El Chelsea FC es el nuevo Campeón de Europa tras imponerse en la tanda de penaltis al Bayern Munich,
después de que ambos equipos empatasen a uno tras los primeros noventa
minutos. El partido discurrió por los derroteros esperados. El Bayern
aceptó el papel principal desde el minuto uno, manteniendo la posesión
siempre con una vocación ofensiva, mientras que el Chelsea se limitó a
defender por acumulación y esperar que Drogba cazara una.
Si alguien mereció ganar la final ése fue el Bayern.
Capitalizó la posesión, generó decenas y decenas de acciones de ataque y
lo intentó de todas las maneras: combinando por el interior, centrando
desde los flancos, llegando a línea de fondo, disparando desde media y
larga distancia… Pero le faltó acierto y le sobraron algunos
centímetros. Igualito que al Barcelona.
Sin embargo, cuando el reloj ya apretaba los nervios y parecía que
ambos contendientes firmaban las tablas de llegar a la prórroga, Thomas Müller
cazó un centro al segundo palo que picó astutamente, provocando la
confusión de un Cech que se vio superado por arriba. Minuto 85. Todo
parecía visto para sentencia: iba a ganar el único que había hecho
méritos para ello. Pero entonces llegó Didier Drogba, toda una fuerza de la naturaleza para, in extremis, devolver el empate al marcador.
Drogba fue el hombre de la final. Dos veces héroe y, por el medio, a punto de convertirse en villano.
Al poco de comenzar la prórroga, se le escapó estúpidamente un pie con
el que provocó un penalti sobre Ribèry. Pero Arjen Robben hizo la respiración Djuckic
y, como suele ocurrir en estos casos, falló el lanzamiento. A pesar del
bajón anímico, el Bayern aún dispuso de otra ocasión inmejorable: una
extraordinaria dejada de Olic que Van Buyten no supo embocar.
Todo quedó visto para la sentencia de los penaltis. Lahm, el
capitán, que había fallado en la tanda contra el Madrid, marcó el
primero. A Mata, inexplicablemente elegido primer tirador por Di Matteo,
le quedó grande semejante responsabilidad y falló. Mario Gómez y David
Luiz marcaron los suyos y, a continuación, una sorpresa: Neuer fue el
encargado de tirar el tercero de los suyos. Y lo hizo bien: la clavó a
un palo. Luego vino Lampard y no falló. A partir de aquí el giro
dramático: Cech le hizo un paradón espectacular a Olic, en uno de esos
minoritarios casos en los que hay más mérito del portero que culpa del
lanzador. Cole lanzó el cuarto y empató la tanda a tres. Último penalti
para el Bayern para Schweinsteiger, el encargado de matar al Madrid en
semifinales. Pero no es lo mismo tirar para ganar que para mantenerse
vivo y lo erró. Momentazo para Drogba: heroico en
semifinales, providencial en la final tras el gol muniqués y a punto de
tirar todo por la borda en la prórroga. Una cita con la Historia que el
marfileño no dejó escapar. Anotó el quinto para engrandecer su leyenda y
darle su primera Champions League al Chelsea de Abramovich.
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