Mientras aficionados y medios de comunicación se encuentran sumergidos en la euforia mundialista, las directivas del futbol mexicano se preparan para tomar decisiones que repercutirán directamente en su futuro. América y su proyecto fallido; Cruz Azul y sus habituales fracasos; Pumas y su aparente indiferencia ante las derrotas… Tres equipos que requieren de atención y análisis, de una inteligencia estructural para evitar que continúe diluyéndose la existencia de los grandes del balompié nacional.
Por cuestiones de logros, las Águilas emergen como la escuadra más necesitada de alegrías. Sí, lo de Cruz Azul es de pesadilla, digno de la mejor historia de terror, pero a la vez puede presumir su constante asistencia a las finales, escenario envidiable para un alto número de participantes en la Primera División de nuestro balompié. Pumas se maneja bajo otros tiempos, con un presupuesto menor y con una afición menos exigente o más comprensiva, según se le quiera ver. Chivas es un caso aparte. No alcanza la excelencia; sin embargo, está prácticamente en semifinales de Libertadores. América, en cambio, hoy no es nada. No llega a finales, no es la mejor cantera y no propone un estilo de juego acorde a lo que pretenden sus aficionados. Está en inminente estado de emergencia.
Para desintoxicarnos de la soporífera gira de la oncena tricolor en Estados Unidos, abro un espacio en el que se propongan medidas y soluciones a las diversas problematicas de la entidad azulcrema. Lanzo así el silbatazo inicial para jugar a ser Michel Bauer, quien ostenta un cargo tan envidiable como complicado, sobre todo por tratarse de una asignatura que atañe a millones de seguidores en México y más allá de nuestras fronteras.
Al evaluar las principales carencias de los de Coapa se encuentran factores de auténtico peso. En primera instancia, lo deportivo, rubro en el que debe aplaudirse el haber apostado por la continuidad. No obstante, la falta de comunión entre aficionados y equipo tendría que ser suficiente para prescindir de los servicios de Jesús Ramírez, quien, por si fuera poco, constantemente ha dejado en claro que desconoce la importancia de manejar una filosofía de juego propositiva. Ésta fundamentada no en los aficionados, sino en la propia naturaleza de un club que desde sus inicios pregonó el espectáculo como punta de lanza.
El segundo elemento es el que relaciona lo deportivo con el impacto mediático. El todavía técnico emplumado no sólo ha fracasado en su intento por obtener un título con las Águilas, también ha carecido de la personalidad necesaria para posicionar su propia imagen como la de una personalidad ganadora, exitosa y con la autoridad suficiente para estar al mando de uno de los vestidores más complicados del futbol mexicano. Para ser hay que parecer, y el estratega americanista nunca ha terminado por cumplir con esta máxima.
Partiendo de la premisa de que el técnico actual no es el indicado, me atrevo a mencionar un par de candidatos. En el primero, seguro estoy que la mayoría estará de acuerdo: José Manuel de la Torre. El “Chepo” es un hombre capaz, que se formó como estratega en la institución y con una disciplina que podría caer bien en una atmósfera como la del Nido. El segundo, lo reconozco, tiene que ver más con lo publicitario que con lo deportivo, pero sería un auténtico trancazo en caso de funcionar: Hugo Sánchez Márquez. Percibo al ex del Almería como el aliado perfecto para una oncena a la que le urge renacer de las cenizas. Ambas partes se hallan en situaciones semejantes Viven estancados en una grandeza que hoy no aparece, y quizás juntando fuerzas pudieran encontrar el impulso necesario para edificar una nueva era para el americanismo.
Por hoy, me limito al técnico. Espero sus propuestas. Ruego que no pongan a Reinoso, Brailovsky y Tena como candidatos. Ya se vio que esa fórmula no funciona.
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