“Maradona no es un hombre cualquiera, es un hombre pegado a una pelota de cuero” canta Andrés Calamaro, y no se equivoca. El día que el Diego dejo el fútbol le extirparon la pelota, la misma que lo había llevado desde Vila Fiorito hasta conquistar el cielo. Desde entonces la caída de todo los ídolos es semejante a que tan alta habían llegado, y no se habían equivocado con el Diego, ya se me criticara por que la trampa de la droga lo había atrapado años atrás, pero quizá hubiera escapado mas fácil si sus domingos tuvieran partidos, gritos de multitudes y una pelota pegada a su zurda.
Tan cierto es que cualquier otra persona que haya vivido la vida de Maradona, no puede ser una persona cualquiera; Qué frágil son los dioses del fútbol, ¿Verdad? Diego vive en el imaginario colectivo como un héroe que logro la hazaña de hacernos felices y ganadores; pero ha sido un milagro que le pasado la mayor de las facturas que se pudo imaginar, como son los recuerdos hermosos sin una segunda oportunidad, por que sin un balón es solo un hombre que no logra estar a la altura de su recuerdo. Ni ante si mismo ni ante los demás, salvo la cocaína su balón en polvo que lo eleve y saque de ese vació de mierda y lo regrese al Olimpo del que los dioses nunca debieran salir, pero la cocaína es solo un segundo en la vida del tal hombre y al caer en un cuarto oscuro y lleno de la mierda que el polvo la rodea, en lugar de recuerdos deja vergüenza, culpa y huellas en la sangre para que la policía haga su trabajo y la prensa en un espectáculo.
¿Qué frágil, es la vida?
Cualquiera de nosotros hubiera dado la vida por ser por jugar un segundo como Maradona, y hoy Diego seguro daría todos los recuerdos por tener la fuerza de ser como cualquiera.
Pero eso, no se puede aun héroe como Maradona no se le compadece, tampoco se le justifica acusando a su entorno de un problema que es solo suyo. Maradona fue victima de una celebridad universal que hubiera confundido cualquiera, victima de una frivolidad que puso en los ochentas la moda de la cocaína haciéndole creer que era una diversión para la gente fashion y exitosa. Y victima de su soberbia que lo consumió a que el seria capaz de vencer a cualquier enemigo, incluso la droga.
Desde entonces veo a Diego en cada entrevista, pidiendo a gritos la ayuda de miles de personas que, como yo lo amamos, quisiera ayudarle. La paradoja es que no sabemos como hacerlo, no podemos decir que somos concientes por que su drama se televisa para el mundo entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario