-Iván Estrada merece convertirse en elemento constante dentro de la Selección Mexicana. Un jugador desequilibrante, entregado y con una humildad que contrasta con la de muchos de semejante nivel.
-Oswaldo Sánchez fue pieza clave. Tuvo un par de intervenciones destacadas y supera a Orozco en cuanto a lo que aporta como líder dentro de la cancha, aunque siempre con esa prueba pendiente de mostrarse como buen perdedor, si es que llega a darse el caso.
-El desarrollo de la liguilla me hace pronosticar que Carlos Darwin Quintero acabará convirtiéndose en el héroe de la liguilla. Hizo muy poco en la fase regular, pero despertó en el momento justo.
-Sigo pensando que Monterrey no atraviesa su mejor momento. La disciplina táctica y la explosividad de Suazo han sido los elementos clave para que los Rayados estén metidos de lleno en la disputa por el título.
-¿Error o no el de Davino? Pienso que se trató de una acción en la que Duilio no tenía más alternativa que buscar impedir el daño sobre su meta.
-Da gusto que Marco Antonio Rodríguez se dedicará a pitar. Cuando quiere, se muestra ecuánime y con el control suficiente para manejar partidos de alta tensión.
-Hacía tiempo que el futbol mexicano no encontraba elementos tan dominantes como Benítez y Suazo. Ambos tropezaron en el Viejo Continente y recobraron el nivel en su vuelta al balompié nacional.
-Se sabe que el futbol no es de merecimientos, pero los deseos de triunfo de Romano y sus experiencias acumuladas nos hablan de un hombre que por esfuerzo y empeño tendría que cosechar algún fruto.
-La final cumplió. Aunque el segundo tiempo quedó a deber durante algunos lapsos, el duelo fue atractivo, abierto y hasta con ingredientes atractivos en la tribuna. Ustedes saben a lo que me refiero.
-Lamentablemente, el buen sabor de boca perdió fuerza ante la ineficacia de la policía y la violencia derivada a partir de ella
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