El futbol a nivel de cancha reclama nuestra atención. Cegados por el vertiginoso flujo de información en torno al triste caso de Salvador Cabañas, nos hemos olvidado del grato sabor de boca que sobre el rectángulo verde han dejado las Chivas Rayadas del Guadalajara. Aunque resulta demasiado pronto para asegurar que el proyecto rojiblanco, si es que se puede hablar de ello con un propietario como Jorge Vergara, va encaminado al éxito, resulta incuestionable que se está combinando un alto estado anímico con la explosión de un joven que promete entregar alegrías al balompié nacional.
La emisión de un juicio después de 180 minutos resulta aventurada. A estas Chivas debemos creerles por el talento de Javier Hernández, por la enjundia de José Luis Real y porque difícilmente podrán estar peor que el torneo anterior. Pase lo que pase en el plano colectivo, resulta plausible que el “Chicharito” emerja como un elemento capaz de robar cámara y de confirmar que la escasez de talento es más bien una carencia de oportunidades para los elementos nacionales.El plantel jalisciense registra unos cuantos nombres interesantes, mas no se le puede considerar como uno de los más completos del futbol mexicano. La máxima figura mediática de la actualidad en el Guadalajara es un jugador veterano, con ciertas características de ídolo y con muchas otras de futbolista de montón. Bautista como estandarte no luce ni remotamente como la alternativa perfecta.
Dos partidos no son suficientes para garantizar que están por llegar tiempos mejores en los rumbos del Rebaño. Si al escaso tiempo de buen futbol le sumamos la explosividad de la pareja presidencial, encontramos un panorama incierto y amenazante, una preocupante sensación de que en cualquier momento puede terminarse el agradable sabor que han dejado las dos primeras jornadas del Bicentenario para la causa rojiblanca.
Pese a ello, se vale que los seguidores rojiblancos muestren una sonrisa y dibujen un futuro alentador. Su equipo anima la competencia que discurre después de mucho tiempo de no hacerlo y se apunta como una escuadra alegre, contundente y que busca tratar bien la pelota sin importar el rival. El reto será mantener el nivel y el estilo una vez que los rivales lo hayan estudiado a plenitud.
Engañoso o no, Chivas ha iniciado con el pie derecho su andar en el Bicentenario. De volverse tradición las agradables demostraciones del equipo, no se vislumbra lejana la posibilidad de ver a los tapatíos levantando una corona en el año que recién comienza.
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