-Lo dije en mi columna: defender lo indefendible era una falta de respeto a los aficionados. Hoy, esa afición insultada reaccionó con furia.
-La culpa la tiene Guzmán, pero más una directiva que debe quedar fuera hoy mismo.
-Si de verdad el objetivo de Tigres era simple y sencillamente evadir el descenso, hizo falta una estrategia de comunicación clara y que no alimentara mayores expectativas para una afición sedienta de gloria.
-Tigres ha vivido tanto tiempo en el caos que la lógica indique que muy pronto llegará el orden… pero Tigres, es Tigres. Aquí todo es posible…
-El tiempo dio la razón a la directiva de Santos. Cuando prescindieron de los servicios de Guzmán como técnico de los laguneros, todos nos fuimos en contra de los hombres de pantalón largo. El presente dicta que acertaron rotundamente al despedir a un estratega malagradecido, inflado y con nula conciencia de la responsabilidad que implica ser líder de una organización.
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