La victoria bávara era previsible. Enfrente estaba un Anderlecht que no ha sabido superar la baja de Tielemans, y para colmo regaló el partido a su rival a los 12 minutos.
Porque esos fueron los minutos que necesitaron los de Ancelotti para inaugurar el marcador. Una internada al área que Kums cortó con un agarrón a Lewandowski, y que Tagliavento sancionó con la roja y expulsión.
Fue el propio polaco el que batió a Sels, y si en 12 minutos con igualdad numérica el Anderlecht no fue rival, con uno menos durante casi 80, menos.
El Bayern dominó el partido entonces, sin que el Anderlecht inquietara demasiado a Neuer, aunque algún susto se llevaron los bávaros.
Antes del descanso los belgas estuvieron rozando el empate, pero la suerte del fútbol se lo negó. Algo falla a veces en este Bayern, y tuvieron más sombras de las deseadas.
Tras el descanso, más de lo mismo, pero llegó la sentencia pasada la hora de partido con el gol de Thiago. Dos minutos después a Süle le anularon el tercero.
Con amarilla desde el minuto 12, Ancelotti optó por sentar a Ribery a doce del final, y el francés volvió a estallar. Una acción censurable, pero que deja bien a las claras que el ambiente en el Allianz no es el mejor.
El ansiado tercer gol llegó por fin en el descuento. Lo marcó Joshua Kimmich, quien asistió a Thiago para hacer el segundo, confirmando que está en un estado de forma espectacular.
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