Gracias a la libertad propia de los blogs, sin previo aviso, inicio “Posición en juego”, columna que jugará con las diversas posiciones y variantes sobre el terreno de juego para analizar o comentar temas referentes al futbol y el deporte en general.
El atajador
El Interliga está cumpliendo con una función semejante a lo que en algún momento hicieron Guillermo Ochoa con el América y Oswaldo Sánchez con las Chivas. Ambos contribuían a que se produjera un espejismo alrededor del mal funcionamiento de sus equipos. El Interliga hace exactamente lo mismo con las Águilas. Sirve como extraordinario pretexto para hacer creer a los aficionados y a los tan inexpertos como crédulos directivos emplumados que el equipo está caminando y que promete grandes cosas en el 2010.
En defensa de…
Rubén Omar Romano he de decir que apenas inicia su proceso con Santos. Su racha sin victorias es digna de formar parte de lo más bochornoso en la historia de nuestro futbol, pero apegados únicamente al proceso actual podemos mencionar que cuenta con las piezas requeridas para elevar el nivel del equipo. Después de todo, algo debe tener como estratega, aunque sigo pensando que no merecía llegar al equipo de la Comarca.
El punto medio
Busquemos ser optimistas y pensemos que la salida del “Chupete” Suazo no necesariamente es del todo negativa para los Rayados. Un equipo que se precie de ser ganador debe aprender a no depender de un solo futbolista. La salida del artillero chileno representa un decremento notable en cuanto a la producción goleadora, pero puede implicar también un aumento en el grado de responsabilidad de Aldo de Nigris y la aparición de elementos con talento y mayor apego a la disciplina.
Al ataque
Salvador Cabañas se encarga partido a partido de opacar la imagen de Jesús Ramírez. Aunque suene contradictorio, el hecho de que el artillero guaraní siga marcando goles implica un duro golpe para el timonel emplumado, pues partido a partido se mantiene la idea de que el conjunto emplumado depende por completo de Salvador Cabañas. En pocas palabras, el América de hoy necesita a Cabañas; a Chucho, no
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