo a cambio del pase que le permitirá apoyar a su equipo.
Lo dijo ya en su momento Roberto Fontanarrosa, escritor humorístico: "El amor del hincha es lo único amateur que queda en el fútbol, ahora centro de una comercialización absoluta".
La sentencia de Fontanarrosa describe a plenitud el fenómeno que enfrenta el deporte, especialmente aquel llamado de multitudes. Y es esa pasión por al equipo la que se convirtió en semilla del desenfreno comercial de empresarios y marcas publicitarias, que ven en este deporte una mina de oro y el mejor enganche entre el cliente y su producto. En Ecuador, sin embargo, a decir de algunos entendidos, los clubes son los que menos ventajas obtienen.
El multimillonario negocio de la pelota ha crecido exponencialmente de la mano de los progresos tecnológicos de las últimas dos décadas. Las mejoras en la transmisión vía satélite y la creación de canales deportivos de cable han expandido enormemente las audiencias. Por ejemplo, según datos de la FIFA, el Mundial Corea-Japón 2002 triplicó en televidentes al de México 1986. El boom televisivo abrió un amplio abanico de oportunidades, entre ellas las regalías por derechos de transmisión.
Quedaron muy lejos aquellos días en los que el fútbol era considerado casi exclusivamente como un deporte, con un enorme seguimiento y trascendencia social, característica que precisamente abrió los ojos a los empresarios y lo convirtió en generador de un gran volumen de negocios.
Solo para tener una idea de lo que esto significa económicamente nos remitimos a un estudio de Deloitte, que señala que nueve de los clubes más fuertes de Europa (entre ellos Manchester United, Real Madrid, Barcelona y Milan) sumaron ingresos por unos 842 millones de euros (105 millones de dólares) para la temporada 2003-2004.
A inicios de los años 90, los clubes europeos, encabezados por el Manchester United, se percataron de que el fútbol como práctica iba más allá de solo ganar títulos, y empezaron a comportarse como verdaderas marcas publicitarias. Ya no solo compiten en la cancha sino también en ventas.
En Ecuador esta tendencia fue acogida poco a poco por los denominados equipos tradicionales (Barcelona, Emelec y Liga), que desde los años 90 comenzaron a pagar salarios exuberantes para la época a ciertos jugadores.
Quienes vivieron la época romántica del fútbol y experimentan la actual coinciden en un pensamiento: "Han quedado para las páginas del recuerdo esos juegos de antaño donde prevalecía el amor a la camiseta o a la institución; aquellos en los que valía más el sudor que se dejaba en el campo de juego por defender los colores del equipo que el salario"...
Los entendidos en la materia, como el dirigente deportivo Galo Roggiero, Patricio Cornejo y Mauro Velásquez, analizan el fenómeno y concuerdan en que la profesionalización del fútbol trajo consigo el negocio del marketing. Lo ven con buenos ojos, pero siempre y cuando esto se revierta en beneficios para los clubes.
Patricio Cornejo dice que el fútbol para poder ser competitivo tuvo que transformarse en profesional.
Sin embargo, él apunta algunas objeciones a esta loca comercialización del fútbol. Entre ellas señala que "la mayoría de jugadores no se gobiernan a sí mismos, sino que responden a la voluntad de sus asesores, quienes en su afán de ganar dinero, muchas veces causan desfases económicos en los futbolistas".
Para el comentarista deportivo Mauro Velásquez, en el fútbol siempre se ha necesitado invertir, y por ello se ha necesitado la parte comercial, que ahora ha llegado a un estado de exacerbación, al punto que hay empresas que han respaldado a clubes que han estado arruinados y gracias a estos ingresos han podido revivir económicamente.
"Marketing y fútbol sí, pero siempre y cuando el fútbol esté por encima de todo. No está mal que exista el marketing deportivo y la explotación del mercado del club, siempre y cuando el fútbol en sí predomine", concluyó Velásquez.
En los graderíos, el jugador número doce protagoniza quizá el partido más importante. Aquel que no sabe de primas ni de marketing. Ese que concluye con una copa, gane o pierda el equipo.
Ese aficionado, que sin saberlo ha empujado el movimiento de millones de dólares no solo en el Ecuador sino en el mundo, solo sabe de amor a la camiseta... el cual solo se sintoniza con el dinero, cuando preciados retazos de sus ingresos alimentan la boletería de un escenario deportivo a cambio del pase que le permitirá apoyar a su equipo.
Lo dijo ya en su momento Roberto Fontanarrosa, escritor humorístico: "El amor del hincha es lo único amateur que queda en el fútbol, ahora centro de una comercialización absoluta".
La sentencia de Fontanarrosa describe a plenitud el fenómeno que enfrenta el deporte, especialmente aquel llamado de multitudes. Y es esa pasión por al equipo la que se convirtió en semilla del desenfreno comercial de empresarios y marcas publicitarias, que ven en este deporte una mina de oro y el mejor enganche entre el cliente y su producto. En Ecuador, sin embargo, a decir de algunos entendidos, los clubes son los que menos ventajas obtienen.
El multimillonario negocio de la pelota ha crecido exponencialmente de la mano de los progresos tecnológicos de las últimas dos décadas. Las mejoras en la transmisión vía satélite y la creación de canales deportivos de cable han expandido enormemente las audiencias. Por ejemplo, según datos de la FIFA, el Mundial Corea-Japón 2002 triplicó en televidentes al de México 1986. El boom televisivo abrió un amplio abanico de oportunidades, entre ellas las regalías por derechos de transmisión.
Quedaron muy lejos aquellos días en los que el fútbol era considerado casi exclusivamente como un deporte, con un enorme seguimiento y trascendencia social, característica que precisamente abrió los ojos a los empresarios y lo convirtió en generador de un gran volumen de negocios.
Solo para tener una idea de lo que esto significa económicamente nos remitimos a un estudio de Deloitte, que señala que nueve de los clubes más fuertes de Europa (entre ellos Manchester United, Real Madrid, Barcelona y Milan) sumaron ingresos por unos 842 millones de euros (105 millones de dólares) para la temporada 2003-2004.
A inicios de los años 90, los clubes europeos, encabezados por el Manchester United, se percataron de que el fútbol como práctica iba más allá de solo ganar títulos, y empezaron a comportarse como verdaderas marcas publicitarias. Ya no solo compiten en la cancha sino también en ventas.
En Ecuador esta tendencia fue acogida poco a poco por los denominados equipos tradicionales (Barcelona, Emelec y Liga), que desde los años 90 comenzaron a pagar salarios exuberantes para la época a ciertos jugadores.
Quienes vivieron la época romántica del fútbol y experimentan la actual coinciden en un pensamiento: "Han quedado para las páginas del recuerdo esos juegos de antaño donde prevalecía el amor a la camiseta o a la institución; aquellos en los que valía más el sudor que se dejaba en el campo de juego por defender los colores del equipo que el salario"...
Los entendidos en la materia, como el dirigente deportivo Galo Roggiero, Patricio Cornejo y Mauro Velásquez, analizan el fenómeno y concuerdan en que la profesionalización del fútbol trajo consigo el negocio del marketing. Lo ven con buenos ojos, pero siempre y cuando esto se revierta en beneficios para los clubes.
Patricio Cornejo dice que el fútbol para poder ser competitivo tuvo que transformarse en profesional.
Sin embargo, él apunta algunas objeciones a esta loca comercialización del fútbol. Entre ellas señala que "la mayoría de jugadores no se gobiernan a sí mismos, sino que responden a la voluntad de sus asesores, quienes en su afán de ganar dinero, muchas veces causan desfases económicos en los futbolistas".
Para el comentarista deportivo Mauro Velásquez, en el fútbol siempre se ha necesitado invertir, y por ello se ha necesitado la parte comercial, que ahora ha llegado a un estado de exacerbación, al punto que hay empresas que han respaldado a clubes que han estado arruinados y gracias a estos ingresos han podido revivir económicamente.
"Marketing y fútbol sí, pero siempre y cuando el fútbol esté por encima de todo. No está mal que exista el marketing deportivo y la explotación del mercado del club, siempre y cuando el fútbol en sí predomine", concluyó Velásquez.
sábado, 4 de octubre de 2008
El fútbol como arte
Obvia decirlo. Ni Aristóteles ni Platón ni Sócrates —ni ningún clásico griego— habla del fútbol. Aquí nos separamos, pues, un poco de ellos.
Aristóteles tenía la profunda convicción de que el ser y la verdad pueden ser buscados y alcanzados desde caminos muy distintos. Por esto mi colega y yo, nos hemos enfrascado en tratar de alcanzar una nueva verdad: el fútbol es un arte.
Podemos decir en general, que el hombre en la antigüedad cuando tenía satisfechas sus necesidades primarias, tenía tiempo libre, tiempo que utilizaba para filosofar, y ejemplo vivo de ello es Aristóteles, que tenía miles de esclavos (recibidos de su discípulo Alejandro Magno) y que, por tanto, no necesitaba preocuparse por saber qué comería, sino por él tó on y la proté philosophia. Actualmente, existen personas con tiempo libre: unos lo siguen utilizando para filosofar, otros para jugar fútbol y, otro más, para hablar de él.
Me parece que en nuestro caso, no perdemos el tiempo, pues lo que hacemos es hacer filosofía del fútbol, y el mismo Aristóteles justifica lo que estamos haciendo, porque, en general, para el estagirita el filosofar consiste en una reflexión sobre la operación por la cuál las cosas llegan a ser. Y dentro de las cosas que llegan a ser unas lo son por naturaleza, y otras por arte, y aquí es donde colocamos al fútbol.
Ahora bien, hay que decir que nosotros estamos entendiendo arte en el sentido griego, como texne, como un saber hacer, no un mero hacer sino un saber hacer bien. Y la texne se nos presenta como una actividad profundamente humana, puesto que involucra todas las potencialidades de cada hombre, y como la tecxne procede de la radicalidad del ser humano, necesariamente se ha de manifestar corpóreamente, y en algo concreto y particular, es decir originando un nuevo ente.
En el fútbol nos damos cuenta de que esto ocurre del mismo modo, pues quien produce este nuevo ergon: el fútbol, es el hombre, y lo manifiesta corpóreamente, desde el remate del delantero hasta el lance del portero, y en algo concreto y particular, el balón de fútbol.
Y dado el carácter de la razón poiética, podemos decir que el fútbol es inagotable e infinito en cuanto al modo de producirse, por ello podemos ver un juego espectacular como el brasileño, o un juego estratégico como el catenatio italiano, o un juego rústico y precario, aunque lleno de sabor e ilusiones, como el mexicano.
Y como en cada actividad humana lo imperante es la causa final. El fin que persigue el ser humano al jugar fútbol no es simplemente anotar goles. Nos parece que, dado el planteamiento aristotélico de que la forma vital es el principio último de los seres vivientes, (por ella vivimos, sentimos y razonamos) ella es el fin de nuestras operaciones, pero es un fin que no se expresa de manera inmediata como posesión o término porque no somos seres acabados.
De este modo, el alma es fin, pero se manifiesta como actividad de aquello que nos conduce al propio perfeccionamiento, y como el fin de todo ser vivo es la actividad; el fin en la vida de los seres naturales es el mismo ejercicio de aquello que los especifica; y dado que el fin es lo que unifica cada uno de los movimientos y operaciones, el fin de la vida consistirá en determinar la actividad y mantenerse en ella, y si lo especifico del ser humano es la racionalidad, entonces el fin ultimo de cada una de las operaciones y movimientos que a este competen será manifestar la vida por la racionalidad.
El fútbol como artificio es algo exclusivo y propio del ser humano y, por ende, resultado de la libertad, y en tanto que es libre, perfecciona el hacer humano. Por tal razón el fin del fútbol, y del arte en general, no puede reducirse a ser un mensaje, un placer o una mercancía (aunque de hecho este se esté dando), sino en algo extrínseco a la actividad: manifestar el ser. En este sentido el arte, y por tanto el fútbol, pues lo consideramos así, adquiere un estatuto metafísico.
Después de dar un argumento más a favor de que se puede hacer filosofía del fútbol, y bajo que perspectiva, pasaremos a analizar por qué podemos llamar al fútbol un arte. El fútbol puede ser considerado un arte, en el sentido griego, puesto que no se trata de patear un balón y anotar goles solamente, sino de patear una pelota bien, pues no es lo mismo hacer un despeje de meta que cobrar un tiro penal, pues si uno quisiera patear el balón como si se hiciera un despeje de meta al cobrar un tiro penal, seguramente éste se fallaría (me vienen a la memoria los tiros penales del mundial de USA '94).
Sin embargo, el fútbol no puede reducirse a la técnica que se tiene para golpear un balón, el fútbol va más allá, y me refiero en concreto al estilo de juego que manejan los equipos. Se menciona que hay equipos que juegan espectacularmente, otros que juegan practico, otros que juegan al contragolpe, etc. Pero, no nos detendremos en discutir que tipo de juego es mejor o cual es peor, pues sólo podemos decir que si ese estilo de juego permite manifestar la vida racionalmente, entonces es un arte, pues no hay que olvidar que el fútbol no puede consistir en un mero placer, y por tanto, estar en desacuerdo con estilo de juego porque no nos gusta es una posición valida, pues esta es una opini6n, y por ello subjetiva.
La doctora Virginia Aspe Armella en su libro El concepto de técnica, arte y producción en la filosofía de Aristóteles, menciona que el estagirita tienen un pasaje donde dice que la cocina es la primera de las artes, y el estagirita dice esto argumentando que, conforme se satisfacen las necesidades primarias y poco a poco se va estableciendo una abstracción sobre el alimento, la cocina se vuelve una manifestaci6n estética: apariencia, sabor y artificio. Ahora que, si esto lo trasladamos al fútbol, podemos notar que puede hacerse una nalogía, con la salvedad de que no sabríamos si es la segunda, o la última de las artes.
La analogía puede hacerse en el sentido de que así como se van satisfaciendo las necesidades primarias en el fútbol, que serían aprehender a patear el balón, el trabajo en conjunto, conocer las reglas, etc., puede empezarse una abstracción del juego mismo, hasta convertirlo en una manifestación estética, como es el control del partido, el modo de defender y de atacar, el modo en que se tiene que marcar...
Pero creemos que dentro del mismo juego se muestra artes particulares, y estos se manifiestan en cada una de las jugadas que realizan los jugadores, en particular las jugadas en que el cuerpo adopta posiciones que sólo algunos pueden realizar y que resultan novedosas, como la conocida "chilena", la "palomita", el "túnel", y los distintos lances que tiene un portero. Éstos movimientos no son sino la manifestaci6n de la vida, y que en tanto ejercicio de la libertad humana, manifiestan a su vez, la racionalidad humana, pues no los hacen por instinto, sino porque lo han pensado así.
Aristóteles tenía la profunda convicción de que el ser y la verdad pueden ser buscados y alcanzados desde caminos muy distintos. Por esto mi colega y yo, nos hemos enfrascado en tratar de alcanzar una nueva verdad: el fútbol es un arte.
Podemos decir en general, que el hombre en la antigüedad cuando tenía satisfechas sus necesidades primarias, tenía tiempo libre, tiempo que utilizaba para filosofar, y ejemplo vivo de ello es Aristóteles, que tenía miles de esclavos (recibidos de su discípulo Alejandro Magno) y que, por tanto, no necesitaba preocuparse por saber qué comería, sino por él tó on y la proté philosophia. Actualmente, existen personas con tiempo libre: unos lo siguen utilizando para filosofar, otros para jugar fútbol y, otro más, para hablar de él.
Me parece que en nuestro caso, no perdemos el tiempo, pues lo que hacemos es hacer filosofía del fútbol, y el mismo Aristóteles justifica lo que estamos haciendo, porque, en general, para el estagirita el filosofar consiste en una reflexión sobre la operación por la cuál las cosas llegan a ser. Y dentro de las cosas que llegan a ser unas lo son por naturaleza, y otras por arte, y aquí es donde colocamos al fútbol.
Ahora bien, hay que decir que nosotros estamos entendiendo arte en el sentido griego, como texne, como un saber hacer, no un mero hacer sino un saber hacer bien. Y la texne se nos presenta como una actividad profundamente humana, puesto que involucra todas las potencialidades de cada hombre, y como la tecxne procede de la radicalidad del ser humano, necesariamente se ha de manifestar corpóreamente, y en algo concreto y particular, es decir originando un nuevo ente.
En el fútbol nos damos cuenta de que esto ocurre del mismo modo, pues quien produce este nuevo ergon: el fútbol, es el hombre, y lo manifiesta corpóreamente, desde el remate del delantero hasta el lance del portero, y en algo concreto y particular, el balón de fútbol.
Y dado el carácter de la razón poiética, podemos decir que el fútbol es inagotable e infinito en cuanto al modo de producirse, por ello podemos ver un juego espectacular como el brasileño, o un juego estratégico como el catenatio italiano, o un juego rústico y precario, aunque lleno de sabor e ilusiones, como el mexicano.
Y como en cada actividad humana lo imperante es la causa final. El fin que persigue el ser humano al jugar fútbol no es simplemente anotar goles. Nos parece que, dado el planteamiento aristotélico de que la forma vital es el principio último de los seres vivientes, (por ella vivimos, sentimos y razonamos) ella es el fin de nuestras operaciones, pero es un fin que no se expresa de manera inmediata como posesión o término porque no somos seres acabados.
De este modo, el alma es fin, pero se manifiesta como actividad de aquello que nos conduce al propio perfeccionamiento, y como el fin de todo ser vivo es la actividad; el fin en la vida de los seres naturales es el mismo ejercicio de aquello que los especifica; y dado que el fin es lo que unifica cada uno de los movimientos y operaciones, el fin de la vida consistirá en determinar la actividad y mantenerse en ella, y si lo especifico del ser humano es la racionalidad, entonces el fin ultimo de cada una de las operaciones y movimientos que a este competen será manifestar la vida por la racionalidad.
El fútbol como artificio es algo exclusivo y propio del ser humano y, por ende, resultado de la libertad, y en tanto que es libre, perfecciona el hacer humano. Por tal razón el fin del fútbol, y del arte en general, no puede reducirse a ser un mensaje, un placer o una mercancía (aunque de hecho este se esté dando), sino en algo extrínseco a la actividad: manifestar el ser. En este sentido el arte, y por tanto el fútbol, pues lo consideramos así, adquiere un estatuto metafísico.
Después de dar un argumento más a favor de que se puede hacer filosofía del fútbol, y bajo que perspectiva, pasaremos a analizar por qué podemos llamar al fútbol un arte. El fútbol puede ser considerado un arte, en el sentido griego, puesto que no se trata de patear un balón y anotar goles solamente, sino de patear una pelota bien, pues no es lo mismo hacer un despeje de meta que cobrar un tiro penal, pues si uno quisiera patear el balón como si se hiciera un despeje de meta al cobrar un tiro penal, seguramente éste se fallaría (me vienen a la memoria los tiros penales del mundial de USA '94).
Sin embargo, el fútbol no puede reducirse a la técnica que se tiene para golpear un balón, el fútbol va más allá, y me refiero en concreto al estilo de juego que manejan los equipos. Se menciona que hay equipos que juegan espectacularmente, otros que juegan practico, otros que juegan al contragolpe, etc. Pero, no nos detendremos en discutir que tipo de juego es mejor o cual es peor, pues sólo podemos decir que si ese estilo de juego permite manifestar la vida racionalmente, entonces es un arte, pues no hay que olvidar que el fútbol no puede consistir en un mero placer, y por tanto, estar en desacuerdo con estilo de juego porque no nos gusta es una posición valida, pues esta es una opini6n, y por ello subjetiva.
La doctora Virginia Aspe Armella en su libro El concepto de técnica, arte y producción en la filosofía de Aristóteles, menciona que el estagirita tienen un pasaje donde dice que la cocina es la primera de las artes, y el estagirita dice esto argumentando que, conforme se satisfacen las necesidades primarias y poco a poco se va estableciendo una abstracción sobre el alimento, la cocina se vuelve una manifestaci6n estética: apariencia, sabor y artificio. Ahora que, si esto lo trasladamos al fútbol, podemos notar que puede hacerse una nalogía, con la salvedad de que no sabríamos si es la segunda, o la última de las artes.
La analogía puede hacerse en el sentido de que así como se van satisfaciendo las necesidades primarias en el fútbol, que serían aprehender a patear el balón, el trabajo en conjunto, conocer las reglas, etc., puede empezarse una abstracción del juego mismo, hasta convertirlo en una manifestación estética, como es el control del partido, el modo de defender y de atacar, el modo en que se tiene que marcar...
Pero creemos que dentro del mismo juego se muestra artes particulares, y estos se manifiestan en cada una de las jugadas que realizan los jugadores, en particular las jugadas en que el cuerpo adopta posiciones que sólo algunos pueden realizar y que resultan novedosas, como la conocida "chilena", la "palomita", el "túnel", y los distintos lances que tiene un portero. Éstos movimientos no son sino la manifestaci6n de la vida, y que en tanto ejercicio de la libertad humana, manifiestan a su vez, la racionalidad humana, pues no los hacen por instinto, sino porque lo han pensado así.
¿Es ciencia el fútbol?
Ni de broma. No lo es. Quien así lo afirme, se equivoca rotundamente. Además, la onus probandi, la carga de la prueba, la tiene él. Para seguir con nuestra consideracion clásica hablemos algo de la filosofía de la ciencia en Aristóteles.
En opinión de Aristóteles, poseemos un conocimiento científico cuando conocemos de manera absoluta la causa par la que la cosa es lo que es, y al conocer que no es posible que sea de otra manera[1].(La definición de ciencia como conocimiento de las casas par sus causas es mas manualística que aristotélica.)
Se dan en las ciencias un genero-sujeto, unos principios a partir de los cuales se demuestra y lo demostrado. Estas demostraciones son, precisamente, lag afecciones del sujeto. «Si no hay algo demostrado (…) no hay ciencia demostrativa.»[2]
«Aristóteles sostuvo que el conocimiento científico, episteme, significa un avance más allá del conocimiento del puro hecho (to hóti) al conocimiento del “hecho razonado” (to dióti) (APo I.13 78a22-1.14 79a24, 1.33 89a15-22, 11.1 89b24-31) o la “razón por qué” (ta dia ti) más allá del hecho (II.2 90al-33, II.9 93b39)»[3].
En el conocimiento científico media la demostración como razonamiento científico; así, el conocimiento demostrativo se basa en casas primeras, verdaderas, inmediatas y más conocidas y causales respecto de la conclusión[4]. Esto es: partimos de lo más evidente para nosotros a lo menos evidente para nosotros, que es, par contraste, lo más evidente por naturaleza. Las demostraciones serán tales «cuando versen sabre las cosas que se dan en sí en el genera tratado»[5].
Ahora bien, en el fútbol, parece verse claro el genero-sujeto: el juego. Los principios también parecen ser evidentes: las reglas. Lo que no está tan claro es que en el fútbol se quiera demostrar algo, o conocer par causas, sabiendo que se conocen las causas en cuanto tales. En otras palabras: ¿qué rayos estudia un científico del fútbol? Es una pretensión interesante, pero no puede dársele al fútbol un carácter de ciencia. Mucho se ha concedido ya, y ahora es posible encontrarse con un elenco interminable de ciencias: la numismática, la mineralogía, la minería, la forestalogía, la criminología, la administración, el estudio del cine (que ha terminado en premios con estatuillas). Basta ya. El que un conocimiento no sea científico no implica que sea inútil.
Si quisiera, aún así, arriesgarse alguien a hablar de fútbol como ciencia, tendría que hacerlo por media de analogías. Esto es, tendría que analogar el tratamiento que dé al fútbol con el que corresponde a una ciencia. Por lo demás, nosotros le hemos hecho ya una advertencia. No nos hacemos responsables par los efectos de semejante intento.
Lo que importa en el fútbol es ganar, la competencia, la camaraderia... y el gol. (Y, por supuesto, el Mundial.) Pero en realidad, lo único que importa al comentarista, al jugador, al espectador, etc., es que el partido sea "grande". Que se juegue bien. Por ello el fútbol es arte.
En opinión de Aristóteles, poseemos un conocimiento científico cuando conocemos de manera absoluta la causa par la que la cosa es lo que es, y al conocer que no es posible que sea de otra manera[1].(La definición de ciencia como conocimiento de las casas par sus causas es mas manualística que aristotélica.)
Se dan en las ciencias un genero-sujeto, unos principios a partir de los cuales se demuestra y lo demostrado. Estas demostraciones son, precisamente, lag afecciones del sujeto. «Si no hay algo demostrado (…) no hay ciencia demostrativa.»[2]
«Aristóteles sostuvo que el conocimiento científico, episteme, significa un avance más allá del conocimiento del puro hecho (to hóti) al conocimiento del “hecho razonado” (to dióti) (APo I.13 78a22-1.14 79a24, 1.33 89a15-22, 11.1 89b24-31) o la “razón por qué” (ta dia ti) más allá del hecho (II.2 90al-33, II.9 93b39)»[3].
En el conocimiento científico media la demostración como razonamiento científico; así, el conocimiento demostrativo se basa en casas primeras, verdaderas, inmediatas y más conocidas y causales respecto de la conclusión[4]. Esto es: partimos de lo más evidente para nosotros a lo menos evidente para nosotros, que es, par contraste, lo más evidente por naturaleza. Las demostraciones serán tales «cuando versen sabre las cosas que se dan en sí en el genera tratado»[5].
Ahora bien, en el fútbol, parece verse claro el genero-sujeto: el juego. Los principios también parecen ser evidentes: las reglas. Lo que no está tan claro es que en el fútbol se quiera demostrar algo, o conocer par causas, sabiendo que se conocen las causas en cuanto tales. En otras palabras: ¿qué rayos estudia un científico del fútbol? Es una pretensión interesante, pero no puede dársele al fútbol un carácter de ciencia. Mucho se ha concedido ya, y ahora es posible encontrarse con un elenco interminable de ciencias: la numismática, la mineralogía, la minería, la forestalogía, la criminología, la administración, el estudio del cine (que ha terminado en premios con estatuillas). Basta ya. El que un conocimiento no sea científico no implica que sea inútil.
Si quisiera, aún así, arriesgarse alguien a hablar de fútbol como ciencia, tendría que hacerlo por media de analogías. Esto es, tendría que analogar el tratamiento que dé al fútbol con el que corresponde a una ciencia. Por lo demás, nosotros le hemos hecho ya una advertencia. No nos hacemos responsables par los efectos de semejante intento.
Lo que importa en el fútbol es ganar, la competencia, la camaraderia... y el gol. (Y, por supuesto, el Mundial.) Pero en realidad, lo único que importa al comentarista, al jugador, al espectador, etc., es que el partido sea "grande". Que se juegue bien. Por ello el fútbol es arte.
"Todo lo que he aprendido de moral, lo he aprendido en un campo de fútbol"
Introducción
Somos los últimos y no somos serios. Dejemos los academicismos y recordemos que esto es sólo un esbozo. Vamos a hablar aquí de filosofía y de fútbol. Vamos, en concreto, a analizar si cabe considerar al fútbol desde el punto de vista filosófico. En un primer momento veremos si esto es posible. Después, ahondaremos un poco en qué tipo de conocimiento cabe hacerse sobre el fútbol. Y de esto examinaremos dos cosas: 1) Si cabe considerar al fútbol como ciencia (esto es, como filosofía segunda) y 2) si cabe considerar al fútbol como arte. Descartamos de antemano la consideración del fútbol como un conocimiento sensible —cosa que parece que no es— y como un conocimiento de los principios últimos de la realidad en sentido propio.
Quizá hayan escuchado algunos la definición "manualística" de filosofía: cognitio rerum omnium per alttisimas causas sola rationes luminem comparata. Basándonos en esta definición, podemos afirmar que, si en efecto la filosofía busca -pretende, es una modesta palabra que suele usarse- conocer todas las casas, y el fútbol es una cosa, entonces la filosofía pretende también conocer el fútbol.
Si que ha sido usual, en la historia de la filosofía, reducir el ámbito, el conjunto de objetos susceptibles de una consideraci6n filosófica. Para algunos, la filosofía no ha sido más que un montón de palabras vanas, sin sentido. Sólo la ciencia puede hablar sobre la realidad.
Quizá algunos, después, se dieron cuenta de que sin una teoría filosófica de la ciencia, la misma ciencia no tendría sentido. Por lo demás, si sólo la ciencia puede hablar sobre la realidad, y el fútbol resultara no ser una ciencia, del fútbol no podrían hablar sino los comentaristas. El conocimiento que tenemos en México del fútbol estaría limitado, en la práctica, a las sabias y aladas palabras de José Ramón Fernández y Enrique Bermúdez (y algunos pocos más).
Pues mi colega y yo estamos en franco desacuerdo: en verdad nos parece que si puede llegarse a una consideración más profunda.
Haciendo un examen bastante superficial, podemos advertir alga de la complejidad del asunto:
(1) Primero, en el fútbol no hay media, no hay punto medio. Al fútbol se le ama o se le odia. Quien dice que es indiferente, a nuestro juicio, es porque no lo conoce bien. En nuestra misma facultad, sin ir más lejos, tenemos ejemplos de ambas actitudes en algunos profesores.
(2) Segundo, el fútbol es un lugar común de la amistad. ¡Cuántas amistades no han surgido entrelazadas a él, como las enredaderas al árbol (el fútbol es el árbol que cobija buena sombra a quien se le arrima)! En él se comparten alegrías, que robustecen la amistad; tristezas y derrotas, que la ponen a prueba y la refuerzan; alcohol, que desinhibe las lenguas y las mentes...
(3) Y en tercer lugar —también en una consideración jerárquica— el fútbol es un punto clave en la economía mundial. Las transferencias de jugadores, las marcas, la publicidad... los grandes fútbolistas se cuentan entre los hombres mejor pagados del mundo.
Estos tres puntos son solo una muestra pequeña, si bien significativa, de la relevancia del fútbol. Se ve que, si alguien conoce bien al fútbol, no puede ser tan indiferente a él.
Se ha afirmado que ordenar es tarea propia del sabio. Nos atrevemos a extender esta afirmación: ordenar es tarea propia del aspirante a sabio, del amante de la sabiduría. Y ordenar implica dar a cada cosa el lugar que le corresponde. Nosotros partimos de una intuición, que hemos tratado de transmitirles, a saber, que al fútbol si que le corresponde un lugar en el ámbito del saber filosófico. Qué clase de saber sea ese y, por ende, cuál sea el lugar propio del fútbol es lo que procuramos investigar.
Ante todo, conviene decir que no todo saber es de la misma clase. Existe el saber propio de la opinión, el de los ancianos (al que aludimos en eso de «más sabe el diablo por viejo...»), el de los científicos, el de los artistas... En la Apología de Socrates, el Acusado, hijo de Sofronisco, nos relata una búsqueda de una sabiduría que él ha indagado, y cuál sea ella. Se lee en el trazo de la magistral pluma de Aristocles, en 20d: «...yo no he adquirido renombre por otra razón que por cierta sabiduría. ¿Qué sabiduría es esa? La que, tal vez, es propia del hombre; pues en realidad es probable que yo sea sabio respecto a esta.» Después, Sócrates hablará de la sabiduría que el hombre puede alcanzar, de la docta ignorancia... Vamos a revisar ahora esa búsqueda que Sócrates realiza, la búsqueda del filósofo. Sócrates en realidad quería refutar al oráculo; su intención es decirle (21c): «Este es más sabio que yo y tú decías que lo era yo.» Pero a nosotros no nos interesa ahora el fin de la búsqueda de Sócrates, sino la búsqueda misma.
¿En qué interesa la búsqueda? Si viene a cuento ahora, es porque en ella Sócrates nos muestra que no toda sabiduría es del mismo tipo. Vale decir, hay distintas clases de conocimientos, de gnosis. Sócrates distingue primero el conocimiento de los políticos —que es a quienes primero se dirige—; en rigor, de este político y muchos otros dice Sócrates que creía el mismo [que era sabio], pero que no lo era.
Después de hablarnos de que un arte es el de la política, y parece ser ésta el arte de gobemar —que, por cierto, para Platón parece ser una actividad eminentemente del filosofo—, Platón nos habla de otro tipo de conocimiento. Dejémoslo hablar (dice en 22b): «Tras los políticos me encamine a los poetas, los de tragedias, los de ditirambos y los demás, en la idea de que allí me encontraría manifiestamente mas ignorante que aquellos.» (Después, sin embargo, dirá Platón que «los poetas... no hacían por sabiduría lo que hacían, sino por ciertos dotes naturales y en estado de inspiración como los adivinos y los que recitan en los oráculos.» En el Ion, Platón reafirmará y abundará más en esta idea; pero nosotros no la compartimos, y sostenemos que la texne, la poiesis sí es un tipo de conocimiento.)
De un último tipo de saber, de conocimiento, nos habla Sócrates. Y éste es el saber obrar.
Dice Sócrates en 22c-d: «En último lugar, me encamine hacia los artesanos. Era consciente de que yo, por así decirlo, no sabía nada, en cambio estaba seguro de que encontraría a éstos con muchos y bellos conocimientos.» A juicio nuestro, tanto el saber de los poetas como el de los artesanos es un saber artístico, tejneico si se quiere. Hablaremos mas de esto poco más adelante.
Y si seguimos exprimiendo la Apología de Sócrates, esa obra maestra de la literatura, quizá podamos entresacar de las líneas algo de la sabiduría propia del filósofo. Quizá podamos descubrir, o al menos atisbar, cuál es la sabiduría propia del filosofo, que Sócrates parece personificar. Dejamos que hable una de las grandes cabezas de la historia de la filosofía, Platón: «Y parece que éste [el dios de Delfos] habla de Sócrates —se sirve de mi nombre poniéndome como ejemplo, como si dijera: “Es el más sabio el que, de entre vosotros, hombres, conoce, como Sócrates, que en verdad es digno de nada respecto a la sabiduría”.» Parece que puede otearse, barruntarse, alga del saber propio del filósofo. Pero hasta aquí Platón.
Aristóteles, en el primero de los libros de su proté philosophía, ahonda un poco más en estos mares. En Metafisica I, 1, habla del conocimiento sensible, la aisthesis: del conocimiento por experiencia, la empeiria; del conocimiento del artista, texné; de la ciencia, epistéme; y la sofía.
¿Qué clase de conocimiento es el fútbol? ¿Es un conocimiento sensible? No parece serlo. ¿Es un conocimiento de experiencia? Sin duda la implica, como la implican el arte, la ciencia y la sabiduría. Porque «la ciencia y el arte llegan a los hombres a través de la experiencia. Pues la experiencia hizo el arte, como dijo Polo, y la inexperiencia el azar.» Esto se lee en la Metafisica I, 1. Pero el fútbol no parece ser un conocimiento meramente de experiencia, un conocimiento meramente empeirético.
Somos los últimos y no somos serios. Dejemos los academicismos y recordemos que esto es sólo un esbozo. Vamos a hablar aquí de filosofía y de fútbol. Vamos, en concreto, a analizar si cabe considerar al fútbol desde el punto de vista filosófico. En un primer momento veremos si esto es posible. Después, ahondaremos un poco en qué tipo de conocimiento cabe hacerse sobre el fútbol. Y de esto examinaremos dos cosas: 1) Si cabe considerar al fútbol como ciencia (esto es, como filosofía segunda) y 2) si cabe considerar al fútbol como arte. Descartamos de antemano la consideración del fútbol como un conocimiento sensible —cosa que parece que no es— y como un conocimiento de los principios últimos de la realidad en sentido propio.
Quizá hayan escuchado algunos la definición "manualística" de filosofía: cognitio rerum omnium per alttisimas causas sola rationes luminem comparata. Basándonos en esta definición, podemos afirmar que, si en efecto la filosofía busca -pretende, es una modesta palabra que suele usarse- conocer todas las casas, y el fútbol es una cosa, entonces la filosofía pretende también conocer el fútbol.
Si que ha sido usual, en la historia de la filosofía, reducir el ámbito, el conjunto de objetos susceptibles de una consideraci6n filosófica. Para algunos, la filosofía no ha sido más que un montón de palabras vanas, sin sentido. Sólo la ciencia puede hablar sobre la realidad.
Quizá algunos, después, se dieron cuenta de que sin una teoría filosófica de la ciencia, la misma ciencia no tendría sentido. Por lo demás, si sólo la ciencia puede hablar sobre la realidad, y el fútbol resultara no ser una ciencia, del fútbol no podrían hablar sino los comentaristas. El conocimiento que tenemos en México del fútbol estaría limitado, en la práctica, a las sabias y aladas palabras de José Ramón Fernández y Enrique Bermúdez (y algunos pocos más).
Pues mi colega y yo estamos en franco desacuerdo: en verdad nos parece que si puede llegarse a una consideración más profunda.
Haciendo un examen bastante superficial, podemos advertir alga de la complejidad del asunto:
(1) Primero, en el fútbol no hay media, no hay punto medio. Al fútbol se le ama o se le odia. Quien dice que es indiferente, a nuestro juicio, es porque no lo conoce bien. En nuestra misma facultad, sin ir más lejos, tenemos ejemplos de ambas actitudes en algunos profesores.
(2) Segundo, el fútbol es un lugar común de la amistad. ¡Cuántas amistades no han surgido entrelazadas a él, como las enredaderas al árbol (el fútbol es el árbol que cobija buena sombra a quien se le arrima)! En él se comparten alegrías, que robustecen la amistad; tristezas y derrotas, que la ponen a prueba y la refuerzan; alcohol, que desinhibe las lenguas y las mentes...
(3) Y en tercer lugar —también en una consideración jerárquica— el fútbol es un punto clave en la economía mundial. Las transferencias de jugadores, las marcas, la publicidad... los grandes fútbolistas se cuentan entre los hombres mejor pagados del mundo.
Estos tres puntos son solo una muestra pequeña, si bien significativa, de la relevancia del fútbol. Se ve que, si alguien conoce bien al fútbol, no puede ser tan indiferente a él.
Se ha afirmado que ordenar es tarea propia del sabio. Nos atrevemos a extender esta afirmación: ordenar es tarea propia del aspirante a sabio, del amante de la sabiduría. Y ordenar implica dar a cada cosa el lugar que le corresponde. Nosotros partimos de una intuición, que hemos tratado de transmitirles, a saber, que al fútbol si que le corresponde un lugar en el ámbito del saber filosófico. Qué clase de saber sea ese y, por ende, cuál sea el lugar propio del fútbol es lo que procuramos investigar.
Ante todo, conviene decir que no todo saber es de la misma clase. Existe el saber propio de la opinión, el de los ancianos (al que aludimos en eso de «más sabe el diablo por viejo...»), el de los científicos, el de los artistas... En la Apología de Socrates, el Acusado, hijo de Sofronisco, nos relata una búsqueda de una sabiduría que él ha indagado, y cuál sea ella. Se lee en el trazo de la magistral pluma de Aristocles, en 20d: «...yo no he adquirido renombre por otra razón que por cierta sabiduría. ¿Qué sabiduría es esa? La que, tal vez, es propia del hombre; pues en realidad es probable que yo sea sabio respecto a esta.» Después, Sócrates hablará de la sabiduría que el hombre puede alcanzar, de la docta ignorancia... Vamos a revisar ahora esa búsqueda que Sócrates realiza, la búsqueda del filósofo. Sócrates en realidad quería refutar al oráculo; su intención es decirle (21c): «Este es más sabio que yo y tú decías que lo era yo.» Pero a nosotros no nos interesa ahora el fin de la búsqueda de Sócrates, sino la búsqueda misma.
¿En qué interesa la búsqueda? Si viene a cuento ahora, es porque en ella Sócrates nos muestra que no toda sabiduría es del mismo tipo. Vale decir, hay distintas clases de conocimientos, de gnosis. Sócrates distingue primero el conocimiento de los políticos —que es a quienes primero se dirige—; en rigor, de este político y muchos otros dice Sócrates que creía el mismo [que era sabio], pero que no lo era.
Después de hablarnos de que un arte es el de la política, y parece ser ésta el arte de gobemar —que, por cierto, para Platón parece ser una actividad eminentemente del filosofo—, Platón nos habla de otro tipo de conocimiento. Dejémoslo hablar (dice en 22b): «Tras los políticos me encamine a los poetas, los de tragedias, los de ditirambos y los demás, en la idea de que allí me encontraría manifiestamente mas ignorante que aquellos.» (Después, sin embargo, dirá Platón que «los poetas... no hacían por sabiduría lo que hacían, sino por ciertos dotes naturales y en estado de inspiración como los adivinos y los que recitan en los oráculos.» En el Ion, Platón reafirmará y abundará más en esta idea; pero nosotros no la compartimos, y sostenemos que la texne, la poiesis sí es un tipo de conocimiento.)
De un último tipo de saber, de conocimiento, nos habla Sócrates. Y éste es el saber obrar.
Dice Sócrates en 22c-d: «En último lugar, me encamine hacia los artesanos. Era consciente de que yo, por así decirlo, no sabía nada, en cambio estaba seguro de que encontraría a éstos con muchos y bellos conocimientos.» A juicio nuestro, tanto el saber de los poetas como el de los artesanos es un saber artístico, tejneico si se quiere. Hablaremos mas de esto poco más adelante.
Y si seguimos exprimiendo la Apología de Sócrates, esa obra maestra de la literatura, quizá podamos entresacar de las líneas algo de la sabiduría propia del filósofo. Quizá podamos descubrir, o al menos atisbar, cuál es la sabiduría propia del filosofo, que Sócrates parece personificar. Dejamos que hable una de las grandes cabezas de la historia de la filosofía, Platón: «Y parece que éste [el dios de Delfos] habla de Sócrates —se sirve de mi nombre poniéndome como ejemplo, como si dijera: “Es el más sabio el que, de entre vosotros, hombres, conoce, como Sócrates, que en verdad es digno de nada respecto a la sabiduría”.» Parece que puede otearse, barruntarse, alga del saber propio del filósofo. Pero hasta aquí Platón.
Aristóteles, en el primero de los libros de su proté philosophía, ahonda un poco más en estos mares. En Metafisica I, 1, habla del conocimiento sensible, la aisthesis: del conocimiento por experiencia, la empeiria; del conocimiento del artista, texné; de la ciencia, epistéme; y la sofía.
¿Qué clase de conocimiento es el fútbol? ¿Es un conocimiento sensible? No parece serlo. ¿Es un conocimiento de experiencia? Sin duda la implica, como la implican el arte, la ciencia y la sabiduría. Porque «la ciencia y el arte llegan a los hombres a través de la experiencia. Pues la experiencia hizo el arte, como dijo Polo, y la inexperiencia el azar.» Esto se lee en la Metafisica I, 1. Pero el fútbol no parece ser un conocimiento meramente de experiencia, un conocimiento meramente empeirético.
¿El equipo o la individualidad? Detrás del fútbol, toda una filosofía de vida
En un ambiente despoblado de ornamentos, en el que sÓlo prima la charla, el programa conducido por Eduardo Cura busca hacer agitar las neuronas. En esta emisión se abordó el fútbol desde una perspectiva analítica.
“Hay buenas y malas ideas. Hay ideas robadas y prestadas. Las hay revolucionarias, anticuadas, superadoras. Hay ideas brillantes y mezquinas, descabelladas, inhumanas, redondas, potentes, oscuras, equivocadas, conspirativas, glamorosas, cobardes, convincentes…” Así comienza el Detonador de ideas, por canal “a”. Nosotros, de curiosos y de necesitados que somos, clavamos la sintonía con la intención de que se nos contagiara, cuanto menos, alguna de ellas.
La propuesta es simple y efectiva: un entrevistador con las preguntas justas (Eduardo Cura) y un entrevistado idóneo en el tema. Todo (y nada más que) eso, en un ambiente minimalista, con un decorado blanco que tiene como únicos dibujos unos bocetos a mano, similares a los que cada uno podría garabatear antes de emprender un proyecto o de cristalizar una idea. Quien respondía, en esta ocasión, era Pablo Alabarces, un reconocido especialista en sociología del deporte. La pregunta disparadora y detonadora era: “¿El fútbol es la última epopeya de los argentinos?”.
Lejos de adentrarse en una pesada disertación intelectualoide, la charla se hizo divertida. Sería tal vez por la fluidez del invitado y la cercanía y afinidad del tema. Sabemos que de fútbol entiende y habla cualquiera: “este líbero tiene que tener más movilidad”, “es mejor jugar con dos enganches”, “¡centrofowards eran los de antes!”. Sin embargo, lo bueno de esta emisión es que se pudo abordar este deporte de multitudes desde una mirada no tan apasionada sino más bien analítica. ¡Sí! sabemos que el fútbol es un sentimiento, pero en esta oportunidad estuvo bueno no verlo desde el cómo se juega (apelando a pizarrón y tiza) sino en cómo se piensa (apelando a lo que significa cada ínfimo acto que rodea la mística del hincha)
Así como lo escucha, usted pensará que fue aburrido. Pero no. Alabarces comparó la épica del tenis más ligada a un “me salvo solo” con la de los deportes colectivos, entre ellos el fútbol. Y, a riesgo de recibir condenas o de disfrutar elogios, el entrevistado se declaró “bielsista”, pero más por un concepto filosófico que por uno táctico-estratégico. El ex técnico priorizaba el juego colectivo sobre el individual y esto a Alabarces le parecía más rico como metáfora constituyente de una identidad nacional.
Escuchamos que los equipos más humildes, que surgieron alrededor de fábricas o de barrios obreros industriales, cultivaron estilos que premiaban la laboriosidad, el esfuerzo y la solidaridad. En comparación, los sectores medios priorizaban la creación individual. Sin embargo, decía Alabarces, hay estilos complementarios y muchas contradicciones que pueblan los relatos futboleros. Y nombró algunas de ellas. Por ejemplo Boca, que se caracteriza por el fútbol aguerrido y luchador, tuvo cracks de buen manejo de pelota de la talla de Maradona o “Rojitas”. River, que siempre se jactó por su paladar negro, tuvo no tan elegantes como al mismísimo Astrada, al “hachita” Ludueña”, un huevo Toresani o -la hinchada recordará- a un “Cuki” Silvani.
No podría faltar la lucha “Menottismo versus Bilardismo”. “Son dos fundamentalismos falaces, no se puede creer que haya un fútbol de izquierda y otro de derecha, es como decir que hay un chinchón socialdemócrata”, afirmó el invitado. También señaló una contradicción que se da todas las semanas en las canchas: “una hinchada es más masculina cuantas más relaciones homosexuales mantiene”, sino pensemos en eso de que le vamos a romper… Bueno, se entiende que no nos referimos a los ligamentos cruzados.
Así, de a poco pero sin pausa, seguían las detonaciones en nuestra cabeza. Y realmente lo celebramos, porque hace falta, de vez en cuando, despabilar las neuronas y no quedarnos, en este caso, sólo con la cáscara de la pelota.
“Hay buenas y malas ideas. Hay ideas robadas y prestadas. Las hay revolucionarias, anticuadas, superadoras. Hay ideas brillantes y mezquinas, descabelladas, inhumanas, redondas, potentes, oscuras, equivocadas, conspirativas, glamorosas, cobardes, convincentes…” Así comienza el Detonador de ideas, por canal “a”. Nosotros, de curiosos y de necesitados que somos, clavamos la sintonía con la intención de que se nos contagiara, cuanto menos, alguna de ellas.
La propuesta es simple y efectiva: un entrevistador con las preguntas justas (Eduardo Cura) y un entrevistado idóneo en el tema. Todo (y nada más que) eso, en un ambiente minimalista, con un decorado blanco que tiene como únicos dibujos unos bocetos a mano, similares a los que cada uno podría garabatear antes de emprender un proyecto o de cristalizar una idea. Quien respondía, en esta ocasión, era Pablo Alabarces, un reconocido especialista en sociología del deporte. La pregunta disparadora y detonadora era: “¿El fútbol es la última epopeya de los argentinos?”.
Lejos de adentrarse en una pesada disertación intelectualoide, la charla se hizo divertida. Sería tal vez por la fluidez del invitado y la cercanía y afinidad del tema. Sabemos que de fútbol entiende y habla cualquiera: “este líbero tiene que tener más movilidad”, “es mejor jugar con dos enganches”, “¡centrofowards eran los de antes!”. Sin embargo, lo bueno de esta emisión es que se pudo abordar este deporte de multitudes desde una mirada no tan apasionada sino más bien analítica. ¡Sí! sabemos que el fútbol es un sentimiento, pero en esta oportunidad estuvo bueno no verlo desde el cómo se juega (apelando a pizarrón y tiza) sino en cómo se piensa (apelando a lo que significa cada ínfimo acto que rodea la mística del hincha)
Así como lo escucha, usted pensará que fue aburrido. Pero no. Alabarces comparó la épica del tenis más ligada a un “me salvo solo” con la de los deportes colectivos, entre ellos el fútbol. Y, a riesgo de recibir condenas o de disfrutar elogios, el entrevistado se declaró “bielsista”, pero más por un concepto filosófico que por uno táctico-estratégico. El ex técnico priorizaba el juego colectivo sobre el individual y esto a Alabarces le parecía más rico como metáfora constituyente de una identidad nacional.
Escuchamos que los equipos más humildes, que surgieron alrededor de fábricas o de barrios obreros industriales, cultivaron estilos que premiaban la laboriosidad, el esfuerzo y la solidaridad. En comparación, los sectores medios priorizaban la creación individual. Sin embargo, decía Alabarces, hay estilos complementarios y muchas contradicciones que pueblan los relatos futboleros. Y nombró algunas de ellas. Por ejemplo Boca, que se caracteriza por el fútbol aguerrido y luchador, tuvo cracks de buen manejo de pelota de la talla de Maradona o “Rojitas”. River, que siempre se jactó por su paladar negro, tuvo no tan elegantes como al mismísimo Astrada, al “hachita” Ludueña”, un huevo Toresani o -la hinchada recordará- a un “Cuki” Silvani.
No podría faltar la lucha “Menottismo versus Bilardismo”. “Son dos fundamentalismos falaces, no se puede creer que haya un fútbol de izquierda y otro de derecha, es como decir que hay un chinchón socialdemócrata”, afirmó el invitado. También señaló una contradicción que se da todas las semanas en las canchas: “una hinchada es más masculina cuantas más relaciones homosexuales mantiene”, sino pensemos en eso de que le vamos a romper… Bueno, se entiende que no nos referimos a los ligamentos cruzados.
Así, de a poco pero sin pausa, seguían las detonaciones en nuestra cabeza. Y realmente lo celebramos, porque hace falta, de vez en cuando, despabilar las neuronas y no quedarnos, en este caso, sólo con la cáscara de la pelota.
Fútbol es fútbol
Se dice, como queriendo dar un nuevo empuje al viejo principio de identidad aristotélico. «El fútbol es así», una de las grandes tautologías, que quizás sirvan a los sabios del banquillo para deducir, al estilo de los axiomas de Hilbert, cómo debe jugar su equipo. Equipos en crisis de identidad, porque se encuentran, como el ser humano sartreano, en medio de una competición sin saber muy bien cómo deben jugar, cuál debe ser su estilo. Abandonados a la existencia de la competición y la feria mediática que la rodea, sin comprender bien qué es lo que deben hacer. Existencialismo, idealismo, pragmatismo… Y para muchos, no se trata más que de una estupidez en la que 22 millonarios corren como críos detrás de una pelota (se olvida esta «mirada» de que en los patios de colegio no hay millonarios…). Pero claro, esta sería la filosofía «materialista» del fútbol, otra forma de mirar y filosofar.”
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