
El arribo de los Xolos equivale a la llegada indirecta de las apuestas, aunque para zanjar el tema ya se advirtió que no se tomarán en cuenta los partidos de los caninos. También implica la aparición en el Máximo Circuito de una familia controvertida, amante de la política y con cualquier cantidad de aliados y enemigos.
Así, de primer impacto, Tijuana no pasará desapercibido, al menos fuera del terreno de juego. Ya a Joaquín del Olmo, quien se merece continuar, y a sus pupilos corresponderá fortalecer la historia con éxito a nivel de cancha.
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