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miércoles, 16 de diciembre de 2009

“Bofo” y el populismo de Vergara


Jorge Vergara ha vuelto a explotar su profunda capacidad para manipular el sentir de los aficionados. El propietario del Guadalajara decidió que era tiempo de recuperar terreno y apeló a su esencia populista para rehacerse de los servicios de un futbolista con notable inventiva sobre el rectángulo verde, pero con severas limitaciones en materia de disciplina, profesionalismo y constancia.

Cuestionar en estos momentos a Adolfo Bautista equivale a recibir comentarios de inconformidad por parte de quienes perciben que el “Bofo” es la pieza clave para que se geste el renacimiento de las Chivas. Sin embargo, estos defensores a ultranza del futbolista cometen el error de sobrevaluar su desempeño en la cancha y, de manera simultánea, minimizar los continuos fracasos del mismo a últimas fechas. Se dejan llevar por el impacto mediático y por lo atractivo que resulta el ex chiapaneco como imagen publicitaria, dejando de lado un extenso periodo de fracasos e ineficiencia.

El dueño del Rebaño repite el mismo esquema empleado al momento de repatriar a Omar Bravo. En ambos casos, la directiva ilusiona a una afición sedienta de gloria y urgida de construir esperanzas sustentadas o no con tal de sentir, aunque sea por un instante, que tienen con qué vivir días de éxito. Acto seguido, la parcialidad tapatía se deja engañar y acude al estadio pensando que los buenos resultados se gestarán con máxima celeridad.

Las realidades de Omar Bravo y Adolfo Bautista rompen con la lógica que apunta que los grandes equipos deben reforzarse con los mejores futbolistas del momento. En vez de respetar dicho principio, Guadalajara se ha transformado, en estos casos, en un salvavidas, en un refugio en el que ambos futbolistas buscarán redimirse de las malas decisiones tomadas dentro y fuera de la cancha. Escenario tan inexplicable como el que ocurría con Nery Castillo, a quien se le convocaba para que tuviera minutos de actividad y no perdiera ritmo, como si el trabajo de una representación nacional radicara en resucitar jugadores.

Dadas las circunstancias, resulta evidente que José Luis Real fue el menos tomado en cuenta a la hora de contratar a Bautista. El “Güero” sabe que su puesto en todo momento pende de un hilo y contradecir a Vergara o a Lebrija bien habría podido significar su despido o acarrear consecuencias que le impidieran laborar con tranquilidad. Sin embargo, en el fondo debe saber que Bautista en la actualidad no es garantía de nada y que está por integrar a un jugador que ha tenido problemas con sus técnicos, dividido internamente a equipos y experimentado severos problemas de sobrepeso.

El populismo nunca me ha parecido la mejor manera de tomar decisiones. Aún así, por el bien del Guadalajara, espero que Bautista se reencuentro con su futbol, que Chivas sea paciente y que los buenos tiempos vuelvan a los rumbos jaliscienses.

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