Cambios y más cambios en el futbol mexicano. Las piezas, o mejor dicho, los hombres que han destacado para bien y para mal, se mueven en un incesante ir y venir. Reacomodos, enroques. Vienen por lo suyo. Y a río revuelto, ganancia de pescadores. Veamos algunos casos.
Una orden presidencial —algunos lo llaman sugerencia— y Javier Aguirre reaparece en el escenario tricolor, 7 años después de la aventura asiática. Se pretende que ponga orden en el once verde, califique a Sudáfrica y convenza a todos con triunfos convincentes. Pero Ignacio Ambriz, su asistente de confianza durante siete años, lo abandona.
Señala que busca retomar su carrera de técnico, que no hay bronca con “El Vasco” y cada quien a lo suyo.
Fuentes cercanas a ellos manifiestan que Nacho está sentido, pues Aguirre llamó a Mario Carrillo y luego a Manuel Vidrio; después le extendió la invitación a Ambriz. Como que no va. pero a la mejor el técnico nacional quería renovar.
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Cuauhtémoc Blanco hace ruido. Declara abiertamente que si Aguirre lo llama dirá que sí. Está más que dispuesto. Tiene fe en su retorno porque fue uno de los pilares del Tri del 98 y sigue vigente como en aquellos tiempos, haciendo goles de buena manufactura en la MLS. ¿Lo convocará? A la mejor, que para aquel mosquetero 11 años no son nada.
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Una van y otros se pierden en el Guadalajara. Mariano Varela asume como coordinador deportivo de Chivas, luego de los buenos resultados con el Saprissa. Mientras tanto, Carlos Ochoa es como una foto gris que las horas van difuminado. Allá en el olvido: la Primera A.
¿Y qué esperar? Pues buenos resultados, repuntes, recuperar la jerarquía verde y rojiblanca. ¿O no?
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