Acudir a la última fecha rogando por que se presenten determinados resultados no es más que el reflejo de un semestre mal planeado, mal ejecutado y con una significativa dosis de mala suerte. América está a un paso de cerrar de forma decepcionante un ciclo que ha contado con el acierto de la continuidad, pero que ha adolecido, paradójicamente, de la capacidad para reconocer que, al menos en este caso, más vale cortar lo que no está funcionando que seguir optando por un proyecto en el que no existe comunión con los aficionados.
Las Águilas están pagando muy alto el costo de la incapacidad al momento de elegir las contrataciones. Un equipo que aspira a ser Campeón, tal como lo escribí con anterioridad, no puede estar a expensas de que no se lesione ningún jugador. Los imprevistos son parte del futbol, por lo que es necesario imaginar los distintos escenarios posibles y así armar un cuadro competitivo, más allá de los accidentes que puedan presentarse a mediano plazo. De lo contrario, las cuentas de dicho conjunto estarán volando en el aire, corriendo siempre el peligro de entrar en un periodo de crisis.
Michel Bauer se trazó desde el inicio de su gestión el objetivo de replicar modelos exitosos de instituciones europeas. Se preparó a consciencia y ha reorganizado algunos elementos básicos de la entidad. Sin embargo, no ha tenido el acierto de encontrar los hombres adecuados para comandar el área deportiva.
Desde que se asignó a Jaime Ordiales como máximo responsable del América a nivel cancha surgieron las dudas justificados. Que su hermano sea el máximo promotor de una plataforma en Internet que promueve la contratación de jugadores es suficiente motivo como para pensar que más vale no hacer cosas buenas que parezcan malas. El mal sabor de boca en este sentido se fortalece al evaluar las pobres contrataciones hechas por los de Coapa a últimas fechas, sólo sustentadas en la idea de que los promotores y unos cuantos más se están llevando una muy redituable ganancia. Si a ello se le suma la falta de identificación de Ordiales con la institución, se obtiene un panorama francamente oscuro.
En cuanto a la dirección técnica, es necesario reconocer que para comandar a las Águilas se requiere algo más que conocimiento estratégico. Jesús Ramírez nunca ha logrado conectar con la afición. La esencia de su futbol no convence al público y da la sensación de enfrentar un estancamiento en el que el equipo no va a menos, pero tampoco a más. El único estratega mexicano que ha obtenido una Copa del Mundo ha convertido al cuadro azulcrema en un equipo intrascendente, que no emociona y que así como golea a los Gallos Blancos, pierde duelos de importancia histórica para la institución.
Los hombres de pantalón largo del América han pretendido ignorar estos puntos. La apuesta de Bauer consiste en impulsar que las fuerzas básicas jueguen bajo el mismo esquema que el primer equipo. Así trabaja el Barcelona, un ejemplo a seguir. No obstante, habría que preguntarse si de verdad un parado de ese tipo y una filosofía que prepondera la importancia de no perder con la de ganar.
En el futbol, como en la vida, hay caminos que suelen ser más efectivos para alcanzar el éxito que otros. Las Águilas han dado el primer paso al encontrar un modelo funcional y probado. El tema central es que la aplicación ha fallado de manera rotunda, a tal grado que hoy busca que Dios se enfunde su playera para conseguir la clasificación.
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