No puede ocultarse lo evidente. La lucha por el poder en Cruz Azul tiene muy poco que ver con lo deportivo y mucho que ver con el dinero detrás de una institución histórica, pero también llena de golpes bajos, de corrupción y de nombres que no tuvieron empacho en manchar su imagen con tal de hacerse de millones de pesos.
Los resultados de la auditoría, presentados en MT antes que en cualquier otro medio, dejan un mensaje muy claro. Más allá de la corrupción y de las cantidades que se manejan, la nota es clara: los hermanos Álvarez deben irse. No Guillermo, no Alfredo, sino los dos al mismo tiempo. Se han convertido en un cáncer que es urgente extirpar para evitar que la imagen de una marca respetada a nivel internacional termine hundiéndose más de lo que ya está.
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