El Barcelona se impone en una gran segunda parte a un Madrid irreconocible tras el descanso y que pagó en exceso el Mundial de Clubes.
Volvió a suceder. Y ocurrió en el mejor escenario posible. La pócima mágica de Valverde en el Barcelona envenenó a otro rival más y la Liga parece más azulgrana que nunca. Los 'culés' aguantaron en la primera mitad y machacaron tras el descanso, sumando su tercer triunfo consecutivo en el Santiago Bernabéu en Liga y haciéndolo como un equipo aparentemente sólido y sin fisuras.
Zidane mordió el anzuelo y lo hizo desde antes del inicio del choque. Apostó por Kovacic buscando repetir la solidez de la Supercopa y relegó a Isco al papel de mero espectador. El salvador del Madrid en tantas y tantas ocasiones durante este 2017 se quedó en el banquillo y el partido ya nunca tuvo ese guion de dominio aplastante blanco y repliegue azulgrana que se esperaba en las horas previas.
Con todo, los blancos acabaron teniendo el control de salida. Su mayor necesidad les empujó a tener el balón, aunque la primera mitad se cerró con igualdad de oportunidades: dos por bando. El Barcelona, muy relajado tras el pinchazo del Atlético ante el Espanyol, puso en práctica una vez más su táctica de este inicio de campeonato. Los 'culés' controlaron, maduraron el choque y mataron cuando el cansancio del rival hizo acto de presencia.
Cristiano y Paulinho.
El mayor dominio territorial de los de Zidane en la primera parte no les permitió traducirlo en ventaja en el marcador. Apenas dos ocasiones, una bien detenida por Ter Stegen y otra en el enésimo remate al palo de Benzema, tuvieron los 'merengues' para llevarse a la boca en el primer acto. Demasiado poco para lo que el Real Madrid se jugaba y para amedrentar a un Barcelona que apenas sufrió en unos primeros 45 minutos bastante aburridos.
Por parte azulgrana, de nuevo la presencia física de Paulinho emergió en un equipo que otros años hubiera sufrido con un centro del campo similar en el Bernabéu. El brasileño no sólo sostuvo con sus ayudas a los 'culés', sino que tuvo las dos más claras de la primera parte gracias a su sociedad con Messi. Por suerte para Zidane y los suyos, en ambas se encontró con un Keylor Navas que, sin quererlo, acabó siendo también decisivo.
Kovacic y un error criminal.
Messi, que no entró demasiado en juego en la primera parte, fue decisivo en la segunda. E iba a serlo sin quererlo en el primer gol de los suyos. Kovacic, impecable en los primeros 45 minutos, se olvidó de la presión a Rakitic y se centró demasiado en Messi, dejando que su compatriota sirviera para Sergi Roberto y que el canterano encontrara a Suárez en el segundo palo.
El 0-1 reforzó esa idea de dormir y dormir el choque y matar en la segunda parte que tiene Valverde. El Barcelona fue otro con ventaja en el marcador y al Madrid, irreconocible desde el descanso, se le empezaron a ver las costuras. El enésimo lío de Varane y Casemiro sería letal para los de Zidane. Suárez perdonó dos veces a pase de Messi, pero Carvajal evitó el 0-2 de Paulinho con la mano bajo palos. Penalti, expulsión y hachazo a la Liga con el gol de Messi.
De ahí al final, el Barcelona pudo jugar a su antojo, pero levantó el pie, dando algo de vida a un equipo blanco que pudo recortar distancias en sendas acciones de Bale y Ramos, pero en las que los 'merengues' se toparon con un inmenso Ter Stegen.
Los últimos minutos, con el partido roto, pudieron sellar una goleada de escándalo para los 'culés' a nada que André Gomes hubiera estado acertado, pero el Barcelona prefirió mantener el perfil bajo que ha llevado en todo el inicio de temporada. Ese poco ruido sólo fue interrumpido por el 0-3 de Aleix Vidal en el añadido, tanto que no debió subir al marcador por haber fuera de banda en el inicio de la jugada.
El Barcelona pasó como un vendaval en la segunda parte por el Bernabéu y se llevó el récord, el campeonato de invierno y quién sabe si también una Liga que tiene totalmente encarrilada. Y a partir de enero, con Dembélé, los azulgranas incluso serán más fuertes. El calendario, ese gran aliado para las remontadas, también les beneficia, pues ya han viajado a Mestalla, San Mamés, La Cerámica, Wanda y Santiago Bernabéu.