Desde las temidas barras bravas argentinas hasta las porras agresivas que están surgiendo en México, casi todos los campeonatos americanos la sufren muertos en Colo Colo Universidad de Chile, disparos en Alianza Lima Universitario, destrozos en América – UNAM… Ningún torneo está exento de este mal. Ligas con menor potencial como las de Venezuela, El Salvador o Ecuador ya empezaron a conocer de cerca la cara de la violencia en sus propias tribunas. Pero, si en Hispanoamérica prácticamente no existe el odio racial, religioso ni político, ¿qué sentimientos alientan estas conductas en las barras?
Pablo Geraldes
Como alguna vez fue explicado por Jesús Rodríguez el fútbol es como la vida un partido donde la pasión se entiende como desorden del ánimo, como preferencia muy viva por algo y como afición vehemente. La agresividad entra en el fútbol como capacidad de brío o de decisión para una acción, como posible propensión a ofender o como un hecho que implica una provocación o un ataque.Y la violencia comprende actos fuera de su estado natural, lo que suponga ímpetu y fuerza, lo que se realice con brusquedad, las acciones contra el gusto, los hechos fuera de razón y justicia, las situaciones embarazosas y por que no algo exclusivo de los verdaderos aficionados, que entienden aman y dan todo en las tribunas por sus equipos.
Hablemos un poco de los pseudo aficionado aquel que se viste con los colores de un equipo en busca de ser aceptado y en pleno estadio despotrica contra la porra o la barra contraria, esos mismos que son los primeros en correr ante los brotes de violencia, si los clubes han hecho su trabajo recuerdo al maestro Savater declarar lo siguiente después de un conato de bronca entre el club América y Toluca de la liga mexicana “En los cambios que se hicieron el reglamento de la Comisión Disciplinaria "ya se habla de las porras de que es responsable el club", pero luego cayó en que "lo que es difícil es en el momento en que se dan (los hechos), si fuera dentro del estadio y fueran identificables (los agresores) a lo mejor se puede hacer algo"
Hasta cuando seguiremos siendo testigos y no responsabilicemos a los directivos de los equipos premian a las barras y hinchadas con diferentes“incentivos” que pueden ser desde boletos gratis, transporte para ver los partidos fuera de casa y además los policías incitan a la violencias entre aficionados y contra ellos agrediendo a las personas física y verbalmente que van a ver el partido.
Todos los dueños del balón son tan culpables como quienes hemos echo caso omiso a los conatos de violencia o incluso participado en ellos, si queremos que el fútbol deje de ser un espectáculo familiar vemos por buen camino entregándoselo cada vez mas a las televisión que pronto sera desde nuestra sala o algún bar el único lugar donde ver a nuestro equipo jugar en un ambiente seguro.