Todo hace indicar que sí. Tijuana es distinto a la gran mayoría de equipos que ascienden a la Primera División. No sólo se trata de una plaza que durante mucho tiempo anheló Jesús Martínez, dueño del Pachuca, sino también de una escuadra que trae consigo una polémica que bien encaminada puede convertirse en un impacto mediático mayor al que cualquier otro hubiera conseguido.
El arribo de los Xolos equivale a la llegada indirecta de las apuestas, aunque para zanjar el tema ya se advirtió que no se tomarán en cuenta los partidos de los caninos. También implica la aparición en el Máximo Circuito de una familia controvertida, amante de la política y con cualquier cantidad de aliados y enemigos.
Así, de primer impacto, Tijuana no pasará desapercibido, al menos fuera del terreno de juego. Ya a Joaquín del Olmo, quien se merece continuar, y a sus pupilos corresponderá fortalecer la historia con éxito a nivel de cancha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario