Homo ludens, podemos decir, por tanto, que el juego, en su aspecto formal, es una acción libre ejecutada "como si" y sentida como situada fuera de la vida corriente, pero que, a pesar de todo, puede absorber por completo al jugador, sin que haya en ella ningún interés material ni se obtenga en ella provecho alguno, que se ejecuta dentro de un determinado tiempo y un determinado espacio, que se desarrolla en un orden sometido a reglas y que da origen a asociaciones que propenden a rodearse de misterio o a disfrazase para destacarse del mundo habitual. |
Sin embargo es un buen gusto intelectual presumir de ignorancia en materia futbolística. Como si el balón fuera a destrozar los delicados jarrones de la cultura.
Si el futbol existe y desde su origen silvestre fue ascendido a ceremonia; si su fuerza centenaria y tiene el poderío integrador de las causas universales; si además, es instrumento callejero de comunicación y expositor de talentos iletrados; si sirve, en fin al nada despreciable proceso de la alegría y la emoción, que el pensamiento sea amplio y no tema de su admisión.
Jugar con los pies respondió a la necesidad lúdica de las civilizaciones lejanas pero Johan Huizinga historiador holandes y su Homo ludens: (el juego), escribió es más viejo que la cultura, pues por mucho que estrechemos el concepto de esta, presupone que la sociedad humana y los animales no han esperado a que el hombre les enseñara a jugar[1].
No hay comentarios:
Publicar un comentario